ay momentos especiales en la vida de una mujer que se expresan tanto anímica como físicamente y que, además, en ciertos casos afectan de manera singular a su sexualidad.
Uno de ellos es, sin duda, el período inmediato después de dar a luz. Durante el mismo, los órganos del aparato reproductor, incluso en el caso de haber tenido un embarazo y un parto normales, no están en su estado natural, sino que necesitan un tiempo para volver a ser como eran antes del embarazo.
A la vez, la vagina y la vulva están especialmente sensibilizadas por el reciente parto y los pechos hinchados, con los pezones extremadamente delicados, sobre todo si está dando de mamar al recién nacido.
Tampoco es conveniente olvidar que esta es una de las etapas de la vida femenina en que las hormonas están revolucionadas y en un proceso de cambio, hasta que vuelvan al funcionamiento fisiológico de siempre, como también que hay una amplia gama de sensaciones femeninas ante la maternidad, sobre todo si ella es primeriza, que convulsionan su estado anímico. Algunas mujeres están contentas y hasta eufóricas, y otras manifiestan sentimientos de tristeza que pueden llegar incluso a la depresión. En cualquier caso, todas deben afrontar una nueva situación personal y familiar que en ocasiones las deja exhaustas, lo que disminuye la intensidad de sus deseos eróticos.
SÍNTOMAS MUY CONCRETOS
Estudios recientes indican que un 80 por ciento de las mujeres tiene trastornos sexuales durante los tres primeros meses después del parto, especialmente si ha sido vaginal y no por cesárea. Sin embargo, solo un 15 por ciento de ellas acude a la consulta de su ginecólogo para tratar esta cuestión.
Entre los síntomas físicos más comunes están la sequedad vaginal o la debilidad y laxitud de sus paredes, que están muy distendidas y su tono muscular no es el que tenían anteriormente; algunas mujeres, además del sangrado corriente de la «cuarentena» hasta que se normaliza la menstruación, notan irritación después del coito, y otras suman a ello sensaciones molestas o dolorosas durante la penetración y el orgasmo.
En cuanto a la lactancia, la madre que da de mamar tiene los pechos hinchados porque están cargados de leche. Si esta fluye en abundancia y el bebé no la toma enteramente, cada tres o cuatro horas se derrama y ella nota una molesta humedad en momentos intempestivos que la hace sentirse incómoda y en muchos casos sus pezones se irritan, llegando a doler y sangrar.
Esto también afecta a la sexualidad de la pareja, ya que ella siente rechazo si su pareja intenta estimularla antes o durante el coito, jugando como antes a besar y lamer sus senos.
Afortunadamente, este tipo de síntomas desaparecen y todo se normaliza entre cuatro y seis meses después.