ste proceso es la unión de un espermatozoide con un óvulo, a partir de lo cual este, ya fecundado, se convierte en un embrión que implantado en el útero irá madurando durante nueve meses, después de los cuales nacerá un niño. Para ello, el hombre y la mujer deben ser fértiles; es decir, sus aparatos reproductivos y sus niveles hormonales no tienen que presentar anomalías.
La ovulación generalmente se produce a la mitad del ciclo menstrual: unos catorce o quince días antes de la próxima regla. Los óvulos viven entre 24 y 48 horas, y los espermatozoides en el útero, unas 72 horas; de modo que los días más fértiles son tres o cuatro, dependiendo del día en que el ovario ha emitido el óvulo.
INFERTILIDAD
Las parejas que desean tener hijos y no lo consiguen deben consultar a ginecólogos expertos en fertilidad, que harán pruebas para verificar si hay algún trastorno fisiológico en los órganos reproductivos y si la calidad de los óvulos y los espermatozoides permite un embarazo.
Si una pareja es fértil, pero tras varios intentos de coito sin anticonceptivos no se produce el embarazo, es importante no obsesionarse, ya que la ansiedad es un factor psicológico que influye negativamente para lograrlo.
Cuando se da la circunstancia opuesta: cualquiera de los trastornos que impiden la procreación, puede recurrirse a diversos métodos; el ginecólogo indicará el más apropiado dependiendo del problema que cause la infertilidad.
Los más corrientes son la inducción a la ovulación, que consiste en un tratamiento hormonal, y es el médico quien aconseja en qué momento conviene practicar el coito.
También la inseminación artificial, tanto con esperma de la pareja o de un donante, si la infertilidad de él es irreversible. Consiste en colocar espermatozoides en el útero después de que el semen pase por un proceso de laboratorio.
La fertilización in vitro es asimismo habitual; se extraen varios óvulos y esperma que se ponen juntos en un medio adecuado, inyectando un espermatozoide en cada óvulo. Cuando han transcurrido 48 horas y los óvulos están fecundados, los embriones se implantan en el útero para que se desarrollen.
Otros métodos menos habituales son la microinyección espermática, que se usa si los espermatozoides son débiles y se inyectan directamente en el óvulo; asimismo, es posible recurrir a la donación de óvulos, en el caso de que la madre biológica no consiga ovular.