Mucho más que un texto erótico
El Kama-sutra no es únicamente un libro de educación sexual, sino que también incluye los valores y la actitud ante el erotismo de su autor, Vatsiaiana, que se cree que vivió entre el 240 y el 550 d. J.C.
Este pensador transmitió a sus coetáneos la creencia hindú de que el sexo no debe asociarse con la culpa o la vergüenza, pues es un deber religioso que nos acerca a un nivel superior de conciencia. Debido a su profundidad, su pensamiento ha trascendido hasta hoy.
Curiosamente, el Kama-sutra es conocido popularmente como el mayor compendio de posturas sexuales; sin embargo, sólo una parte está específicamente dedicada a este tema (si quieres saber más sobre él, puedes pasar al capítulo 16). En realidad, es el más extenso compendio filosófico sobre el amor, el cortejo, la seducción y la conducta erótica de hombres y mujeres. Sus páginas registran enseñanzas acerca de cómo besar, acariciar, tocar, estimular y una larga lista de actitudes y acciones amorosas que los amantes deberían compartir para sentirse totalmente satisfechos en su práctica sensual.
El placer por el placer
Entre los principios más sugerentes y originales de la cultura sexual de Oriente, se halla la noción de ir en busca del placer por el placer mismo, sin hacer del sexo una maratón competitiva en la que se pretendan alcanzar o batir marcas. La clave es que te dejes llevar por la sensualidad hacia donde ésta te lleve, sin propósito previo alguno, para que sea ella misma el vehículo que te conduzca a la cima del goce.
Otra de las claves es que permitas a tu energía fluir libremente, lo que requiere que le des tiempo y vivas relajadamente todos los momentos del encuentro sexual. Esta actitud te permitirá disfrutar de cada caricia y estímulo que te provoquen sensaciones placenteras, tanto si las ofreces como si las recibes.
El único secreto consiste en que olvides las inhibiciones y no te plantees como meta exclusiva llegar al orgasmo (en el capítulo 10 encontrarás más información sobre tan importante tema). De este modo, tus intercambios sensuales se verán enriquecidos con infinidad de percepciones que multiplicarán tu deseo y la atracción que sientes por tu amante, lo que convertirá cada instante erótico en una aventura pasional.
La comunión de los amantes
Los milenarios textos hindúes consideran el sexo como de una de las fuentes de mayor gratificación natural que poseen los seres humanos, porque contribuye a armonizar y a elevar el flujo de la carga energética vital. Tener conciencia de ello te llevará a sentir interés por mejorar tu sexualidad, mediante nuevos estímulos para desplegar y disfrutar de un grado cada vez más alto de erotismo.
Los principios del Kama-sutra, adaptados a nuestra cultura y a nuestra época, nos enseñan el verdadero valor del goce sexual y son una riquísima fuente de inspiración para los amantes.
Las bases sobre las que se sustenta este clásico hinduista son las dos siguientes:
El autoconocimiento del cuerpo.
El autoconocimiento de la mente.
Ambas son los pilares que permiten mantener unas relaciones sexuales que carezcan de imposiciones u obligaciones, sin falsos pudores ni culpas, como tampoco ansiedad, y aprovechando al máximo el infinito caudal de carga sensual que habita en cada uno de nosotros.
Si bien el objetivo final es enriquecer la sexualidad a través del conocimiento, no es conveniente intentar seguir y aplicar complicadas reglas propias de otras culturas y que resultarían demasiado extrañas a la nuestra, sino de extraer de ellas lo más adecuado para que los hombres y mujeres del siglo XXI puedan recrearse en su práctica sensual sin inhibiciones ni tabúes y con la mayor creatividad.
La energía vital y sus polos
Los hindúes consideraban que la energía es fuente de vida, y que contiene dos polos opuestos: uno masculino y otro femenino.
La sexualidad y el erotismo humanos también se incluyen en esta concepción, de modo que una pareja expresa el principio femenino y masculino, que se compara con los elementos naturales. Por ejemplo, la Tierra es femenina y el Cielo es masculino; entre ambos hay una armonía que sostiene el Universo y lo mismo debe ocurrir entre el hombre y la mujer para que su sintonía sea tan equilibrada y armoniosa como lo es el fluir de todo lo que habita en la Naturaleza.
La carga energética mayoritaria en la mujer tiene características receptivas y pasivas como el flujo del agua, que es lento y constante. Su opuesta, la del hombre, es similar al impulso y la actividad; se la suele comparar con el fuego, que se desata súbitamente.
El sexo como eje de nuestras vidas
A la sexualidad hay que darle la importancia que tiene y satisfacerla libremente, porque es el núcleo de la existencia humana. Intentar ignorarla o no mimarla como se merece conduce a la frustración y al desequilibrio emocional.
El sexo es la energía trascendental que habita en ti y, además de ser fuente de vida, te ofrece el máximo grado de placer sensorial y espiritual al que puedas aspirar.
Las personas que disfrutan de una vida sexual plena se benefician de un importante grado de equilibrio y bienestar, que trasciende la esfera puramente física, es decir, que influye en su bienestar psicológico, afectivo y espiritual. La filosofía hindú lo ha comprendido así desde el nacimiento de este pueblo, del que se tiene noticia e historia escrita desde tiempos muy remotos, de ahí que hicieran del erotismo uno de los espacios privilegiados de la vida.
Hay que perseguir la armonía sexual
Los seres vivos forman parte de la naturaleza, de modo que todos los procesos que se desarrollan en el interior del cuerpo y la mente humanos son propios de ésta; ninguno de ellos es caprichoso o trivial: todos son importantes. Por esa razón, la respuesta a las demandas físicas o psicológicas debe ser armoniosa, por lo que se deberán satisfacer cuando se necesite.
De la misma manera que comes cuando sientes hambre, bebes al tener sed y duermes cuando te invade el cansancio, sin reprimir esos instintos vitales, sino respondiendo a ellos espontáneamente, es preciso que cuides los aspectos sexuales de tu vida, ya que se trata de algo completamente natural y, sobre todo, porque de ello depende el equilibrio de tu personalidad, así como tu salud física y mental.