o que popularmente se conoce como «gatillazo» es algo que les sucede a todos los hombres, prácticamente, alguna vez, ya sea en la juventud o en cualquier momento de su vida.
Concretamente se trata de que, aunque se haya conseguido una erección, por más intensa que sea, cuando está a punto de producirse la penetración o incluso durante el coito, aunque es menos frecuente, esta se pierde volviendo el pene a su estado de reposo y flacidez, como cuando no hay excitación.
Las causas de que esto ocurra son múltiples. Y, aunque en un principio conviene descartar que haya un trastorno fisiológico, consultando a un médico, con frecuencia el origen de la erección irregular es de índole psicológica.
Pueden generarla distintos motivos puntuales como el estrés, las preocupaciones cotidianas, el miedo a fallar o a no actuar como la pareja sexual espera, pero también a veces la causa es de otro tipo, como haber bebido en exceso o estar tomando ciertos fármacos que generan este efecto secundario en los hombres.
No solo es más común de lo que se suele reconocer, sino que, por lo general, se trata de un problema que tiene solución y no es demasiado complejo de resolver. Lo importante es saber que lo único realmente negativo del «gatillazo» es si él se obsesiona y, una vez que le ha sucedido, cree que siempre será así, cuando en la inmensa mayoría de los casos suele ser un hecho aislado.
CÓMO ENCARARLA
Lo mejor para evitar futuras disfunciones eréctiles, si se ha tenido alguna, es relajarse y buscar en el propio interior de la mente y los sentimientos las causas que puedan haber generado el problema.
En segundo lugar, se trata a veces de cambiar el patrón mental que se tiene del sexo: no es una competición ni hay que batir marcas, sino que lo mejor es ser natural y disfrutar serenamente del erotismo.
A veces es muy enriquecedor el diálogo con la pareja, que suele ser comprensiva y ayudar con sus estímulos a que no vuelva a suceder. Y si en algún momento hace falta, porque el problema persiste, quizás es oportuno acudir a la consulta de un psicólogo o un sexólogo experto.
La sexualidad es un terreno complejo y cuanto menos pendientes estén, tanto él como ella, de la erección, menos fallará. Una sexualidad plena es la que lleva a gozar a los dos, con o sin penetración.