e denomina homosexualidad a la atracción entre personas del mismo sexo. Aceptar la propia orientación sexual y sentirse cómodo con ella, sea cual sea, tanto a nivel afectivo como sexual, es imprescindible para estar bien con uno mismo y permitirse disfrutar no solo del erotismo sino también de los sentimientos amorosos.
Estudios recientes indican que el número de personas que mantienen relaciones homosexuales, o las han mantenido en algún momento de su vida, es muy alto, aunque esto no indica que esta sea su orientación sexual predominante. La homosexualidad, la heterosexualidad o la bisexualidad no son compartimentos cerrados e inamovibles.
GAYS
La palabra gay, que en inglés significa «alegre», es con la que prefieren ser llamados los hombres que aceptan plenamente su orientación homosexual.
No obstante, todavía hay homosexuales que lo ocultan por temor al rechazo social y familiar.
Las ideas erróneas en torno a los homosexuales son innumerables: desde atribuirle a uno u otro integrante de la pareja masculina un papel pasivo o activo fijo, hasta considerar insaciable su afán por mantener relaciones sexuales, e incluso se afirma que sus gestos, maneras y conducta son iguales en todos los casos.
Sin embargo, todo ello está muy lejos de ser verdad porque, salvo la imposibilidad del coito vaginal, entre dos hombres se dan tantas posibilidades eróticas como entre los heterosexuales.
Ahora bien, el haber tenido alguna vez contacto un hombre con otro no significa que se es gay; hay quienes deciden probar a tener una relación homosexual, aun que sea una vez en la vida, por curiosidad o por vivenciar un modo erótico distinto del habitual.
LESBIANAS
Es muy frecuente que las mujeres, en ciertos períodos de su vida como la adolescencia, jueguen sexualmente entre sí y se masturben juntas, una a la otra. Incluso en la adultez continúan fantaseando o teniendo sueños eróticos en los que mantienen relaciones sexuales con alguien del mismo sexo.
Eso no implica que sean lesbianas o bisexuales necesariamente. Puede que, por regla general, les gusten los hombres pero a veces sientan atracción por una mujer.
Lo importante es responder a los propios deseos cuando aparezcan, tal como se presentan, sin aplicar o aplicarse etiquetas.
En el intercambio erótico entre mujeres no hay coito con penetración, salvo que esta sea manual o con juguetes eróticos que reproducen el pene. En cuanto al sexo oral y otros estímulos, la relación es tan completa como en la heterosexual.
Las lesbianas han sufrido, y aún sufren en algunas sociedades, una doble discriminación: son mujeres y además homosexuales. Se las acusa de no responder a su rol biológico natural de ser madres y de negarse a asumir la tradicional sumisión a los hombres, incluyendo la dependencia fálica.