¿Cómo puedo conseguir que mi marido me preste tanta atención como les presta a nuestros hijos?
Me considero afortunada por tener un marido que es mi mejor amigo y dos saludables bijas jóvenes.¡Por eso me siento más culpable al admitir que estoy celosa de mis hijas! La verdad es que mi marido les presta más atención y afecto que a mí. Yo siempre me jacto de lo buen padre que es. Pero yo necesito una mayor intimidad física y emocional conél. He intentado hablar de esto, peroél siempre acaba sintiéndose criticado y se aparta aún más de mí.¿Acaso espero demasiado?
¡Aque no lo adivinas? Millones de esposas y madres sienten la misma secreta envidia que túacerca del mucho amor que muestran los padres por los hijos, luego ten por seguro que túno eres«mala»,«egoísta»o un«bicho raro». Loúnico que sucede es que no consigues de tu marido lo que necesitas. (También oigo esa queja por parte de los hombres, por el modo como sus esposas demuestran más afecto a los niños.) El primer pasó, asípues, consiste en dejar de creer que te equivocas por desear ser la destinataria de la ternura y el cuidado que tu marido muestra a sus hijas. Por supuesto que estás celosa: la niña pequeña que llevas dentro estáhambrienta de la intimidad que, y túlo sabes bien, tu pareja es capaz de dar, según lo demuestra el que la comparta con sus hijas. Séque te parece desagradable ver a tus propias hijas, a quienes adoras, como rivales, pero eso es lo que estásucediendo.
Ello podría ayudarte a comprender el comportamiento de tu esposo. Date cuenta, es fácil paraél ser emocionalmente generoso con ellas, pues ellas no le regañan, ni critican lo que dice o lo que hace,¡ni ven sus defectos! En otras palabras, ellas aún le aman incondicionalmente. Ese sentimiento de ser absolutamente amado le permite sentirse lo suficientemente seguro como para abrir su corazón y compartir con ellas su lado más generoso. Contigo es ya otra historia. Túno lo tienes en un pedestal, como sílo tienen tus hijas; a ti no te parece que todo lo queél diga sea ingenioso; túle ves como realmente es. Desde ese punto de vista, a tu marido le es mucho más difícil sentirse seguro y amado como cuando estácon sus hijas. Esto es verdad para todos los padres—es un auténtico desafío ser tan amantes de nuestras parejas como lo somos de nuestros hijos, peroése es uno de los secretos del matrimonio—idealmente, aprender cómo amar a otra persona a pesar de sus imperfecciones.
Esa es la parte compasiva de la respuesta, pero la segunda es más práctica: tu relación con tu marido ha de colocarse en primer lugar, antes que vuestra relación como padres de las hijas. Yo creo firmemente que, en tanto que esposa, túnecesitas sentir que eres la persona más importante para tu marido, y no conformarte con las sobras, si es que queda alguna, después de que tus hijas sean queridas. Si tu matrimonio no es saludable, no importa lo mucho que tus niñas se sientan amadas... acabarás sintiendo un fuerte resentimiento hacia ellas, y no podrán crecer con un ejemplo positivo de cómo ha de ser tratada una mujer. Cuanto más fuerte sea tu relación con tu marido, mejores padres seréis ambos para los hijos. Hacerte feliz y que te sientas amada debería ser una de las primeras responsabilidades familiares de tu marido, porque asíse asegura una vida hogareña estable y duradera para vuestras niñas. Y cuanto más felices seáis vosotros dos juntos, más felices serán vuestras hijas.¡¡¡Dile que te lo he dicho yo!!!