Los códigos de la sensualidad
El universo sexual como abstracción no existe. Es un ámbito muy concreto, habitado por emociones profundas que en cada persona son diferentes. Por eso es imposible gozar siguiendo pautas prefijadas, experiencias ajenas o empleando recursos automáticos.
Los órganos genitales no son sinónimo de órganos sexuales (para saber más cosas de éstos, pasa al capítulo 8, y si quieres conocer los masculinos, entonces ve al 7). Tu erotismo está indisolublemente ligado a tu personalidad y tu carácter y, por encima de todo, a tu mente. En la medida en que comprendas e interiorices esta idea, podrás vivir la sexualidad con una mentalidad abierta, que te llevará a disfrutar con total plenitud.
El sexo es una de las esferas más importantes de la vida y sin un código claro de comunicación personal, que se comparte con la pareja, es imposible gozar. No obstante, interesa que recuerdes que ni las sensaciones ni los códigos se transmiten siempre de viva voz.
El concepto de disfrute es algo estrictamente individual y, dado que no hay dos personas o dos mujeres iguales, tampoco lo son sus maneras de pensar ni de sentir; y ése es el sencillo secreto que interesa conocer: no existe un único modelo erótico válido, sino que cada mujer tiene el suyo propio, porque la forma que adquiere su deseo depende de su naturaleza sexual, que no es comparable ni igual al de ninguna otra.
Los sentimientos, las percepciones y el universo sensual se expresan ante estímulos muy distintos; en ocasiones, ligados a tempranas nociones de goce o a experiencias gratas vividas con anterioridad.
Es inútil seguir determinadas claves o conductas precisas o fijas cada vez que se hace el amor, ya que, dependiendo de la mente, el estado de ánimo y la circunstancia, un juego que resultaba muy seductor en cierta ocasión puede no funcionar en otra, e incluso perturbar o generar rechazo.
Es importante tener muy en cuenta que tratar de que todo funcione mecánicamente está muy lejos de la idea de una sexualidad gratificante. Y una actitud tan equivocada como ésta acaba frustrando a los amantes y los lleva a desinteresarse por completo del sexo.
En el escenario erótico han de estar presentes:
Un ánimo bien dispuesto.
Sentimientos gratos.
El asombro compartido ante juegos diferentes.
Lanzarse a actuar con plena libertad y una creatividad sin límites.
Si es así, la sexualidad lo tendrá todo para ser una experiencia plena.
Aprender cómo es ella
Muchas veces, la mujer es un misterio para el amante que se siente inseguro al no saber con exactitud cuál es la forma más adecuada para estimular a su pareja.
En la actitud ante el sexo, la psicología desempeña un papel decisivo, de modo que por lo general la mujer necesita sentir que él está realmente pendiente de sus reacciones, dispuesto a conocerla hasta en lo más íntimo y que lo hará dedicándole todo el tiempo necesario para que su libido despierte y luego fluya activamente, hasta llevarla a la cumbre del disfrute.
Las mujeres valoran el sentido del humor, las fantasías compartidas, la imaginación, aprecian que el amante las sorprenda y rechazan los gestos repetidos, las caricias previsibles, la monotonía.
Una pista para que él tenga en cuenta es su participación en los juegos: cuanto mayor sea ésta —aporta inventiva y trata de sorprenderlo—, más involucrada estará ella.