Anticonceptivos naturales
Estos métodos son muy antiguos y conocidos. Suelen adoptarlos aquellos que no pueden o no desean recurrir a productos químicos, por diversos motivos que van desde la salud hasta determinadas ideas, o por pertenecer a credos religiosos que desaconsejan o prohíben otro tipo de contracepción.
Los más extendidos son:
El de ritmo. También llamado de calendario o de Ogino Knauss, utiliza como referencia el primer día de cada menstruación y va sumando los días posteriores hasta el anterior al inicio de la siguiente; y realiza un cálculo del momento en que la mujer ovula; se trata de restar dieciocho días al ciclo más corto y once, al más largo. Si los ciclos menstruales son de veinticinco y treinta días respectivamente, hay posibilidades de embarazo en caso de tener relaciones sexuales entre los días siete y diecinueve.
El de Billings o de secreción de mucosa cervical. En este caso, el período de ovulación se determina según sea el tipo de mucosa que segrega el cuello uterino, porque ésta se modifica en períodos fértiles, y eso se nota en la humedad de la vagina.
Ambos métodos funcionan sobre la misma premisa: la determinación del momento del ciclo menstrual en que la mujer tiene mayor o menor fertilidad o no puede concebir. Durante el período de ovulación, la temperatura corporal aumenta. La mujer debe ponerse el termómetro diariamente durante el ciclo menstrual y, cuando la temperatura sube, está en su máximo punto de fertilidad. Por el contrario, si su cuerpo registra una temperatura normal, desciende el riesgo de embarazo.
En todo caso, es importante tener en cuenta que los métodos anticonceptivos naturales no son demasiado seguros. Por ello, es frecuente que al utilizarlos se produzcan embarazos no deseados; otro de sus riesgos es que no evitan el contagio de las enfermedades de transmisión sexual.
¿Y la marcha atrás?
Hay quienes también consideran como anticoncepción natural lo que coloquialmente se llama “marcha atrás”; es decir, que cuando el hombre siente que está a punto de eyacular retira el pene de la vagina. Sin embargo, este sistema es muy poco fiable, ya que incluso las escasas gotas de líquido preseminal que humedecen la punta del glande durante la excitación contienen espermatozoides que pueden penetrar en el conducto vaginal, alcanzar algún óvulo y fertilizarlo.