ay cierto tipo de problemas, con diverso grado de importancia, que están incluidos en el área de la salud y que afectan a la sexualidad, a los que en ocasiones los hombres deben enfrentarse.
Uno de ellos, aunque muy raro, es la rotura de pene; pese a que este órgano es móvil y de gran elasticidad puede lesionarse a veces durante el coito si los movimientos son muy bruscos. Lo que ocurre es que uno o varios de los cuerpos cavernosos que se alojan en el interior del falo y que le confieren su condición eréctil se rompen, generando un sonido especial y audible. Inmediatamente la erección desaparece, se siente dolor en el pene y este se pone de un color violáceo. Un episodio de este tipo requiere acudir inmedia tamente al médico para suturar los tejidos rasgados. A veces, la lesión también implica a la uretra.
En este caso, el urólogo indicará si es necesaria una cirugía, que es el tratamiento habitual, para reparar la fractura, aunque eventualmente puede resolverse con reposo, medicamentos antiinflamatorios y la aplicación de frío sobre el miembro, en forma de cubitos de hielo recubiertos con un paño para evitar quemaduras en la delicada piel que lo recubre.
OTROS TRASTORNOS
El desgarro del frenillo es bastante frecuente; sucede cuando es muy corto y limita la retracción del prepucio al entrar el pene en erección, provocando una incurvación peneana; este problema puede ser más o menos grave: desde plantearle a él una cuestión estética hasta dificultarle el coito.
El desgarro puede ser parcial o total, lo que provoca dolor y una significativa hemorragia. Se trata con cirugía para sutu rar e incluso alargar el frenillo, y la intervención solo requiere anestesia local.
Antes de que el desgarro se produzca, muchos hombres notan molestias si el frenillo no se retrae, sobre todo durante la erección o la penetración; en lugar de soportarlas, lo mejor es acudir al especialista para que este examine el pene y, en ocasiones, evitar lesiones y desgarros practicando una sencilla intervención que se conoce como circuncisión.
Habitualmente se practica en niños pequeños, por razones culturales o religiosas, entre judíos y musulmanes.
Otros motivos para circuncidarse son de tipo físico, cuando el prepucio es demasiado estrecho e impide que el glande se deslice durante la erección provocando dolor; en este caso el problema se conoce como fimosis. Se trata de una cirugía menor, que deja el glande al descubierto para facilitar la erección por más intensa que esta sea.
Hay quienes sostienen que la circuncisión minimiza la sensibilidad del pene empobreciendo el placer sexual; sin em bargo, esto no ha sido comprobado científicamente y, en cambio, los hombres que han sido sometidos a esta intervención tienen menos riesgo de contagiarse de enfermedades de transmisión sexual o de padecer infecciones urinarias.
EL PASO DEL TIEMPO
En la mediana edad la producción de algunas hormonas disminuye y se expresa en varios procesos biológicos, teniendo con el transcurso del tiempo también incidencia en la sexualidad.
Los hombres no se sienten mal ni sufren molestia alguna, pero algunos advierten a partir de los cincuenta años, y otros sobre los sesenta, que el tiempo que necesitan para excitarse y lograr una buena erección, no siempre muy firme, así como para eyacular, es más largo que a edades tempranas.
Pero esto no es en modo alguno una «despedida» de la vida erótica, ya que los hombres pueden mantenerse activos sexualmente hasta muy avanzada edad, porque el sexo no es solo fisiología y hormonas, sino, fundamentalmente, una cuestión de sensibilidad y emociones.
Es bastante frecuente que ellos tengan infecciones o inflamaciones en la próstata, conocidas como prostatitis; sus síntomas son incómodos, porque al orinar se siente dolor o se orina con mayor frecuencia y también puede que duela durante el coito.
Los prostatitis son de cuatro tipos: bacteriana aguda, también llamada infecciosa; bacteriana crónica; no bacteriana y prostatodinia. Es por eso que a partir de los cuarenta años hay que acudir a la consulta de un urólogo con el fin de controlar la salud de la glándula prostática.