La inteligencia sexual
Muchas personas se preguntan qué es la inteligencia sexual —quizá tú también lo hagas—, o si saben sobre el tema la consideran un rasgo genético e inherente al carácter. Esto último es un error: no se nace con inteligencia sexual, sino que se va aprendiendo desde el comienzo y a lo largo de toda la vida.
¿Qué factores influyen en ella? A continuación te detallo algunos de los más importantes:
La educación que has recibido en la infancia.
Las experiencias que has acumulado a lo largo de tu vida.
El núcleo social en el que te has desenvuelto: desde tus relaciones amistosas o amorosas iniciales hasta las nociones culturales que adquieres a través del cine, la lectura y los medios de comunicación.
Ésta es la manera en que se va desarrollando tu inteligencia sexual.
La familia cuenta, y mucho
Un pilar importantísimo en el desarrollo de la inteligencia sexual es la percepción que tienen los niños de las relaciones de sus padres tanto entre sí como con ellos. Piensa que son estas primeras pautas de conducta las que les dejarán una huella que, en el futuro, cuando sean adultos, imprimirán a su propia sexualidad.
Así, si en la familia el contacto físico es habitual, se reciben y se dan besos, abrazos o se intercambian otros gestos de cariño, los niños sentirán que las caricias son una forma natural y agradable de la convivencia y las relaciones. Y eso es lo que más tarde volcarán en sus contactos amorosos, eróticos y familiares.
En cuanto al sexo, hoy la actitud es más abierta y los pequeños reciben información tanto en casa como en la escuela. De manera que saben que es algo propio del ser humano y tan válido como cualquier otro sentimiento o impulso. Este conocimiento ofrece una vía directa hacia la posibilidad de mantener, a edades mayores, relaciones sexuales gratas, o por lo menos, menos conflictivas.
Con el paso del tiempo y encarando las diversas vivencias sensuales con naturalidad, tu inteligencia sexual se acrecentará hasta que sientas que el sexo es algo mágico, en el que es posible hallar placer y, en ocasiones, también amor, del que es un factor importantísimo.