a descarga de esperma o eyaculación se produce durante la fase de orgasmo y coincide con el punto máximo de satisfacción sexual masculina. Sin embargo, si se goza de varios coitos en un mismo encuentro la cantidad de semen que se eyacula disminuye y hasta puede haber sensación orgásmica sin eyacular, lo cual es completamente normal.
El clímax es percibido físicamente como varios movimientos espasmódicos que se generan en la musculatura genital interna y están íntimamente conectados con la expulsión del fluido espermático hacia el exterior a través de la uretra.
Algunos hombres son capaces de tener control sobre su eyaculación, lo que aprenden siguiendo diversas técnicas es pecialmente ideadas para ello, muchas de las cuales tienen un origen ancestral procedente de culturas orientales como la hindú o la china, conocidas como tántricas. Pero es preciso tener un alto nivel de concentración y que transcurra un tiempo que para unos será más y para otros menos prolongado hasta dominar este arte con maestría.
Mientras se produce esta descarga de la naturaleza, propia del funcionamiento biológico, la sensación orgásmica, el placer percibido y la imagen mental son profundamente gozosos, aunque, por supuesto, distintos en cada caso: no todos los hombres sienten lo mismo ni con igual intensidad.
Después de eyacular, hay un período de relajación física general que es más notable en los órganos genitales: el pene, que estuvo firme desde el momento de la excitación inicial hasta el clímax, a medida que la sangre fluye nuevamente desde sus cavidades cavernosas internas al resto del organismo vuelve a su habitual estado de reposo, por lo que pierde firmeza. Lo mis mo ocurre con los testículos, que descienden y recuperan su tamaño y posición naturales.
En tales momentos ellos se sienten amodorrados e incluso algunos necesitan dormir; para volver a tener respuesta sexual ante los estímulos eróticos necesitan que transcurra un período de tiempo que es variable de uno a otro hombre.