urante años las técnicas masturbatorias masculinas estaban agrupadas en función de las diferentes formas de colocar las manos sobre el pene: cómo estimularlo, dónde, con qué intensidad. Técnicas válidas tanto para las prácticas en solitario como en pareja.
Hoy cuentan además con los juguetes eróticos: una innovación que multiplica el disfrute y acerca mucho más las percepciones a lo que sería un coito real.
ALIADOS DEL AUTOEROTISMO
En el mercado pueden hallarse vaginas elaboradas en silicona, con los labios de la vulva delineados y el orificio vaginal comprimido pero flexible para poder pe netrarlo. Su interior está texturizado para que durante el movimiento reiterado de entrada y salida del pene la estimulación aumente con el roce.
De las mismas características y materiales hay simuladores de anos, de formas cilíndricas y algo más grandes que un pene, de manera que él puede sostenerlos en sus manos durante la penetración masturbatoria.
Los modelos más completos e imaginativos ofrecen vulvas con clítoris y ano, hechos de silicona, cuyo tacto y temperatura recuerdan la piel.
Con una textura y una forma que les da un aspecto real, hay torsos con pechos femeninos en relieve, tan cálidos y naturales en su textura que recuerdan a los de verdad. Suelen ser grandes para poder colocar el pene entre ellos y masturbarse con un movimiento de arriba hacia abajo por el canalillo.
Hay un juguete estrella en el universo erótico, preferido por muchos hombres para masturbarse: tiene forma de huevo y es de un material ultrasuave y gelatinoso de gran flexibilidad, para adaptarse a cualquier forma y tamaño de pene. Para multiplicar los estímulos en su interior combina texturas: protuberancias, acanalado y tela de araña.
ANILLOS VIBRADORES
Entre los juguetes eróticos más utilizados en pareja están los anillos de silicona o gelatina, de los que hay una amplia gama de modelos, que se colocan en torno a la base del pene: irregulares, con pinchos, serruchos o pequeñas bolas blandas, provocan diversas y estimulantes sensaciones que excitan el clítoris y el perineo femenino, extendiendo sus efectos hacia el tronco del pene. Tienen un dispositivo vibrátil que es posible encender o apagar fácilmente a voluntad; funcionan con una batería no recargable. Sus ondas suaves y continuas, con la combinación de los movimientos del coito, proporcionan un placer adicional sorprendente y aumentan la comunicación erótica.