a imposibilidad o dificultad de ciertas mujeres para tener orgasmos no es la misma ni ocurre igual en todos los casos. Hay que diferenciar entre aquellas que nunca los han experimentado, las que han llegado a tenerlos durante una época de su vida y luego no lo consiguen, o las que llegan al clímax pero únicamente cuando se masturban y no durante el coito. A esto debe sumarse que algunas mujeres no sienten ningún placer durante el encuentro sexual y hay otras que sienten deseo y se excitan, pero su goce no desemboca en el clímax.
Si nunca se ha conseguido llegar al orgasmo es preciso consultar a un ginecólogo para que realice las pruebas oportunas y averigüe si se trata de un trastorno físico, que puede ser de tipo hormonal o de otra índole, e incluso un efecto secundario de algún fármaco, y una vez descartadas estas causas hace falta indagar en el aspecto emocional, acudiendo en este caso a la consulta de un psicólogo.
Es este quien, con ayuda de la mujer o la pareja que consulta, puede saber si el problema tiene sus raíces, por ejemplo, en una educación rígida que condena el placer sexual y la ha marcado profundamente a ella, o si ciertos pudores le impiden comunicarle a su amante cómo desea ser estimulada para alcanzar el orgasmo.
En cuanto a las mujeres a las que les sucede puntualmente y han tenido orgasmos antes o los tienen cuando se autoerotizan, es evidente que se trata de un desencuentro con la pareja, que no sabe cómo estimularlas: este tipo de conflicto se supera comunicándose, guiándolo verbalmente o a través del lenguaje gestual, hasta que él aprenda a llevarla al placer supremo; es decir, con confianza, intimidad y tiempo.
Lo mismo, si ella pasa temporadas apáticas y el único motivo es el cansancio físi co, la tensión nerviosa por razones profesionales o que los amantes hayan caído en la rutina. Nuevamente esto requiere diálogo y buscar la forma de renovar la pasión para que vuelva la plenitud sexual que provoca el orgasmo imparable y liberador.