os masajes pueden ser muy diversos; dependiendo de la forma en que se den y de la parte del cuerpo, relajan después de un día agotador cargado de tensiones y preparan a los amantes para el placer.
Al igual que otros estímulos, el masaje es muy adecuado durante los juegos preliminares al coito, y variar las técnicas con que se realiza, combinando la suavidad y la energía, proporciona deliciosas y nuevas sensaciones.
Del mismo modo, los masajes leves y tiernos son ideales después del coito para prolongar el estado de relajación y convocar el sueño.
DÓNDE LOS PREFIERE ÉL
Le encanta que le masajeen suavemente el cuero cabelludo, le resulta muy placentero mantener los ojos cerrados, atento a las sensaciones que generan las puntas de los dedos femeninos.
Luego, echado boca abajo, masajear sus piernas, desde los pies y subiendo por las pantorrillas y los muslos; cuando las manos se aproximan a los glúteos su deseo aumenta al ritmo del tacto. Amasar las nalgas, abrirlas y pasar el dorso de la mano por la línea que las parte en dos son trucos infalibles para estimularlo sin acercarse todavía a los genitales. Continuar subiendo por su espalda, recorriendo la columna vertebral, y concentrarse en el cuello y la nuca. Cuando la excitación lo indique habrá llegado el momento de convertir el masaje en una caricia sensual de sus genitales.
DÓNDE LOS PREFIERE ELLA
Recorrer sus párpados con los dedos y masajear su frente, las sienes, los lóbu los y tras las orejas, hasta finalizar en los pómulos y el mentón es un comienzo prometedor.
Una vez relajada, si se recuesta boca abajo, los toques leves con los nudillos en la nuca le crearán sensaciones inéditas, y es el momento de masajear eróticamente su espalda con las palmas, detenerse en el sacro y luego dedicarse a las nalgas. Situada de rodillas y con el amante por detrás, la espalda de ella en contacto con el torso y los genitales masculinos, marca el punto de partida para masajear sus pechos, el vientre y el monte de Venus, además de las ingles y los muslos. Llegado este momento, ella estará ya preparada para entrar de lleno en el intercambio de caricias y estímulos.