uando una relación sexual funciona dando el máximo placer a los amantes no se les pasa por la mente que eso pueda cambiar.
Sin embargo, tanto ellos como ellas, con el paso del tiempo, pueden descubrir que ya no se sienten motivados, que el sexo ha dejado de ser importante y ha dado paso a la ausencia de deseo.
¿Qué es lo que provoca este estado que incide directamente en la calidad de la vida erótica? La respuesta es: fundamentalmente, la rutina; haber permitido que se instale la monotonía, bajo la forma de estímulos siempre iguales, hacer el amor permanentemente en la misma posición o practicar los mismos juegos que, al final, terminan por no crear sorpresa, in grediente decisivo para que la pasión se mantenga viva.
A veces la falta de deseo ocurre ya al inicio de la relación; esto suele deberse a algún trauma, como una violación, a fracasos previos o a una educación rígida, como también a baja autoestima, depresión o ansiedad.
Para enfrentarse a ello es preciso recrear el contacto sexual para que contenga o recupere la magia, echando a volar la imaginación.