25 de junio de 1998
Por primera vez desde que le conozco, me he acostado con Jaime. Ha venido a mi casa, que le he abierto como si fuera suya, y me hace el amor encima de la mesa de la cocina. No ha sido nada del otro mundo, parecía muy cansado y entiendo que a veces uno no está al cien por cien por muchas ganas que tenga. Debo admitir que estoy un poco decepcionada. Pensaba que iba a ser más romántico. Ha durado cinco minutos, y me he pasado cuatro convenciéndole de que utilice un preservativo.
—¿Tú crees que un señor de mi edad utiliza un condón? ¡Eso es una mierda!
Al final, ha aceptado. Pero sé que no le ha hecho mucha gracia.