o es extraño que siendo heterosexual se sienta atracción física en cierto momento de la vida, o «enamoramiento» por alguien del mismo sexo, ya que la orientación sexual no necesariamente permanece inalterada durante toda la vida.
De hecho, quienes mantienen relaciones sexuales en ocasiones con otras personas de su mismo sexo o del opuesto son a la vez heterosexuales y bisexuales.
En materia de erotismo no hay pautas rígidas a seguir, sino instintos y emociones que guían naturalmente, y es a estos a los que hay que prestar atención para disfrutar con plenitud, sin reprimirse ni pensar en el «qué dirán» u otras restricciones.
Una definición concreta de lo que significa bisexualidad es: sentir interés eróti co y placer del contacto sensual con hombres o mujeres, indistintamente.
Todas las personas tienen una natural inclinación bisexual al nacer, aunque posteriormente opten por una u otra identidad erótica; de hecho, en la infancia, los primeros escarceos sexuales generalmente se dan entre criaturas del mismo sexo.
A través de la educación y los modelos dominantes la sociedad presiona induciendo a que las personas adopten una postura única e incuestionable: ser heterosexual u homosexual, respondiendo siempre a dicha identidad, y todo aquello que se salga de la norma establecida es censurado y genera sentimientos negativos.
La bisexualidad, sin embargo, en sociedades como la antigua Grecia, era considerada natural y muchos hombres tenían al mismo tiempo relaciones sexuales con su pareja femenina y con jóvenes a quienes trataban con afecto, brindándoles protección.