¿Debes contar a tu pareja cosas malas de tu pasado aun cuando temas que eso puede dañar la relación?
Tengo un terrible y oscuro secreto que, en siete años, jamás be revelado a mi marido, pues me avergüenza demasiado hacerlo. Mi secreto es que mi padrastro abusóde míentre los seis y los catorce años. Yo conocía mi marido cuando tenía diecisiete y nos casamos justo al acabar el bachillerato. Tenemos un buen matrimonio, pero yo sospecho que un montón de mis problemas, particularmente en la cama, tienen su origen en aquel abuso. Me aterroriza que mi marido me odie por haberle mentido durante todos estos años, o peor, que piense que soy mala y una pervertida.¿Necesito contarle mi pasado? Y si no lo hago,¿dañaráeso nuestro matrimonio?
Hay un viejo dicho que dice:«Estamos tan enfermos como secretos guardamos». Túhas llevado este secreto dentro de tu corazón durante toda tu vida, y la vergüenza que sientes está, como sospecho, hiriendo tu capacidad de dar y recibir amor en tu matrimonio. Una relación de abuso sexual dilatada en el tiempo crea una herida emocional enorme en una persona, no sólo a causa de la violación sexual, sino por el miedo, la impotencia, la pérdida de control y la culpa que experimentas. Tu padrastro te puede haber dicho que eras una mala chica, o que los demás creerían que lo eras si les decías lo que habías hecho. Y esas palabras aún las llevas en la cabeza, previniéndote de acercarte a tu marido para conseguir el amor incondicional y la aceptación que necesitas desesperadamente. (Véase la pregunta 60.)
Túno eres mala, ni estás sucia. Eres la víctima de un hombre profundamente perturbado que te violósexual, emocional y espiritualmente.Él pensóque ganaría, pero de hecho perdió, porque túconseguiste casarte con una persona que te ama profundamente. Estoy orgullosa de ti:¡lograste ir más alláde tu vergüenza para sentir que merecías un marido maravilloso, y lo encontraste! Créeme, esa es bastante mayor felicidad de la que muchas víctimas de abusos sexuales se permiten tener. Ahora estás preparada para el siguiente paso: confiar lo suficiente en tu marido paras saber que te amaráa pesar de tu pasado.
Séque asusta mucho dejar entrar a tu marido en esa habitación oscura de tu corazón. Pero yo apostaría a queél sospecha que existe y que ha estado intentando entrar para ayudarte a liberarte de tu prisión emocional. En efecto, probablemente te sorprenderálo que le aliviaráel que cuando túle cuentes el origen de tu dolor ello no tenga nada que ver conél. Lo más probable es que se haya estado preocupando porque no le amases tanto comoél te ama, o que fueraél la causa de tu apagamiento. Una vez queél comprenda por lo que has pasado, podrá ofrecerte el apoyo y la fuerza que túnecesitas para vencer esos demonios. Y ahíestála llave para tu verdadera curación: confiar en un hombre que no te traicione y que no deje que te hundas te permitiráabrirte de nuevo. La verdad os harálibres.
▪ i Véase la pregunta 60
¿Debería comprender mi pareja cómo quiero que me ame sin necesidad de tener que explicárselo constantemente?
Novio y yo mantenemos este prolongado desacuerdo acerca de nuestra relación. Siento que siél realmente me ama, debería saber cómo hacerme feliz, y que yo no debería necesitar explicarle cada pequeña cosa que necesito.Él insiste en que no puede *leerme los pensamientos», y quiere que yo se lo explique con todo detalle. Esto a míme parece muy poco romántico. Tengo¡a impresión de queél estásiendo perezoso.¿Quéte parece a ti?
Yo no creo que tu novio estésiendo perezoso. Creo queél es sincero. En efecto, oigo esta misma queja, sobre todo por parte de los hombres, continuamente:«Mi mujer espera que sea un experto lector de pensamiento. Actúa como si existiesen esas misteriosas cosas que se supone que yo debo de saber acerca de lo que ella quiere y necesita, y luego se enfada conmigo porque soy incapaz de imaginarlas.¿Cómo se supone que debo yo saber lo que ella quiere?». Esa es una estupenda cuestión:¿cómo esperas que tu marido conozca tus másíntimos deseos? Después de todo,él no es una mujer, luego no te comprenderátan naturalmente como otra mujer lo haría. Y siél ha estado antes con otras mujeres, cada una ha sido diferente yúnica.¡Túeres la primera«tú»a la queél ha amado por primera vez!
Como muchas mujeres, has caído presa en lo que yo llamo uno de los«mitos amorosos»más comunes, falsas nociones acerca del amor que pueden, de hecho, dañar una relación. El mito amoroso al
que me estoy refiriendo es el siguiente:«Si mi pareja me ama,él sabráexactamente lo que yo necesito». Túno quieres tener que pedirle nunca nada; túno quieres tener que confesarle tus fantasías secretas. Siél es«el adecuado»,él sabráautomáticamente tus másíntimos pensamientos y sentimientos.¿No te suena esto como un cuento fantástico o una película romántica? Pues de ahíes de donde miles y miles de mujeres han sacado la idea de que tu verdadero amante no necesitaráque le instruyas acerca de ti;él te«conoce». Túte formas esta imagen de tu amante ideal cuando aún eres una jovencita, y cuando encuentras a tu encantador príncipe de carne y hueso,éste tiene ya un montón de expectativas inconscientes con las que ha de cumplir.
Aquíradica el problema: cuando túesperas que tu amante sepa automáticamente cómo complacerte, le estás preparando para el fracaso. Se sentirácomo si le estuvieras probando (¡lo que en efecto estás haciendo!), manipulando e intentando controlar a fuerza de querer que adivine quées lo que túquieres, en vez de salir y decírselo. Cuando un hombre siente esas expectativas silenciosas que caen sobreél, a menudo responde con indignación y rebelándose. Incluso aunque hubiera querido complacerte antes, ahora estádemasiado molesto como para preocuparse. Túcrees queél estásiendo perezoso, o poco cooperativo, o renuente, cuando te pide que le digas claramente quées lo que quieres, pero lo que estásiendo es práctico.
Lo que te sugiero es que intentes aleccionar a tu marido acerca de tus necesidades y preferencias, desde cómo te gusta ser tratada en tu cumpleaños hasta cómo te gusta que te toque en la cama. Quizás esto no encaja con la imagen romántica de tu fantasía, pero es bastante más realista, y acabarádeparándote mayor satisfacción. Créeme, hay un montón de mujeres infelices y poco amadas que temblarían de placer sólo con que sus maridos siquiera les preguntasen:«¿Cómo puedo hacerte feliz?». A ninguna se le ocurriría responderles diciendo:«Adivina...».¡Les darían una lista de tres páginas mecanografiadas!
De modo que en vez de creer en el mito de«si mi marido realmente me ama,él sabrácómo complacerme», adopta una creencia mucho más satisfactoria:«Si mi marido realmente me ama, me preguntarácómo puede complacerme». Tu marido ya lo ha hecho, luego considérate una esposa muy afortunada.