¿Por qué los hombres odian hablar larde, por la noche, sobre asuntos emocionales?
Mi marido y yo llevamos casados diez años, y nos consideramos muy felices, pero siempre chocamos de frente sobre este asunto: cuando yo quiero hablar sobre nuestra relación o sobre un problema que tenemos y es ya tarde por la noche,él se cierra en banda y no quiere discutir sobre nada. No hago otra cosa que preocuparme por nuestro matrimonio, peroél me acusa de intentar destrozarle el sueño por esperar deliberadamente a que estemos acostados para sacar asuntos perturbadores. Yo me siento como siél se inventara excusas para no enfrentarse a mis quejas.¿Cuál es la solución?
¡Chica, son millones las mujeres que pueden hacer suya la cuestión que planteas, incluyéndome a mí! Solía experimentar la misma frustración que túdescribes: sacaba un tema en la cama yél o bien pretendía escucharme, y caía dormido durante la conversación, o se enfadaba conmigo por tratar de controlar, y hacía comentarios del tipo de«¿por quétenemos siempre que hablar acerca de lo que a ti te interesa?». Al final, mientras investigaba para mi libro Secretos de los hombres que toda mujer debería saber3me tomémi tiempo para examinar a conciencia esta dinámica, y descubrílo siguiente:
- Los hombres se sienten con menor dominio de la situación cuando ya es tarde, por la noche, y están cansados, y por eso se sienten menos seguros a la hora de tener una conversación importante. A menudo los hombres ven instintivamente una delicada conversación con sus esposas como una potencial lucha por el poder. Cuando la conversación tiene un contenido emocional, los hombres ya se sienten en desventaja, desde el momento en que la mayoría de las mujeres se siente más cómoda identificando sentimientos y hablando sobre ellos. Asípues, tu pareja puede posponer el tener una conversación cuando se siente fatigado, porque sabe que no va a ser capaz de tener el control de la situación que aél le gustaría. Y como los hombres necesitan concentrarse para articular sus emociones, tu marido sabe que no es el mejor momento paraél justo antes de acostarse. (Quizás a esto se deba el que a las mujeres les guste hablar a los hombres cuando están cansados,¡porque sabemos que su resistencia es menor y su mente no es tan perspicaz!)
- Los hombres temen que sigas y sigas y que ellos no consigan pegar ojo. Cuando es tarde por la noche y túquieres tener una conversación seria, tu hombre sabe que constituye una audiencia cautiva, y el miedo se apodera deél:«¡Ella comienza a hablar y no para! Pasaremos la noche en vela. Mañana estaréhecho polvo y no darépie con bola en el trabajo. Me echarán. Seréun fracaso. Bien, eso se acabó,¡de ningún modo dejo yo que me meta en una discusión esta noche!».
Ahora bien, señoras, admitamos la verdad:¡en parte tiene razón!¡Nosotras seguiremos y seguiremos, sin parar, si pensamos que aún no capta lo que le queremos dar a entender, aunque eso nos mantenga despiertos durante horas! Esto es en símismo un error, pues los hombres a menudo necesitan tiempo para ponderar lo que les hemos dicho antes de que puedan responder. He aprendido que un poco de paciencia permite adelantar un buen trecho del camino de ayudar a tu pareja a sentirte segura hablando sobre determinados asuntos sin preocuparse de que túseas implacable y le presiones exigiéndole una respuesta inmediatamente.
He aquílo que sugiero: comparte esta información con tu marido y mira siél se siente identificado con todo lo que he dicho. Entonces, llega a algunos acuerdos sobre las discusiones entradas la noche. Quizásél te sugiera que saques esos asuntos un poco más temprano y quizás túle respondas que a esas horasél suele estar muy ocupado leyendo el periódico o viendo la televisión; en cualquier caso, ambos deberéis comprometeros a buscar tiempo para comunicaros cuando las cuestiones os afectan a ambos. En cuanto a esa necesidad de charlar en la cama, esto es lo que yo hago: yo le digo a mi marido:«Cariño, necesito hablar contigo sobre algo que me ha molestado hoy, o algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza, y necesitaría unos quince minutos. Séque estás cansado, pero me sentiría mucho mejor si puedo contártelo antes de que nos durmamos.¿Quéte parece? Si prefieres que fijemos mañana un momento para hacerlo, dímelo».
En ese momento mi marido tiene dos opciones, y a los hombres les gustan las opciones: puede concederme esos quince minutos para que yo pueda al fin aliviar mis sentimientos yél pueda mostrarme que se preocupa por mí; o, si estárealmente exhausto y no demasiado receptivo, puede (¡cariñosamente!) decirme queél ciertamente quiere oír lo que tenga que decirle, pero que estáque se cae de sueño y que prefiere que busquemos un momento al día siguiente para tener la conversación. Obviamente, siél continúa posponiendo nuestra charla y nunca encuentra tiempo para tenerla, estamos hablando ya de un asunto muy distinto. Sin embargo, yo creo queél apreciarála información que he compartido contigo y eso te permitiráevitar esas desagradables disputas nocturnas.