1 beso es habitual en toda relación, desde el simple saludo hasta el que está cargado de sensualidad.
Tan presente está en la vida cotidiana y erótica que les ponemos nombre: beso «de película», «de lengua», «de tornillo», o frío y convencional.
Cuando los amantes unen sus bocas o se besan distintas partes del cuerpo, generan una calidez e intimidad inigualables.
Los besos han protagonizado tratados eróticos desde la Antigüedad; también motivaron obras eróticas y hoy siguen muy presentes en libros, fotografías o en el cine. Sin embargo, a veces se olvida el importante papel que juegan en el erotismo.
¿CÓMO LE GUSTA QUE LA BESEN?
Ser besadas tiernamente o con pasión es la antesala del disfrute. A ella le gustan los besos largos, ardientes, en los que se unen los labios y las lenguas se tocan voluptuosamente. Comenzar besando las comisuras, atrapar los labios con los suyos, rozándolos con la lengua, y demorar unos instantes el momento de introducirla en su boca. Al traspasar finalmente sus labios, se intensifica el beso recorriendo con suavidad el interior de su boca, primero con la punta de la lengua y después, sin prisas, enroscando su lengua en la de ella, pasándola por el paladar, los dientes, las encías... Lentamente, la intensidad de los besos se acrecienta y las caricias se vuelven cada vez más audaces.
¿CÓMO LE GUSTA QUE LO BESEN?
A él lo estimula que lo besen con ardor porque es, sin duda, la mejor promesa de un apasionado contacto sexual y no tarda en participar de la caricia. Un buen comienzo es empezar jugando a ver quién atrapa el labio del otro, rozarlos con la lengua para luego introducirla sensualmente entre ellos. Las lenguas juegan, se rozan... Sin dejar de besarlo, acaricia sus labios con un dedo que luego penetra en su boca para incitarlo.
El cambio de ritmo al besar, de tenue a profundo, en la cara, demorándose en los párpados y orejas, antes de besar todo su cuerpo, le resulta arrebatadoramente sensual.