ara comprender cómo se produce el orgasmo femenino, hay que tener claro que, así como en ellos lo desencadena la fricción del pene, en ellas es el clítoris, cuyo tejido es similar por ser igualmente eréctil y reactivo.
Si bien durante la penetración ellas disfrutan al sentir el miembro en su vagina, si no se estimula el botón clitórico rara vez llegarán a la cima.
Aunque hay quienes opinan que hay dos tipos de clímax en las mujeres, uno vaginal y otro clitórico, en realidad es el mismo. Lo que ocurre es que si durante el coito ella o el amante excitan el clítoris con los dedos o un vibrador, o sencillamente se acoplan de manera que al mismo tiempo que el pene hace sus movi mientos de entrada y salida vaya rozando la zona del clítoris, ello provoca el orgasmo femenino.
Porque cuando el pene frota la zona interior de la raíz clitórica, situada en torno a la parte inferior de la vagina, el pubis y la vulva se friccionan continuamente; o, si al entrar y salir, estira los labios menores, la capucha protectora del delicado glande clitórico se desliza rozándolo y produciéndole a ella sensaciones de placer que desembocan en el orgasmo.
AL MISMO TIEMPO
La sensación de disfrute orgásmico es la misma en los hombres y las mujeres. Aunque es evidente que en ocasiones él lo registra con mayor potencia y en otras es ella la que más placer siente; depende del nivel de deseo, del grado de excitación alcanzado durante la fase de los estímulos y de muchos otros factores puntuales.
Algunos amantes consideran que necesariamente deben disfrutar del clímax al mismo tiempo. Una idealización producto del cine y otras falsas «leyendas» creadas sobre la sexualidad. Esto los lleva a pensar que fracasan si no lo consiguen. Sin embargo, en la realidad es algo muy difícil de lograr, que solo sucede muy rara vez.
Lo fundamental es que ambos se sientan satisfechos, ya que tener las máximas sensaciones de placer unos segundos antes que el otro no tiene importancia. Como en tantas otras cuestiones, a veces, dejar de obsesionarse hace que un buen día ocurra naturalmente, sin proponérselo ni hacer esfuerzos o acrobacias que agotan y generan el efecto contrario: desanimar y ahuyentar el goce.
Lo fundamental es que ambos se sientan satisfechos, ya que tener las máximas sensaciones de placer unos segundos antes que el otro no tiene importancia.
Es preferible que cada pareja aprenda a conocer sus reacciones y los tiempos propios de respuesta de cada uno para llegar a un buen entendimiento sexual. Él suele ser más rápido, por lo general, pero puede aprender a controlarse y esperar a que ella alcance el clímax para eyacular, lo que llevará naturalmente al tan deseado orgasmo simultáneo.