A la “manera” femenina
El ritmo de crecimiento de la excitación de ellas suele ser acompasado, lento y paulatino. Los estímulos a los que responde no solamente son de tipo físico, sino que también espera que él erotice su mente y sus sentidos.
Aunque las mujeres usan sus propios recursos mentales y psicológicos cuando están haciendo el amor, tales como recuerdos, imágenes, fantasías e incluso sueños eróticos que han tenido, es fundamental que el amante, además de excitar aquellas zonas de su cuerpo que sabe que la encienden y entre ellos, por supuesto, ocupan un lugar preponderante los núcleos eróticos, también debe estimular sus emociones. Una buena manera de hacerlo es decirle al oído lo atractiva que es y lo mucho que la desea.
Mientras lo hace debe ser sensible a las reacciones que se van produciendo en el cuerpo femenino y a las diferentes señales de que el deseo de ella va creciendo, ya sea porque lo verbaliza con palabras, emitiendo los sonidos propios del placer o por los movimientos, cada vez más insinuantes, de su cuerpo. Eso le indica a él cuándo la amante está realmente preparada para recibirlo en su interior.