¿Por qué a veces no puede tener mi esposa relaciones sexuales espontáneas conmigo?
Me encanta hacer el amor con mi esposa, pero me siento un poco resentido sobre las«pruebas * por las que he de pasar antes de poder hacerlo. En primer lugar, mi esposa se da un baño inacabable, se pone su loción corporal favorita y quéséyo quémás. Después ha de preparar el dormitorio poniendo velas aquíy allá, y en el estéreo ha de estar sonando la música apropiada. Finalmente, hemos de atravesar todas las fases de esos lentos y extensos preliminares antes de poder llegar al acto. No se trata de que estéen contra de lo romántico, pero la verdad es que sería todo un descanso simplemente hacerlo, para variar.¿Cómo puedo conseguir que mi esposa sea más espontánea ?
Te he oído alto y claro y, ciertamente, no eres elúnico que pide unas relaciones sexuales más espontáneas. Esta es una de las quejas más comunes de los hombres respecto de las mujeres, y un desalentador sexual de primer orden. Señoras,¿estáis escuchando? Permitidme explicar por quénuestra insistencia en que hacer el amor sea un ritual romántico vuelve locos a los hombres:
- Cuando las mujeres se preparan para el sexo como una tarea esencial, convierten el sexo en un proyecto y dejan la presión de la realización a los hombres. Y los hombres odian esa presión, de hecho se sienten presionados a actuar las veinticuatro horas del día. Cuando acabas saliendo del baño, o terminas de decorar la habitación,él se siente como si el centro de atención se hubiera desviado haciaél y deba estar a la altura de tus anticipaciones.
1. Los hombres se sienten controlados cuando el sexo siempre se ha de realizar según tus normas. Míralo desde su punto de vista. Tu pareja estáexcitada y quiere hacer el amor contigo. Túte muestras de acuerdo, y desapareces en el cuarto de baño durante veinte minutos, haciéndole esperar.¿Cómo se sienteél?¡Controlado!¿Ysabes qué?, pues que tiene razón. Es como si túdijeras:«Haréel amor contigo, pero sólo si se cumplen estas condiciones...».
2. Cuando una mujer no se permite tener relaciones sexuales espontáneas, su pareja llega a la conclusión de que no debe gustarle el sexo demasiado, desde el momento en que ella es capaz de ejercer semejante autocontrol.Él siente que ella debe sanear, idealizar y hacerlo romántico para poder disfrutar deél.
Ahora, y en nuestra defensa, nosotras usamos a menudo la puesta en escena romántica para ponernos en situación cuando nuestra pareja no ha hecho ese trabajo para nosotras. Asípues, muchachos, si habéis olvidado durante toda la semana las necesidades emocionales de vuestras esposas, quizás ella necesite el baño y las velas para ponerse a punto, puesto que vosotros no lo habéis hecho. Y en cuanto a esas mujeres educadas en la idea de que la relación sexual es en símisma un poco desagradable, la verdad es que pueden sentirse incómodas y descontroladas abandonándose a su lujuria y«haciéndolo». En efecto, a menudo interpretamos mal el que nuestras parejas simplemente quieran tener una relación sexual con nosotras, asumiendo equivocadamente que eso significa queél no siente lo mismo por nosotras que la otra noche, cuandoél síquiso hacerlo de un modo más romántico.
La verdad es que los hombres deberían ser mejores amantes cuando nos hacen el amor si les damos permiso para no tener que hacernos siempre el amor cada vez que practicamos el sexo. Hay una cierta clase de espontaneidad, sumisión y pasión que los hombres experimentan cuando se permiten disfrutar sólo del sexo con su pareja, y que a menudo se pierde en esas sesiones en que se hace el amor por sus pasos contados. Los hombres de hecho desean entregarse lujuriosamente a nosotras con tanta intensidad como nosotras, mujeres, deseamos la seguridad y la ternura de hacer el amor. (No estoy diciendo que, si tu pareja nunca quiere hacerte el amor y siempre busca el sexo rápido, túdebas aceptarlo. Por el contrario, esa es la clase de maltrato que túnunca debes tolerar.)
Para las mujeres, darnos permiso para practicar el sexo con nuestra pareja de tanto en tanto sin hacerlo perfectamente puede ser bastante liberador. De hecho, muchas de nosotras intentamos«sacar el sexo del sexo»para permitirnos practicarlo, y al final acabamos suprimiendo nuestra sensualidad natural. Puede sorprenderte descubrir que, por el mero hecho de someterte físicamente a tu deseo de unirte con tu pareja, puedes llegar a excitarte muchísimo sin los rituales habituales. Todos estos consejos se basan, por supuesto, en la premisa de que ambos disfrutáis de una relación satisfactoria y cariñosa, sin otros problemas que puedan estar provocando conflictos en vuestra vida sexual.
En cuanto a ti, que me hacías la pregunta, comparte esta información con tu esposa. Pregúntale si le gustaría hacer un experimento: túprometes ser quien se encargue, la próxima vez, de preparar la atmósfera romántica e iniciar los extensos preliminares, si ella desea, a su vez, abordarte espontáneamente y decirte:«Quiero que lo hagamos ahora mismo».¡A míme parece un trato estupendo!