Apéndices
Nombres propios
Betty Dodson
Se la considera la gurú de la masturbación femenina. Si alguien ha visto genitales y orgasmos femeninos es esta terapeuta sexual. Miles de mujeres se han conocido íntimamente y han llegado al clímax ante ella, y gracias a sus enseñanzas. Durante treinta años, en sus talleres Bodysex (iniciados en Estados Unidos, pero que fueron exportados a otros países) se practicaron autoexploraciones y masturbaciones femeninas en grupo (también montó algunos seminarios solo para hombres). ¡Y nadie se cortaba! Ahora, a sus más de setenta años, ya no los organiza, pero sigue dando clases individuales y enseña a mujeres que desean continuar su labor, aunque se queja porque estas ya no quieren masturbarse junto con sus alumnas. Es autora de varios libros y vídeos sobre sexualidad y tiene una página web (dodsonandross.com/) que incluye, entre otras cosas, una sección dedicada a fotografías de genitales femeninos y masculinos que le envían sus fans, además de numerosos dibujos de vulvas. También puedes conocerla viendo el documental Masturbación femenina colgado en su web.
Shere Hite
Historiadora especializada en el estudio de la sexualidad. Es autora de numerosos libros, entre los que, sin duda, hay que destacar El Informe Hite sobre sexualidad femenina (1976) en el que osó cuestionar la creencia generalizada de que las mujeres debían lograr el clímax sin más estímulo que la penetración vaginal. En sus investigaciones, el 70% de las mujeres afirmó no alcanzarlo así y en cambio disfrutar cuando se masturbaban estimulándose el clítoris. Fue muy criticada por ciertos sectores sociales (dominados por varones) que no soportaban que las mujeres hablaran claramente de su insatisfacción sexual. Revistas del peso de Newsweek o Time sometieron a la autora a duros ataques que la mayoría de las veces poco tenían que ver con su trabajo, como cuando la intentaron descalificar por el hecho de que hubiera trabajado como modelo. Es cierto que su forma de muestreo no fue rigurosa (más de tres mil cuestionarios anónimos), pero ella nunca dijo que lo fuera: no pretendía hacer estadística, sino dar a conocer las opiniones de cuantas mujeres quisieran exponerlas. Además, en su favor, hay que decir que obtuvo el respaldo de millones de mujeres occidentales que vimos en ella la portavoz de nuestro malestar. Otros trabajos: El Informe Hite sobre sexualidad masculina; El Informe Hite sobre la familia… El acoso al que se vio sometida hizo que decidiera abandonar su país de origen, Estados Unidos, y se estableciera en Alemania.
Alfred Kinsey (1894-1956)
Este profesor mal vestido, aunque siempre con pajarita, y de pelo alocado (dicen que su cabello desafiaba a los peines) fue un revolucionario, porque hasta su llegada apenas se había estudiado la sexualidad humana y menos la femenina. Empezó a interesarse por el tema en 1938, cuando una asociación de mujeres estudiantes pidió a la Universidad de Indiana (Estados Unidos) un curso de preparación al matrimonio. Kinsey, además de coordinarlo, se ocupó de las lecciones de biología, léase sexo. Al darse cuenta de que apenas existían estudios sobre el tema, empezó a entrevistar a sus alumnas (muchas, porque sus cursos se hicieron muy populares) y a todo aquel que se prestase: se le calculan más de doce mil encuestados ¡y a conciencia! Incluso se cree que uno de ellos podría ser Marlon Brando, porque formaba parte de la producción en Broadway de Un tranvía llamado deseo, y entrevistaron a todo el reparto. Gracias a una beca, financiada por la Fundación Rockefeller, fundó el Institute for Sex Research. En 1948 publicó su primer trabajo, sobre el comportamiento sexual masculino (un bombazo), y cinco años después otro sobre el femenino. Entre sus conclusiones, algunas son muy polémicas. No hay que olvidar que en aquella época el sexo solo existía para procrear. O al menos de eso se iba. El caso es que se atrevió a afirmar que nosotras teníamos impulso sexual (¡qué valor!), ya que el 62% de las mujeres se masturbaban, frente al 90% de los hombres; que las personas podían cambiar de orientación sexual a lo largo de su vida y que por lo menos una tercera parte de los varones estadounidenses y un 13% de las mujeres había participado en una práctica homosexual antes de llegar a los cuarenta y cinco. Levantó ampollas, el sexo nunca se pudo volver a mirar de la misma manera, y un comité del Congreso estadounidense acabó acusando a su instituto de participar en una conspiración comunista, lo que provocó que se le retirara la beca. Le afectó hasta tal punto que se cree que fue la causa directa de su muerte.
William H. Masters (1915-2001) y Virginia E. Johnson
Ginecólogo él, psicóloga ella, utilizando primero a prostitutas —creían que nadie más querría participar— y luego a 694 voluntarios (276 matrimonios, 106 mujeres y 36 hombres solteros), realizaron la investigación más completa que se haya hecho jamás de la fisiología del coito y el orgasmo. Para ello estudiaron más de catorce mil cópulas y masturbaciones, empleando todo tipo de aparatos —incluidos falos artificiales con una cámara en su interior—. Una curiosidad: los estudiados necesitaban de tres a seis sesiones para acostumbrarse a la falta de privacidad y a las distracciones; y a ellas les costaba menos que a ellos. En 1966 publicaron Respuesta sexual humana, con un lenguaje de lo más enrevesado para evitar que se comercializara de una forma sensacionalista. Dio igual, se convirtió en un bestseller y, de la noche a la mañana, se hicieron famosos. Después de que él se divorciara, se casaron. Su siguiente trabajo se centró en las disfunciones (impotencia, eyaculación precoz, vaginismo…), de ahí nació la terapia sexual para solventar esta clase de problemas. Después estudiaron la homosexualidad, orientación sexual que apoyaban, aunque se ofrecían para solucionar el problema (sic). Su último libro, Heterosexualidad (1988), fue muy criticado por algunas de sus opiniones acerca de cómo se transmitía el VIH (dijeron que se podía contagiar a través del contacto con un retrete), y su afirmación de que el sida se convertiría en una epidemia entre la población heterosexual y que las autoridades estaban equivocándose al asegurar que el problema se circunscribía básicamente a los considerados grupos de alto riesgo, es decir, gays, bisexuales y adictos a las drogas. El entonces surgeon general estadounidense (algo así como el ministro de Sanidad) los tildó de irresponsables. Esto provocó que su instituto perdiera a muchos de sus pacientes. A principios de los noventa se separaron.
Helen O’Connell
Uróloga. Su interés por la anatomía genital femenina se debe a su trabajo de cirujana en el Royal Melbourne Hospital (Australia). Ella misma explica que se dio cuenta de que cuando se extirpaba la próstata cancerígena de un hombre se ponía mucho empeño en preservar su capacidad sexual, mientras que esta clase de preocupación no existía a la hora de intervenir en el cuerpo de una mujer, por ejemplo, en casos de histerectomía (extirpación del útero). Por ello, decidió investigar a fin de evitar que las intervenciones quirúrgicas que afectaran el área pélvica perjudicasen la sexualidad femenina. Se encontró con que en los libros había poca información sobre el clítoris y los genitales femeninos, lo que la llevo a diseccionar cadáveres en busca de respuestas. Y cuál fue su sorpresa cuando se dio cuenta de que nuestra joya preciosa no tenía nada que ver con lo que nos habían enseñado hasta la fecha. Si quieres verla y escuchar su historia, entra en www.vimeo.com y en «Search videos» teclea «el clítoris», accederás a un excelente documental sobre nuestro órgano sexual por excelencia en el que ella, además de asesorar, también participa.
Uno de esos días
Hay días del mes en que, si osara, Laura seduciría a su farmacéutico, un joven al que normalmente tilda de enclenque (digan lo que digan sobre nuestra falta de ganas, las mujeres también tenemos urgencias). Otros días, en cambio, ni su ídolo entre ídolos, el actor Robert Pattison, lograría hacerle caer rendida a sus pies. ¡Y es la misma mujer! Bueno… casi la misma, porque sus hormonas están haciendo de las suyas. Nos guste o no, nuestras hormonas escapan a nuestro control; es más, muchas veces nos controlan dada la enorme influencia que pueden tener tanto en nuestro cuerpo como en nuestro estado de ánimo. Por ello, entender tu ciclo menstrual y cómo te afecta puede resultarte muy útil y no solo para comprender tu cambiante libido.
¿Qué tienes que hacer? Si a partir del primer día de tu próxima regla empiezas a anotar todo aquello que sientes o te sucede tanto emocional como físicamente, llegará un momento (date un mínimo de seis meses) en que podrás saber con bastante seguridad cuándo vas a sentir ganas, muchas ganas («hoy acabo con él»), inapetencia total («¡mira que estás pesadito!»), tu momento fértil (ojo, no te fíes solo de este método para evitar un embarazo), un bajón emocional (incluida esa llorera sin motivo aparente, pero que lo tiene: estás debilucha), molestias en el pecho, calambres, antojos y ataques de picoteo (vacías la nevera, vas a por la despensa y aún quieres más), poca o mucha energía, insomnio, migrañas, problemas gastrointestinales, dificultad para concentrarte, irritabilidad y algún que otro descubrimiento más.
Este esfuerzo de autoconocimiento te resultará beneficioso para tu vida cotidiana. Por ejemplo, podrás programar una importante reunión de trabajo o convocar un desestabilizador encuentro familiar para un día en que tu moral y tu energía estén a tope. ¿Más? Sabrás que hoy te vas a tomar las cosas demasiado a pecho, porque ha llegado ese momento del mes en que tienes la sensibilidad a flor de piel, eso te ayudará a encarar la situación con perspectiva o quizá optar por quedarte en casa acurrucada en el sillón viendo una buena peli.
¿Empiezas a ver las aplicaciones prácticas? Lo mismo sirve para tu vida sexual: no se te ocurrirá planear una escapada romántica coincidiendo con las fechas en que tu libido no sabe, no contesta. Mejor, hacerlos coincidir con cuando estás lujuriosa. ¿Y cuándo sucede esto último? Pues depende. En general, los días más tórridos suelen coincidir con la ovulación, es decir, los días previos, posteriores y durante su transcurso (esta suele producirse catorce días antes de la menstruación)[94]. No se sabe a ciencia cierta por qué nos pasa, pero diferentes estudios apuntan a que entonces somos más propensas a tomar la iniciativa sexual, masturbarnos, disfrutar más, e incluso ser infieles, tal vez porque la naturaleza es muy sabia y, como quiere que la especie humana se perpetúe, nos revoluciona justo cuando somos fértiles. Otros momentos de máximo deseo femenino suelen producirse la semana después del período, cuando los estrógenos aumentan y nuestra imagen vuelve a gustarnos (ya no retenemos líquidos), y, en algunos casos, los días previos a la regla e incluso durante esta, aunque también es cierto que muchas mujeres rechazan frontalmente esta posibilidad (básicamente por la falsa creencia de que están sucias, ¡tonterías!). En definitiva, cada mujer tiene su ciclo de deseo, o sea que toca hacer los deberes.
Cómo evitar embarazos no deseados
Existen numerosos métodos anticonceptivos, la mayoría de ellos de uso femenino. A la hora de elegir el tuyo, hazlo pensando en dos cuestiones básicas: su eficacia y que te resulte fácil de usar. Por ejemplo, si eres muy despistada, la píldora no es tu mejor opción porque si te saltas alguna toma no será tan segura. Tampoco lo es si tienes relaciones esporádicas, porque, en esos casos, las tomes o no (al igual que si usas un anillo, espermicidas o un DIU…), tendrás que utilizar, además, el preservativo para evitar las infecciones de transmisión sexual (ITS).
Dos advertencias:
- Cuando una mujer mantiene relaciones ha de acudir al ginecólogo, es decir, aunque seas una adolescente, si te acuestas con chicos, toca visita. No te la saltes ni en sueños. ¿Queda claro? Ni en sueños.
- Nos vamos al otro extremo: supongamos que estás viviendo la perimenopausia, ten mucho cuidado, aunque creas correr pocos riesgos, te estás exponiendo porque tus ovulaciones no son predecibles, o sea que mejor sigue tomando anticonceptivos dos años después de la última menstruación. Además, que seas menopáusica no implica que no puedas contraer una infección de transmisión sexual, es decir, que si mantienes relaciones de riesgo (ver apéndice siguiente), toca protegerse.
Dicho esto, nadie mejor que tu ginecólogo para orientarte, pero eso no quita que te exponga muy sucintamente algunos pros y contras de los métodos más utilizados. Insisto: esto no sustituye la necesaria charla con tu especialista, que además será quien te ayude a encontrar el mejor para ti.
- Píldoras anticonceptivas orales (efectividad: 96-99%, cuando se usan correctamente). Previenen la ovulación y regulan los ciclos. Hay una gran variedad de fórmulas, por lo que es importante acertar con la que te va. Eso lo tendrás que dilucidar con tu gine, de hecho, necesitan prescripción médica. Se toman durante veintiún días seguidos y se descansa los siete siguientes, y vuelta a empezar. Es un método muy seguro siempre y cuando no olvides tomarte tu dosis diaria. En caso de saltarte una toma, tendrás que tomar medidas adicionales hasta el inicio de la próxima caja. También si estás medicándote con antibióticos.
- Preservativo masculino (98%). Lo más importante: también protegen contra las infecciones de transmisión sexual, por lo que considéralos tus mejores amigos. La mayoría son de látex, pero también los hay de poliuretano o polisopreno para los alérgicos (eso sí, bastante más caros). Son indispensables cuando mantienes relaciones esporádicas. ¡Indispensables! Inconvenientes: riesgos de rotura si no los usas bien (mira instrucciones en el apartado dedicado a las ITS) y una supuesta menor sensibilidad para ellos (ni te inmutes ante sus quejas: tú eres más importante que sus caprichos y además exageran).
- Preservativo femenino (95%). Son de poliuretano y se parecen a un condón, aunque con dos aros, uno en cada extremo. Googlea la imagen y verás cómo son y cómo se colocan. Su mayor inconveniente: lo aparatoso y poco atractivo de su aspecto.
- Diafragma (92-96%). De látex, tienen forma de cúpula y se colocan en la vagina para cubrir el cuello del útero o cérvix (ya sabes, googlea imágenes). El ginecólogo te informará sobre el modelo que te corresponde y te enseñará a colocártelo. Tendrás que hacerlo usando espermicidas y, como mucho, dos horas antes de tener relaciones. Si tardas más, deberás volver a usar espermicida. No te lo puedes quitar hasta pasadas, como mínimo, seis horas del encuentro. Una vez quitado, se lava y se guarda para la siguiente ocasión. Duran entre uno y dos años y no puedes usarlos con la menstruación. Ellos no suelen notarlo.
- Espermicidas (74%). Son sustancias químicas en forma de supositorios, geles, cremas… que se introducen en la vagina para que maten a los espermatozoides. Pueden irritar la vagina y la verdad es que no son la mejor opción. Es mejor combinarlos con un diafragma o con los preservativos, tanto masculinos como femeninos, los únicos que te protegen de las ITS.
- Dispositivo intrauterino (DIU). (98-99%). Tienen forma de T, pueden estar recubiertos de cobre o llevar progesterona y los coloca el ginecólogo en el interior del útero, de ahí su nombre. Suelen durar cinco años y los suelen usar mujeres que ya han tenido hijos. Puede aumentar el sangrado, los dolores menstruales y provocar manchas los primeros meses.
- Parches (99%). Liberan hormonas en el torrente sanguíneo. Has de colocarte uno nuevo cada semana, durante tres seguidas, descansar una, y vuelta a empezar. Posibles inconvenientes: dolor de cabeza, náuseas, molestias en el pecho…
- Inyecciones (99%). Contienen hormonas que evitan la ovulación. Si eres despistada, es un buen sustituto para la píldora. Los períodos pueden volverse irregulares.
- Implantes hormonales (99%). Se colocan bajo la piel del brazo para que vayan liberando progestágeno. Pueden provocar menstruaciones irregulares, acné, aumento de peso…
- Anillo (99%). Se coloca mensualmente y libera pequeñas dosis de hormonas durante tres semanas. Posibles efectos secundarios: náuseas, dolores de cabeza, irritación vaginal…
Por último, una pequeña explicación sobre la píldora del día después o poscoital. Es un anticonceptivo de emergencia al que se recurre cuando falla o no se ha usado un método anticonceptivo durante una relación coital. Se trata de una pastilla de levonorgestrel, una forma de progesterona, que se tiene que tomar en un plazo máximo de 72 horas, es más eficaz cuanto antes se toma. Si se ingiere durante las primeras 24 horas tiene un 95% de efectividad; de 24 a 48 horas, 85%; más de 48 horas, 58%. Lo que hace es bloquear o retrasar la ovulación y, si ya has ovulado y ha quedado fecundado, impide que anide, es decir, que se implante en el útero.
Medidas preventivas contra el sida y otras infecciones de transmisión sexual
No es cuestión de renunciar al sexo, sino de tomar precauciones. La sangre, el semen y las secreciones vaginales son los principales vehículos de transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). El VIH también se encuentra en el sudor, la orina, las lágrimas o la saliva, por ejemplo, pero no en la cantidad mínima necesaria para producir la infección.
El sexo anal es la práctica de mayor riesgo debido a la fragilidad de la mucosa rectal. La penetración puede causar pequeñas heridas y hemorragias que posibilitan que el semen infectado entre en contacto con la sangre. El coito vaginal no está exento de peligro, siendo más fácil que un hombre infecte a una mujer que viceversa. En cuanto a los contagios por sexo oral (deben existir lesiones en la boca y en los genitales que posibiliten la transmisión) se dan en raras ocasiones y se producen menos aún por besos en la boca (ambos deberían tener lesiones en la mucosa bucal). Los mejores consejos:
- Hay que utilizar siempre preservativo. Debe ser de una marca fiable, no estar caducado, y si está pegajoso o gomoso —por descontado, roto—, descártalo. Ojo con los que venden en máquinas expendedoras y si te acuestas con un desconocido, no estaría de más que el condón lo suministrases tú (así tienes garantía de calidad) o te cerciores de que cumple las condiciones mínimas. Es fundamental colocarlo correctamente. Por lo tanto, nada de ponerlo de prisa y corriendo: ha de ajustarse bien y cubrir todo el pene. Si llevas anillos o cosas punzantes, extrema el cuidado, no vaya a ser que lo rasgues sin darte cuenta. Si el preservativo no tiene un receptáculo para el semen en la punta, dejad un centímetro para acogerlo cuando él eyacule, y si él no está circuncidado, antes de colocarlo tirad de su prepucio hacia atrás. Si usáis lubricantes, que sean hidrosolubles; te remito a lo dicho en el apartado dedicado a este tema. Después de la eyaculación, tu pareja o tú debéis sujetar bien el preservativo —por la base— y él deberá retirarse antes de que su pene se ablande para evitar accidentes. Una vez fuera, ya podrá quitárselo, hacerle un nudo para que el semen no se desborde y tirarlo a la papelera (no al retrete). Más cosas: nada de pasar del ano a la vagina y variaciones por el estilo, y ¿hace falta decir que los condones son de un solo uso?
- Conductas de alto riesgo versus pareja estable. Al igual que el apartado anterior es de obligado cumplimiento, lo que vas a leer a continuación queda a tu libre albedrío. Los expertos suelen advertir que reducir el número de parejas o la monogamia disminuye la probabilidad de contraer una ITS. Asimismo, suelen recomendar no mantener relaciones sexuales con desconocidos y evitar las prácticas de riesgo (léase sexo anal) cuando no se tienen mínimas garantías. Por contra, tener pareja estable siendo monógamos (se supone que ambos sabéis que estáis sanos), permite que hagáis lo que os venga en gana sin miedo a contagios de ningún tipo[95].
Estas medidas también son las más efectivas para combatir la mayoría de las ITS: gonorrea, sífilis, herpes, tricomoniasis, candidiasis, clamidia, hepatitis B, virus del papiloma humano (VPH)… Fíjate que he dicho «las más efectivas» y «la mayoría», es decir, en algunos casos ni siquiera el uso del condón te protege de algunas de ellas (léase hepatitis B, herpes genital o VPH), porque pueden encontrarse en zonas que el preservativo no cubre.
Casi todas (no todas) tienen curación o son controlables si se diagnostican a tiempo. Por eso, siempre que tengas dudas, acude sin mayor dilación a tu ginecólogo (andrólogo o urólogo, los hombres). Sobre todo si:
- Sientes picor, escozor o encuentras cualquier rojez, verruga, bulto o herida en tus genitales.
- Tienes más flujo de lo habitual, sobre todo si huele mal o su color es diferente. Los hombres deben vigilar las secreciones e hinchazones del pene.
- Necesitas orinar continuamente y te duele al hacerlo.
- Sangras al miccionar.
- Te duele practicar el coito.
Importante: aunque algunos de estos síntomas remitan o desaparezcan a los pocos días, no les restes importancia. Muchas veces las enfermedades solo quedan adormecidas y luego rebrotan con más fuerza[96].
Edad, capacidad sexual y placer
Es fundamental entender cómo evoluciona la capacidad sexual de hombres y mujeres a lo largo de la vida, porque desconocer este aspecto clave puede causarnos algunos complejos y no pocos problemas en la relación. De todos modos, ten en cuenta que la descripción que sigue es orientativa y que cada persona es diferente y, por lo tanto, puede tener sus particularidades.
Los hombres alcanzan la cima de su sexualidad en la adolescencia, sobre los diecisiete o dieciocho años. Entonces el sexo ocupa su mente casi continuamente (tal vez debería decir compulsivamente) y, según Kinsey, no es raro que un joven alcance entre cuatro y ocho orgasmos diarios. Estos se viven con gran intensidad, y el período refractario, es decir, el tiempo durante el cual no puede volver a tener otro orgasmo y/o eyacular es muy corto, de varios segundos a un minuto. A partir de ese momento cumbre, su capacidad sexual va disminuyendo, eso sí, muy, muy lentamente, y no tiene por qué desaparecer.
A finales de los veinte y pasados los treinta años sus dotes siguen siendo importantes, aunque su deseo es menos acuciante: los pensamientos sexuales no son tan arrebatadores (también pueden pensar en otras cosas), aunque, eso sí, responden fácilmente a los estímulos sexuales. Más características: necesitan menos orgasmos, se masturban menos, e incluso algunos varones explican que sus erecciones no son tan duras (recuerda, la rigidez decrece con la edad). El período refractario comienza a alargarse y a medida que se acercan a los cuarenta no necesitan eyacular con tanta rapidez, salvo en ocasiones muy estimulantes.
A partir de los cuarenta es cuando realmente empiezan a advertirse cambios importantes y progresivos en la sexualidad masculina: los pensamientos y las fantasías eróticas siguen decreciendo; cada vez necesitan de una mayor estimulación para lograr una erección; la necesidad eyaculatoria y la cantidad y fuerza del chorro eyaculatorio va disminuyendo, y el período refractario se va alargando. Es muy normal que, aunque estén excitados (incluso muy calientes), esta excitación no se plasme tan rápidamente a nivel físico. Hablando claro: su erección es más lenta, y, lo dicho, pueden necesitar de mucha estimulación y tardan (a veces minutos) en tener el pene a punto. Esto es importante: debes saberlo y deben saberlo ellos para que, cuando suceda, no caigáis en la típica actitud de «Ya no le gusto» (esa eres tú) o «Ya no funciono» (quién va a ser).
A partir de los cincuenta la necesidad orgásmica del varón es mucho menor. De hecho, como explica la terapeuta Helen Kaplan: «Aunque se dan diferencias individuales marcadas en este aspecto, después de los cincuenta un hombre puede sumergirse en su trabajo durante semanas sin pensar en sexo y sin tener una erección». Superados los sesenta, con un par de clímax a la semana suelen tener más que suficiente, los orgasmos son menos intensos y a veces apenas se produce eyaculación. Muchos hombres tardan entre 12-24 horas en poder tener otra erección y, según Masters y Johnson, cuando «logran un retorno relativamente rápido a la erección sienten perfectamente satisfechas sus necesidades con servir a su compañera sin tener interés por eyacular nuevamente».
Existen varios factores que pueden influir en la involución sexual masculina a medida que se cumplen años: la monotonía en la relación, las preocupaciones, generalmente laborales y/o económicas, el cansancio físico y mental, los excesos alimentarios, la elevada ingesta de alcohol u otras sustancias, las enfermedades, tanto del hombre como de su pareja, y los efectos de los medicamentos que toman, y el temor a realizar un mal papel. Hay muchos varones que a partir de los sesenta, a veces antes, optan por la abstinencia debido a su dificultad en aceptar que su vida sexual está cambiando. La inseguridad y los sentimientos de frustración y ansiedad que les genera su menor rendimiento sexual hacen que dimitan. Es un error. Muchos hombres aseguran que es la mejor época de su vida porque se acabó la urgencia, esa necesidad imperiosa de eyacular, y ahora tienen más tiempo para la imaginación y la ternura. Los terapeutas sexuales saben que, estando físicamente sanas, muchas personas de más de noventa años son capaces de seguir gozando y, de hecho, lo hacen.
¿Y qué pasa con nosotras? Las mujeres, por nuestra parte, solemos mostrar menos interés por la sexualidad durante nuestra adolescencia, lo que no impide que mantengamos relaciones, primero en forma de besos, toqueteos y/o sexo oral, luego coitales (la virginidad se suele perder entre los 17 y los 18 años). Eso sí, más motivadas por el interés de estar con un chico (¡que se excita a menudo y con una rapidez que nos abruma!), incluso por el miedo a perderlo, que por el verdadero deseo sexual.
La década que va de los 20 a los 30 años es una etapa de experimentación donde, por desgracia, la mayoría sabemos poco acerca de cómo es nuestro cuerpo o lo que necesitamos para gozar, somos muy inseguras en el terreno sexual (¡queremos ser grandes amantes sin tener claro siquiera lo que nos va!) y sufrimos problemas de autoestima e imagen. Y las pocas que lo llevamos mejor y sí sabemos lo que necesitamos sexualmente no solemos atrevernos a hacer ni a pedir, y mucho menos osamos exigir nuestro derecho a disfrutar. ¿Resultado? Menos placer del que nos merecemos y mucho fingimiento[97].
Sin embargo, a medida que nos acercamos a los treinta (hay quien tarda un poco más), la madurez va imponiéndose y, con ella, vamos perdiendo los miedos y adquiriendo mayor sensibilidad y sabiduría sexual, lo que nos permite empezar a expresar e ir a por nuestros deseos y necesidades. Esta etapa coincide con un momento en que los hombres empiezan a no ir con la directa puesta —por razones biológicas y porque saben más—, lo que permite que quienes viven en pareja y tienen edades similares acompasen mejor ritmos y necesidades. ¿Escollos? El bache que suele suponer la llegada de los hijos y el estrés laboral, dos cuestiones clave que suelen ocasionar un descenso de la libido por puro agotamiento. Nada que no pueda superarse con el tiempo.
Como ves, nuestro aprendizaje es más bien lento, pero ¿no dicen que la esperanza es lo último que se pierde? Que así sea, porque pasados los treinta solemos empezar a disfrutar con mayúsculas. De hecho, se calcula que alcanzamos nuestra plenitud sexual en torno a los treinta y cinco y los cuarenta años, incluso un poco más tarde. Masters y Johnson explican que las mujeres se excitan más rápida e intensamente en este período, sobre todo si ya han tenido varios hijos (se cree que, tras un parto, aumenta el riego sanguíneo en la zona pélvica).
A partir de ese momento nuestra capacidad sexual empieza a disminuir gradualmente, a un ritmo aún más lento que el de los hombres, y tampoco desaparece. Atención: a diferencia de lo que les sucede a ellos, la edad no tiene por qué afectar nuestra capacidad orgásmica (aunque a partir de los sesenta nuestros clímax irán decreciendo en intensidad) y tampoco necesitaremos de un período refractario cada vez más largo (no lo necesitamos y punto). Esto es algo que hay que tener muy en cuenta, porque la sintonización de una pareja puede verse seriamente perjudicada por ello si ambos no tienen en consideración sus diferentes necesidades y se acoplan el uno al otro.
Hay que acabar de una vez por todas con la falsa creencia de que, con la llegada de la menopausia, hemos de decirle adiós al sexo. No es cierto. Hemos de despedirnos de la reproducción, pero del placer ¡jamás! Numerosos estudios demuestran que las mujeres que han sido activas, pueden seguir siéndolo (como dicen los anglosajones: «use it or lose it», es decir, «úsalo o piérdelo»), incluso pueden ver aumentado su deseo a causa de los cambios hormonales, la mayor seguridad en sí mismas, la pérdida de inhibiciones, la imposibilidad de un embarazo no deseado, la libertad que da tener a los hijos ya colocados (se supone que son mayorcitos y ya has cumplido), etcétera. Lo que no se puede pretender es que si nunca te ha interesado, ahora te prive el sexo (aunque siempre existirá la excepción que confirme la regla)[98].
Kaplan explica que después de los sesenta y cinco años solemos preocuparnos menos del sexo que cuando tenemos cuarenta, pero que «no son insólitas» las relaciones eróticas ni los actos de masturbación (el 25% de las septagenarias siguen autosatisfaciéndose) y que hay quien tiene sueños sexuales. El problema es que son pocas las viudas, separadas o solteras maduras que busquen activamente nuevos compañeros sexuales y, desgraciadamente, las que están dispuestas a hacerlo tienen dificultades en encontrar a alguien, ya que la sociedad rinde culto a la juventud y al atractivo físico, lo que las deja en inferioridad de condiciones. Entre las que sí tienen pareja, su actividad sexual dependerá en gran medida de las ganas y la capacidad de su compañero. Y, como reflejan diversos estudios, sus maridos no están tan dispuestos como ellas a mantener relaciones. En ambos casos, es tremendamente injusto.
Como habrás comprobado, la capacidad sexual de hombres y mujeres a lo largo de la vida no es precisamente coincidente, y eso, a menudo, suele perjudicarnos a nosotras. Al respecto, quisiera plantear dos cuestiones:
- ¿Hasta qué punto esta falta de coincidencia no es el resultado de una cultura sexista? Dicho de otro modo, ¿qué ocurriría si, desde pequeños, niños y niñas fueran informados y formados sexualmente, y la masturbación femenina fuese tan habitual como la masculina y la estimulación clitoriana algo normalizado en las prácticas sexuales?
- ¿Por qué cuando ellos no pueden (o creen que no pueden) tenemos que renunciar nosotras al placer? Los buenos amantes saben que existen otras posibilidades al margen del coito y dudo que una mujer se queje porque le den placer de otras maneras.
Da que pensar, ¿verdad?
Terapia sexual: algunas direcciones útiles[99]
A CORUÑA
Artem Amandi
(María Concepción Landeira). Rua Xesteira, 4, 2.° F
Bertamiráns 881 975 466 y 669 246 129
ALGECIRAS
Centro de Psicología Altea
(Jorge Luis Gómez Valecillo)
N-340. Edif. El Carmen, P-2, 1.º J
956 633 397
ALICANTE
Pascual Hilario Meca
Avenida General Marva, 35, entlo. A
965 136 070 y 659 000 570
ALMERÍA
Rosa Alcaraz Pardo
Hermanos Machado, 18
950 621 333 y 670 400 517
AVILÉS
Iván Rotella Cuba 3, 2.º C
985 938 008
BARCELONA
Institut Català de Sexologia i Psicoteràpia (ICSP)
(Marta Arasanz Roche y Rocío Rico)
Príncipe de Asturias, 63-65
932 379 450
BILBAO
Biko Arloak
Erdikoetxe, 1C
944 763 512
CÁCERES
Miguel Ángel Cordero de Toledo
Ordesa 12, 2.º B
927 212 377 y 646 948 091
CASTELLÓN
Instituto Espill de Sexología, Psicología y Medicina
(Lidón Gozalbo y Sara Rivero)
Madre Vedruna, 4, 2.º 4.ª
964 240 673
CÓRDOBA
Carmen Jurado Luque
Avenida de la Arruzafa, 5
650 190 158
ELCHE
Martos Bellmunt, Gabinete de Psicología y Sexología
(José Bustamante y Aldhara Martos)
Blas Valero, 71
966 160 059 y 647 523 041
GIRONA
Onia Espai Terapèutic
(Marina Castro Leonarte)
Plaça Independència 12, 2-1
872 980 778 y 678 424 548
GUARDO
Pablo Lozano Rueda
Jorge Manrique, 2, entlo.
979 851 851
INCA
Jesús Ruiz Pérez
Plaza Libertad, 8, bajos
971 883 594
LEÓN
CEPTECO (Centro Psicológico de Terapia de Conducta)
(Miguel Ángel Cueto)
Plaza Cortes Leonesas, 9
987 261 562
LLEIDA
Pilar Ribes Llobet
Lluis Companys, 32
973 283 460
LLUCMAJOR
Margalida Rubí
Tomás Vall, 109, 1.º
636 747 848
MADRID
José Díaz Morfa
Albadalejo, 4, bajo 25
914 489 327
MARBELLA
The Medical Centre
(Ana Rosa Jurado)
Los Almendros II, bajo B
San Pedro de Alcántara
952 780 540
MÉRIDA
Ana Yáñez
Turín, 2, portal 4, 1.º E
638 05 76 55
MOTRIL
C. E. I. – Centro de Psicología
(Antonio Casaubón Alcaraz)
Nueva, 1, 2.º B
958 604 577 y 958 604 575
MURCIA
Pascual Hilario Meca
Calderón de la Barca, 2
659 000 570
PALMA DE MALLORCA
Espai Terapèutic
(Joan Mir Pizà)
Font i Monterós, 22
971 919 189
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Ana Pérez Rocha
León y Castilla, 71 A, despacho 3
636 488 383
PAMPLONA
Hospital de Navarra – Urología (José Luis Arrondo)
Irunlarrea, 3
848 422 072
Miren Izko Cruz
659 194 967
SANTANDER
CIPSA (Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud)
(Ángela Carrera y Carlos San Martín Blanco)
Emilio Pino, 6
942 213 012
SEVILLA
Artea Psicología Sexología
(Maribel García Cantero)
Felipe II, 4, bajo izda.
954 626 951 y 661 250 105
TALAVERA DE LA REINA
María Jesús Martín
Entrada Barrio Nuevo, 2, 2 D
629 097 911 y 925 809 026
TARRAGONA
Emilio Escuer Acin
Rambla Lluís Companys, 12 C, 3.º 1.ª
977 211 555
VALENCIA
Instituto Espill de Sexología, Psicología y Medicina
(María Pérez Conchillo)
Serpis, 8
963 898 962
CARSIS
(Olatz Gómez)
Archiduque Carlos, 20, 2.ª
963 851 615
VIC
TERÀPSIA
(Jordi Naudo Molis) Ronda Camprodon, 4
938 861 999
VIGO
Emilio López Bastos
Dr. Cadaval, 21, 4.º, oficina 20
654 892 719
ZARAGOZA
Roberto Delgado
Paseo Sagasta, 41, oficina 3
976 252 200
Fisioterapeutas especializados en suelo pélvico
Para encontrar a un profesional cualificado consulta a tu ginecólogo, al Colegio de Fisioterapeutas de tu comunidad o a la Sociedad Española de Fisioterapia en Pelviperineología (www. sefip.es). Aquí tienes algunas direcciones:
A CORUÑA
Ana Vázquez
Fernando Macías, 10, 1.º-B2
981 278 937
Sara Veira
Avenida Peruleiro, 53, bajo
881 927 941
ALBACETE
Centro de fisioterapia – Uroginecología
(Susana Sánchez Ramírez)
Plaza de la Catedral, 8, entreplanta izda.
967 67 57 07
ALGEMESÍ
Raquel Puchades Domingo
Molí de la Vila, 6, 8.º
962 424 399
ALICANTE Gelfis
Rabasa, 20
965 124 163
Instituto Materno Infantil
Plaza Alcalde Agatángelo Soler, 4
965 24 85 58
ARBÚCIES
FISIOARBÚCIES
Francesc Camprobon, 52-56
972 860 003
BADAJOZ
Francisco Javier Méndez Escribano
Salvador de Madariaga, 6, local A
924 262 453 y 686 884 038
BARCELONA
El Centre
(Francisca García)
Travessera de Gràcia, 15
932 003 749
BENIARBEIG
Hospital Maternidad Acuario (Vicent Camarena)
Avenida de Vergel, 11
966 476 220
BILBAO
Clínica Guimón
Manuel Allende, 24
Abando-Mungia
944 210 101
CARTAGENA
María Dolores Martínez
Avenida Reina Victoria, 26
968 123 265
CASTELLÓN
Javier Ramos Benet
Mayor, 82-84
(Complejo San Agustín)
664 225 596
CIUTADELLA
Aquiara
Ana María Alonso Vidal
Gabriel Martí i Bella, 8, ático A
654 753 082
DONOSTI
Policlínica Guipúzcoa
Paseo de Miramón, 174
943 002 703 y 943 308 085
EIBAR
CRF Amostegui
Muzategui, 2 A, bajo
943 203 446
FERROL
Servicio de Rehabilitación y de Medicina Física
Complejo Hospitalario Arquitecto Marcide-Profesor Novoa Santos
San Pedro de Leixa, s/n
981 334 022
GIJÓN
Fisiocentro
Cabrales, 19, 1.º D
985 175 111
GUIPUZKOA
Maider Iruin Beitia Labeaga, 33-B
688 648 725
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Centro de Urología Integrada
Eusebio Navarro, 38
928 385 888
LOGROÑO
Fisio Centro
(Alicia García)
Siete Infantes de Lara, 3
941 510 467
MADRID
Artrofisioterapia
Lago Constanza, 17
914 083 033
Centro Médico Maiquez
(Antonio Meldaña)
Maiquez, 21
915 748 974
Clínica I. E.
(Laura Moraleda)
Arturo Soria, 142
914 138 911
Lidia Serra
Tutor, 3
915 599 185
MÁLAGA
Rocío Sánchez-Lafuente
676 383 474
MUNGIA
Centro de Fisioterapia Sanuk
Itxaropena, 10, bajo
946 559 764
MURCIA
Sofía Sánchez Pérez
Avenida Jaime I, 1
629 463 504
PALMA DE MALLORCA
Centro de Marcel Caufriez Barranc, 62
Calvià
650 326 528
SAGUNTO
Clínica HOP
Avenida 9 de octubre, 64
962 683 377
SANTANDER
Centro de fisioterapia Rualasal
Rualasal, 23
942 226 706
TALAVERA DE LA REINA
Kratos
(Gema García)
Avda. de la Constitución, 14
925 818 383
Tarragona GINSOL
Raseta de Sales, 15 Reus
977 301 092
TOLEDO
EUE y fisioterapia
(Asunción Ferri)
Campus Real Fábrica de Armas Avenida Carlos III, s/n
925 268 800 (ext. 5820)
VILLAREAL
Sofía Sánchez Pérez Pere III, 1, entlo. 2
629 463 504
VITORIA
Clínica de la Esperanza
Esperanza, 3
946 559 764
ZAMORA
Fisio Kin
Pasaje de Olmedo, 3-5
659 169 992
ZARAGOZA
Enrique Sierra
Rodrigo Rebolledo, 4
976 591 876 y 976 276 176
Direcciones útiles en Internet
Internet es una fuente inagotable de sorpresas. Hay miles de direcciones interesantes, por lo que se impone navegar. Aquí solo puedo proponerte unas pocas.
www.abaenglish.com: Un curso de inglés online, con seis niveles, de beginners a business, y a un precio asequible. Lo sé de buena tinta: soy usuaria. Uno de sus fuertes: pillas la pronunciación, el punto flaco de la mayoría de estudiantes. ¿Por qué te propongo aprender inglés? Bien simple: casi todo el material de valor en Internet está en este idioma y, por supuesto, también en lo referente a cuestiones sexuales. Hazte un favor, apúntate.
www.abcsexologia.com: Imprescindible. Incluye secciones dedicadas a la salud sexual, solución de problemas, reproducción… También tablón de anuncios y chat. Realizado por el equipo del Instituto Espill de Sexología, Psicología y Medicina de Valencia.
www.agentprovocateur.com: Boutique virtual de la firma británica de lencería, joyería, perfumes y juguetería erótica. Sus videos valen la pena. En inglés.
www.coco-de-mer.com: Web de las tiendas Coco-de-Mer, propiedad de Sam Roddick, la hija de la fundadora de Body Shop. Vale la pena admirar los dildos, máscaras y látigos diseñados por la propia Sam. Tampoco debes perderte sus cortometrajes. Tienen cursos muy interesantes. En inglés.
www.discasex.es: Discapacidad y sexualidad. Web de la Conselleria de Benestar Social de la Generalitat de Valencia. Muy buena.
www.dodsonandross.com: Página de Betty Dodson. Encontrarás sus libros y vídeos, cartas de sus seguidoras, escritos suyos, imágenes de genitales… En inglés.
www.drawyounude.com: ¿Quieres un dibujo erótico tuyo? Dos artistas comparten esta página en la que comprobarás lo que son capaces de hacer si les mandas una fotografía. En inglés.
www.elcentre.info: Web de la institución del mismo nombre especializada en fisioterapia para la mujer y cuyo objetivo es atender las patologías funcionales del suelo pélvico femenino. Incluye todo tipo de información, también sobre gimnasia abdominal hipopresiva.
www.fineartnude.com: Fotografía erótica con muy buen gusto.
www.getasecondwind.com: Maravillosa web para gente de más de cincuenta con ganas de gozar. En inglés.
www.goodvibes.com: Versión virtual de la conocida sex-shop Good Vibrations con sede en San Francisco. En inglés.
www.info-pene.com: Incluye toda la información sobre el pene y la sexualidad masculina. Hay fotos.
www.kikidm.com: Boutique virtual de la tienda estadounidense del mismo nombre. En inglés.
www.kitsch.es: Sex-shop virtual de la más completa juguetería para adultos de España. Venden todo tipo de artículos para divertirse en solitario y en compañía: lencería, dildos, geles, bolas chinas, libros, etcétera. Además, disponen de la mejor selección de vídeos tanto a la venta como de alquiler.
www.lamaletaroja.com: La Maleta Roja es muy conocida por organizar reuniones de tapersex a domicilio. Tienen asesoras por toda España y su éxito ha sido tal que la idea ya ha sido exportada a Italia, Portugal y Uruguay.
www.the-clitoris.com: Visítala. Encontrarás artículos e ilustraciones sobre todo tipo de temas: anatomía, sexo oral, coito, discapacidades, abusos sexuales, etcétera. Vale la pena que en la sección sobre imagen corporal visites el apartado titulado «La vulva revelada». En inglés y castellano.
www.sexuality.org: Una de las direcciones más completas sobre sexualidad. Empezó siendo un proyecto estudiantil de la Universidad de Washington y actualmente es una de las páginas web mejor consideradas. En inglés.
www.sylviadebejar.com: Por si quieres seguir en contacto conmigo. No solo va de sexo.
www.stormyleather.com: Para amantes del cuero. En inglés.
www.taschen.com: Esta editorial también dispone de libros de fotografía erótica. Puedes ver unas cuantas imágenes en su web.
www.voyeurweb.com: Para mirones y exhibicionistas. Hay más imágenes de mujeres que de hombres. Tiene dos niveles: el segundo, con imágenes de actividad sexual, es de pago. En inglés.
www.youngwomenshealth.org: Creada por el Children’s Hospital de Boston, está dedicado a jóvenes entre los 12 y 22 años. Muy buenas sus secciones dedicadas a los diferentes métodos anticonceptivos y a enfermedades de transmisión sexual. En inglés y español.
Sex-shops recomendables para mujeres
En España existen alrededor de doscientas sex-shops, la mayoría en Barcelona y Madrid. A muchas mujeres lo que suele incomodarnos de estos sitios es la presencia de cierto tipo de clientela masculina. Para evitarla, intenta ir a algún establecimiento donde no exista zona de cabinas o estas estén separadas de la tienda en sí. Si vives en Barcelona, Madrid, Santander o Valencia, me han dado buenas referencias de las siguientes sex-shops (admito sugerencias):
BARCELONA
Kitsch
Muntaner, 17-19
934 512 048
Tienda online: www.kitsch.es
BILBAO
No es pecado
Licenciado Poza, 52
944 057 619
Zarzamora
Padre Lojendio, 5
944 152 106
IBIZA
Erotic and Chic Vía Púnica, 5
971 301 128
MADRID
Amantis
Pelayo, 46
917 020 510
Harmony
Alcalá, 440
(esquina Albarracín)
917 429 943
(Atiende su dueña, Salomé)
La Belle Isabelle
Corredera Alta de San Pablo, 3
91 522 68 18
La Juguetería (Erotic Toys)
Travesía de San Mateo, 12
913 087 269
Los Placeres de Lola
Doctor Fourquet, 34
914 686 178
T. V. I. X.
Mejía Lequerica, 16
914 477 373
MATARÓ
Kitsch
Baixada de les Espenyes, 1
937 551 873
PALMA DE MALLORCA
Boutique Sensual La Maleta Roja
Baró Santa del Sepulcre, 9
971 907 686 y 671 547 148
STA. COLOMA DE GRAMENET
Erotic Shop
Sta. Rosa, 5
(junto a Correos)
934 663 606
SANTANDER
Zafiro
Cervantes, 10
942 363 925
(La llevan mujeres)
SEVILLA
Travesuras de la Niña Mala Muñoz Olivé, 3
954 915 494
VALENCIA
Ann Summers
Paseo Russafa, 16
963 531 017