1 más común y el más antiguo de los métodos anticonceptivos es, sin duda, el condón o preservativo, que además tiene una característica que merece destacarse: es el más seguro no solo como protección ante posibles embarazos, sino como barrera para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual, entre ellas, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
Por supuesto que su eficacia disminuye si el material del condón está en malas condiciones, ha caducado, se pone incorrectamente o se desgarra. Esto último ocurre involuntariamente a veces, por ejemplo, si se ha colocado un piercing en los genitales, al acariciar el pene con el preservativo puesto o cuando al colocarlo se le clavan las uñas.
Hoy es posible adquirir una enorme variedad de modelos de condones, que además de proporcionar seguridad y comodidad de uso han cambiado mucho su imagen tradicional, incorporando detalles que suman juegos divertidos y eróticos a las relaciones sexuales.
Están fabricados con diversos materiales: algunos tan finos que casi no se diferencian de la piel, y otros que tienen estrías o puntos en relieve en la parte exterior, lo que durante la penetración y los movimientos del coito produce un efecto sumamente estimulante en las paredes vaginales y el clítoris según la postura que se adopte.
Por otra parte, ciertos modelos sirven para excitarse mutuamente, porque tienen texturas especiales por dentro y por fuera; además, en la parte interior llevan anillas que, con el movimiento, se contraen y se extienden para favorecer la estimulación del pene. Esto resulta especialmente eficaz a los hombres, que han disfrutado largamente del sexo sin utilizarlos y que, al hacerlo, sienten que se inhibe su erección.
Incluso algunos preservativos están elaborados con materias especiales para personas alérgicas al látex. Sus tamaños también varían: en cuanto a longitud, los más pequeños son de unos 17,5 centímetros de longitud por 5,1 de anchura, mientras que los mayores, que tienen la parte superior más amplia, miden entre 18,3 y 20 centímetros de longitud y entre 5,4 y 5,6 de anchura, aproximadamente.
Los hay incluso de formato anatómico; son los que se adaptan a la forma del pene, más anchos en la zona del glande, estrechándose por debajo de la corona del glande y volviendo a ampliarse en la parte que recubre el tronco.
Los condones más seguros son los tradicionales, pero se presentan otros de diferentes colores y sabores que es preferible reservar para el sexo oral precisamente por una cuestión de fiabilidad. Se elaboran incorporándoles esencias y, casi siempre, color y sabor están relacionados entre sí. Por ejemplo, el de color rosado sabe a fresa; el verde a manzana o el de tono do rado a vainilla. Estas variedades son más confiables si se usan apenas se compran, ya que pierden calidad al conservarlos durante largo tiempo.