ntre las fantasías más corrientes, tanto de hombres como de mujeres, está el mantener, por lo menos alguna vez en la vida, relaciones a tres. Ellos ansían ser erotizados por dos mujeres a la vez y ella quisiera ser excitada por dos hombres. Pero no solo eso: en ocasiones, la mujer desea compartir su disfrute con un hombre y una mujer, para tener esa vivencia erótica tan especial, o él piensa que disfrutaría viendo cómo otro hombre mantiene contacto sexual con su pareja.
Esto no significa que si ocurre entre personas que tienen una relación consolidada también afectivamente, esta se haya deteriorado. Cuando esta fantasía se lleva a la realidad a partir de la pareja y con la incorporación de una tercera persona, se busca enriquecer la sexualidad de la propia pareja o salir de la monotonía a través de nuevos estímulos.
Una vez que los amantes asumen su mutuo interés por incorporar a un tercero a sus relaciones sexuales, se abren múltiples posibilidades. Que dos tengan sexo mientras otro simplemente mira; que los tres mantengan una relación simultánea y encadenada con sexo oral, penetración vaginal o anal, masturbación o intercambio de besos y caricias.
En ocasiones, la pasión de ese encuentro a tres es el resultado de una conversación anterior, de la incitación de dos a un tercero o de las alusiones que caldean el ambiente hasta hacer inevitable un trío porque el deseo vence a la inhibición.