19. El putón soltero
La soltería es inusual en la mayoría de las culturas. La mayoría de la gente ve sus períodos de soltería como algo temporal, a menudo accidental, y que debe terminar lo antes posible: te estás recuperando de tu relación anterior, guardando luto por una ruptura o centrándote demasiado en tu carrera profesional como para estar buscando pareja. Quizás en este momento no hay buenas candidaturas alrededor. Seguro que aparecerá algo mejor… así que esperas, sin pensar en ningún momento en convertir la manera en la que estás viviendo en un estilo de vida. Tus autoras se apresuran a asegurarte que hay maneras más positivas de enfocar el estilo de vida del putón soltero.
¿Cómo sería estar intencionadamente sin pareja, elegir vivir a solas durante un periodo de tiempo? Las parejas potenciales pueden aparecer cuando menos te las esperas, y en una cultura construida en pares, cualquier relación que está funcionando se considera como un tren exprés hacia la vida en pareja. Pero ¿y probar a mantenerse sin pareja?
¿Cómo sería tu círculo social? ¿Te consideraría todo el mundo como un proscrito? ¿Sería posible que tuvieses tus necesidades cubiertas y sentirte que te quieren y te cuidan mediante una comunidad de amistades, amantes, familia, mentores, en definitiva, tus recursos humanos personales?
Crear una red a solas puede ser duro al principio. Nadie te llamará, ni buscará fecha para citas para comer o ir al cine, ni para asegurarse de mantener la conexión. Depende de ti construir una familia y depende de ti el cuidarte con cariño y un corazón abierto.
Tu relación contigo mismo es un compromiso para toda la vida. Cuando estás sin pareja, tienes oportunidades únicas para vivir esa relación contigo mismo, averiguar quién eres, y aprovechar tus experiencias en las relaciones por las que pases según viajas a lo largo de tu vida. Vivir en soltería y amando a muchas personas es un viaje de autodescubrimiento, una oportunidad para conocerte íntimamente y trabajar en cualquier cambio que quieras hacer en tu vida. Dossie estaba soltera cuando tuvo que luchar por primera vez con sus celos, y el estar a solas le hizo más fácil mirar dentro de sí misma en lugar de culpar a otra persona, y tomar decisiones conscientes sobre cómo quería manejar sus sentimientos.
No estamos aquí para defender estar solo frente a estar en pareja: esto no es una elección del tipo o lo uno o lo otro. Pero nuestra cultura tiende a no contar con la soltería como un estilo de vida, y así poca gente elige mantenerse sola, lo que significa que hay pocos recursos y estatus social disponible para las personas que no están en pareja. Quizás si estar solo fuese un estilo de vida aceptable, incluso valorado, las uniones podrían desarrollarse más como una elección y menos como una necesidad o un intento desesperado para salvarse.
Las personas en pareja comparten las cosas básicas de su vida: trabajar en pareja, objetivos compartidos, llevar los gastos a medias, compartir el duro trabajo de criar a su descendencia. También pueden compartir vivencias cuando las cosas se ponen feas. Y todos necesitamos a alguien que nos haga sentir que aún se nos puede querer cuando no estamos en nuestro mejor momento. El reto de ser un putón soltero es encontrar maneras de profundizar en la intimidad de las relaciones que puede que no sean relaciones a largo plazo.
Estar sin pareja, por otro lado, ofrece la oportunidad de pasar tiempo siendo simplemente quien eres. Se disfruta de más libertad para explorar, menos obligaciones, y la posibilidad de holgazanear por la casa en camiseta jugando a videojuegos sin que nadie se entere. Quizás estás sin pareja por razones negativas, y válidas: la última relación fue un desastre y te aterroriza intentarlo de nuevo; sólo te sientes a gusto controlando personalmente tu propio dinero, o tu propia cocina, o tu propia vida; la única manera en la que sabes estar en pareja es intentando ser la esposa perfecta, o el marido perfecto, o amante perfecto, o el sostén económico perfecto y te has agotado de intentar ser alguien que no eres; te estás recuperando de una ruptura, quieres evitar un romance por despecho, necesitas tiempo para llorar una ruptura, o simplemente no has encontrado a nadie con quien quieras vivir.
Quizás estás eligiendo activamente vivir a solas en este momento de tu vida. Viviendo a solas, tienes la libertad de explorar cualquier tipo de relación que se te cruce. Puedes amar a alguien que no sería una buena pareja. Puedes amar a alguien que ya tiene pareja y que no necesita que le ayudes a pagar la hipoteca o a llevar a los niños al dentista. Puede que hayas elegido estar a solas porque te encanta disfrutar de la caza, de la magia de flirtear, de todo el misterio y excitación de la novedad; o porque has elegido desarrollar conexiones sexuales con tus amistades, o conexiones sin posesividad o cualquier otra relación posible sin estar en pareja. Cada persona que conoces ofrece un nuevo espejo en el que puedes ver una nueva imagen de ti; cada amante aumenta tu conocimiento del mundo y también tu autoconocimiento.
Algunas reflexiones sobre el amor
A medida que nuestras relaciones florecen sobre todo el abanico de posibilidades, cada una puede inspirar diferentes tipos de amor. Cuando aprendemos a reconocer y a dar la bienvenida al amor tal y como lo encontramos en nuestro corazón en todas sus variadas y maravillosas maneras de manifestarse —amor sexual, amor familiar, amor a las amistades, amor apasionado, amor cariñoso, amor abrumador, amor con cuidados y millones más— descubrimos un caudal de amor rico y nutritivo que fluye a través de nuestras vidas en una corriente regeneradora.
La manera de sentirse con la solidez suficiente para nadar en ese río siempre cambiante es aprender a quererse. Algunas personas creen que quererse es egoísta, una manera negativa, y que pasar parte de la vida centrándote en uno mismo no es sólo egoísta sino también narcisista. ¿Dónde marcas la línea entre una autoestima sana y un narcisismo patológico? ¿Cuanto «tú» tienes derecho a tener?
Practica el nutrirte a ti mismo, no sólo para superar los malos momentos sino para guiarte hacia una relación amorosa contigo mismo. Cuando llevas a cabo algo tan simple como mimarte con una sopa casera, trayéndote una flor y su fragancia a tu mesilla de noche, o dando un dulce paseo a solas por un bonito lugar, entonces experimentas qué es ser amable contigo, lo que puede contestar todas esas preguntas sobre: «¿Qué quieren decir con eso de “quiérete a ti mismo”?». Esta pregunta se contesta más fácilmente haciendo en lugar de pensando.
Si te cuesta sentir que vales cuando no hay nadie alrededor para decírtelo, ¿por qué no haces algo que es valorado por otra gente? Muchos putones infelices sin una cita este fin de semana se han ido a servir la cena a personas sin techo en una iglesia local y han vuelto radiantes con la buena sensación de todo el placer que han sido capaces de dar a otras personas.
Una vez controlas el hecho de quererte, puedes practicar a compartir ese amor con otras personas. Probablemente te han enseñado a reservar el lenguaje del amor para cuando estás sintiendo una ternura y pasión abrumadoras, y sólo con las personas que se han comprometido enormemente contigo. En lugar de eso, te recomendamos aprender a reconocer y admitir todos los dulces sentimientos que hacen que la vida valga la pena incluso cuando no son de los que te noquean y, sobre todo, aprender a comunicar esos sentimientos a las personas que los inspiran.
Ética para putones solteros
¿Cuáles son los derechos y responsabilidades de un putón soltero? Empieza con los derechos; los tienes y vas a necesitar reivindicarlos. Demasiado a menudo nuestra cultura ve al putón soltero como «secundario», «externo», «una aventura», «destrozahogares» y tu lugar en el ecosistema de cualquier vida o relación o comunidad se descarta como si no tuviera importancia en el mejor de los casos. ¿Qué tiene que hacer una persona soltera para que la tomen en serio, en esta comunidad o cualquier otra? Si estás en esa situación, un buen punto de partida para empezar a pensar sobre derechos y responsabilidades sería respetar, valorar y tener en cuenta los sentimientos de cada persona, incluidos los tuyos.
DERECHOS DEL PUTÓN SOLTERO
- Tienes derecho a que te traten con respeto: no eres media persona porque no tener pareja.
- Tienes derechos a que se haga caso de tus sentimientos y que sean respetados y correspondidos.
- Tienes derecho a pedir cualquier cosa que quieras: la persona a la que se lo pides puede que no tenga que dártelo, pero tú definitivamente tienes el derecho a pedirlo.
- Tienes el derecho a que se respeten tus citas y planes, y que no sean cambiados por una tercera persona simplemente porque esa persona tiene más antigüedad.
- Tienes derecho a una sopa caliente cuando enfermas, y cualquier otro apoyo de emergencia cuando puedas necesitarlo: que te lleven a urgencias; ayuda cuando se te estropea el coche. Tus amantes son tus amistades, y las amistades se ayudan mutuamente cuando las cosas van mal.
- Tienes derecho a negociar las vacaciones familiares como así como el día de Navidad y fines de semana que incluyan a tu prole y la de tus amantes: tú eres un miembro de cualquier familia con la que te estés relacionando. La manera en que esto funciona puede ser diferente según los valores de la familia con la que has conectado pero, sin duda, tienes derecho a pedir ser más que ser el oscuro secreto de alguien.
- Tienes derecho a tener límites y a marcar límites: qué vas a hacer y qué no vas a hacer; qué es negociable y qué no lo es para tu bienestar emocional y tu ecosistema personal.
- Tienes derecho a que no se te culpe por los problemas en las relaciones de las otras personas.
- Tienes derecho a rechazar el ser el vertedero de los dramas matrimoniales de alguien: puede que no quieras escuchar a tu amante contándote cuánto desea el divorcio, y no tienes por qué tener esa obligación.
- Tienes derecho a que se te tenga en cuenta. Todo el mundo cuenta, incluyéndote a ti.
- Tienes derecho a que se te valore y se te dé la bienvenida y se te respete como el maravilloso ser humano que eres.
RESPONSABILIDADES DEL PUTÓN SOLTERO
- Eres responsable de desarrollar y mantener unos límites claros. Los límites son, simplemente, la manera en que puedes decir dónde terminas tú y dónde empieza la otra persona. Los buenos límites son firmes, claros y flexibles; los malos límites son débiles, imprecisos y frágiles.
- Eres responsable de llegar a acuerdos claros. Haz y mantén acuerdos sobre tiempos, sobre conducta en público y en privado, y sobre las normas de educación en los espacios compartidos. Haz siempre lo que has dicho que vas a hacer.
- Eres responsable de que cuando lo que quieres decir es «no», sea claro. No hables por hablar, y no hagas promesas que no puedes o no quieres mantener.
- Eres responsable de elegir cuidadosamente en quién confías en tus relaciones. El cotilleo puede ser una fuerza destructiva, y aun así a mucha gente nos hace falta hablar de nuestras cosas con alguien. Ten claro quiénes son esas personas.
- Eres responsable de respetar las otras relaciones de tus amantes, especialmente sus parejas a largo plazo, y de tratar a esas personas con respeto, empatia y generosidad.
- Eres responsable del sexo seguro: sacar el tema con potenciales amantes, decidir cuál es tu nivel de riesgo aceptable, respetar las decisiones de la otra persona y aprender a ser especialista en barreras y pequeñas piezas del imprescindible látex.
- Eres responsable de tus propios sentimientos, como el resto de la gente. Aprende a gestionar tus propias crisis y obtén apoyo cuando lo necesitas de otras personas que están libres para estar contigo en ese momento en particular.
- Eres responsable de que tus intenciones sean claras. Cuando te comportas de manera abiertamente cariñosa con tus amantes, puede que esperen de ti algo más de lo que estás ofreciendo, y debes hablar honestamente y dejar tus sentimientos claros a todas las personas involucradas.
- Eres responsable de encontrar maneras para decir lo que otra persona puede que no quiera oír. Los putones solteros puede que necesiten decir verdades incómodas en relaciones que quizás no tengan la intimidad habitual para discusiones sobre temas tan vulnerables.
- Eres responsable de promover la intimidad en todas tus relaciones. Si estar sin pareja significa que te has comprometido a ser invulnerable en cualquier situación, acabarás viviendo en un mundo frío y distante.
- Debes valorar y dar la bienvenida a tus amantes como los únicos, maravillosos y geniales seres humanos que seguramente son.
Un arcoíris de conexiones
Si no tienes pareja y eres un putón, puede que te encuentres interactuando con un montón de gente diferente de muchas maneras distintas. Aquí están algunas de las que nos hemos encontrado y puede que tú también te encuentres.
PUTONES SOLTEROS CON PUTONES SOLTEROS
¿No es gracioso cómo llamamos a las personas sin pareja «disponibles»? ¿Disponibles para qué? Cuando estás sin pareja, tus amantes pueden ser otras personas sin pareja, pero eso no significa que cada una de tus relaciones es igual al resto. Con una persona puedes te puede encantar ir a bailar, con la otra ir a la montaña.
Con cada persona puede que quedes frecuentemente, regularmente, de vez en cuando o rara vez. Esa rara ocasión puede ser una cosa muy especial: la cantidad no es lo mismo que la calidad. Cuando todo el mundo está sin pareja y nadie está haciendo un casting para buscar pareja, cada relación es libre de buscar su propio nivel y puede que haya menos obstáculos para fluir hacia el tipo de relación que encaja perfectamente con tu pareja y contigo.
Simplemente porque estás sin pareja y sin planes de cambiar eso por ahora, por favor, tómate en serio tus relaciones. Diles cuánto las aprecias y lo valiosas que son para ti. La costumbre dice que debemos callarnos más sobre esto; cambiemos la costumbre. Nos encantan las citas emocionantes, y también la calidez del amor.
CON UNA PERSONA QUE TIENE UNA RELACIÓN
Puede que estés saliendo con una persona que tiene una relación a largo plazo con su pareja, ya sea casada o viviendo con ella. Cuando estás saliendo con esa persona, hay alguien más cuyos sentimientos deben tenerse en cuenta.
Quizás te encuentres en la situación de acostarte con alguien que está engañando a su pareja. Sea lo que sea lo que pienses sobre la ética de la situación —diferentes putones toman decisiones diferentes sobre este tema— es cierto que pueden aparecer problemas cuando la pareja de tu amante no sabe de vuestra conexión. Puede que haga falta algo de contorsionismo para evitar que se entere su pareja, e incluso con toda la inteligencia y previsión del mundo, no hay manera segura de mantener para siempre en secreto algo tan grande. Este tipo de secreto impone unos límites bastante severos: si la relación consiste en encuentros semanales en un hotel discreto, ¿cuánta conexión puede haber en realidad? Si la relación va bien, alguien puede perfectamente terminar queriendo más. Es la persona «externa» la que tiene más posibilidades de ser abandonada si atrapan a alguien.
Quizás tu amante tiene un acuerdo de «ojos que no ven, corazón que no siente» con su pareja; muchas parejas nuevas en la no monogamia intentan esto como una manera de sentirse más seguras. En nuestra experiencia, esto puede causar problemas a todas las personas involucradas. Primero, la mayoría de la gente encuentra a sus amantes en sus círculos sociales, por lo que mantener a esas personas completamente separadas puede ser difícil o imposible. O se debe de mentir para proteger ese acuerdo, con lo que volvemos al paradigma de mentir del que acabamos de hablar. El no decir la verdad, incluso cuando es algo que te han pedido, creará distancia en cualquier relación y es particularmente dañino en las relaciones que conviven en la misma casa, en la que los secretos son mucho más complicados de mantener.
Por otro lado, cuando todo el mundo involucrado está informado de tu relación, las cosas a menudo son más sencillas. Incluso si las cosas empiezan de manera complicada, el estar fuera del armario ofrece la posibilidad de trabajar para que sea más cómodo para todas las personas involucradas. Si tu amante es parte de una pareja poliamor con experiencia, ambas personas sabrán sus límites y serán capaces de explicarte cuáles son sus límites, lo que puede aclarar mucho las cosas. Si son nuevas en este tipo de relación, la buena fe y la buena disposición para hablar de los problemas puede hacerte superar la mayoría sino todas las dificultades.
Tus autoras se han encontrado que están más contentas cuando todo el mundo conoce y reconoce a todo el mundo. Una cortesía básica resulta esencial, como lo es evitar escrupulosamente cualquier cosa que recuerde a competir o querer estar siempre por encima de la otra persona. Las luchas en el barro son sólo divertidas en el porno.
Las dos preferimos conocer a las parejas de nuestras parejas y que surja amistad con ellas cuando sea posible. A veces, no tienen completamente claro si quieren amistad con nosotras y, ocasionalmente, están bastante seguras de que prefieren no tenerla, pero con paciencia y buena voluntad, la mayoría cambian de opinión. Después de todo, tenemos por lo menos una cosa en común: amamos a la misma persona.
No hay razón por la que nuestros intereses tengan que ser opuestos a los de la pareja de nuestra pareja. Todos los miembros de esta relación queremos colaborar para que haya un final feliz en el que a todo el mundo se le respeta, tiene sus necesidades cubiertas y sus deseos satisfechos. A la larga, todo el mundo está en el mismo bando.
El putón con experiencia puede tomar la iniciativa de contactar de una manera amable y franca con amantes que tienen miedo. A algunas de nuestras mejores amistades en todos estos años las conocimos en estas circunstancias. La vulnerabilidad de sentir celos o nervios respecto de la otra persona es una forma de intimidad, y los sentimientos de amistad puede que sean la respuesta más útil.
El cuidar de la pareja de tu amante teniendo sexo con ella es opcional por ambas partes. Rara vez es una buena idea tener intimidad con una persona sólo porque puede que se sienta dejada de lado, y no se sostendrá en el tiempo una relación que no te interesa por sí misma. Ocasionalmente descubrirás que todo encaja y serás amante de una pareja, como hablaremos más adelante. Pero evita comprometerte a una interacción que no te gusta demasiado o que no quieres en absoluto. Ceder ante alguien para calmar sus celos prácticamente nunca hace que los celos desaparezcan. Puedes respetar tus propios límites mientras que ofreces apoyo, cordialidad y acoges a la pareja de tu amante.
Un caso especial: puede que te encuentres en una relación con alguien cuya pareja a largo plazo ya no es muy sexual, sea por el enfriamiento normal de la pasión en una relación madura o por una enfermedad o discapacidad. Cuando estás saliendo con alguien así, recuerda acercarte a su pareja con un cuidado y respeto extra. Estas personas pueden estar contentas de que hagas feliz a su pareja pero apenadas por no ser capaces de satisfacer ese papel ellas mismas. Ayuda el descubrir qué cosas valiosas aporta esa persona, y reconocerlas y valorarlas.
RELACIÓN LIMITADA POR ROLES
A veces tu relación puede estar definida por roles con los que jugáis tu pareja y tú, roles que la pareja a largo plazo puede no querer o que no los disfrute. Tu conexión podría ser tan simple como el que te guste ver partidos de fútbol en la televisión o, quizás más complicado, ser la pareja del mismo sexo de alguien que está en un matrimonio heterosexual. Tus roles compartidos pueden ser de intercambio de poder en SM, roles eróticos, exploración del género, viajes espirituales o cualquier otro interés sexual compartido que la pareja no da. El rol que compartes te hace partícipe en una ecología familiar, lo que lo hace avanzar con calma y es a la vez un placer y una responsabilidad que no se ha de tomar a la ligera.
AMANTE DE UNA PAREJA
A veces una bella conexión sexual surge entre varias personas: Un trío, un quad o lo que sea. Su propio riesgo lo hace estimulante, y la aventura puede ser muy novedosa y excitante.
Si tienes la suerte de tener esta experiencia, cuenta con respetar la relación que tienes, el privilegio de compartir y que se te respete como un miembro muy especial de esa relación. El sexo puede ser muy lujurioso —¡imagínate todo lo que se puede hacer con todos esos pares de manos extra!— y tener varias configuraciones de dos personas con una. Qué delicioso es tener a dos personas mimándote, qué fascinante el compartir la parte activa de hacer el amor con otra persona, un trío virtuoso cuando tienes práctica.
Puede haber ocasiones en que una persona tiene poco que hacer y siente que la dejan de lado. Cuando eso te suceda, piensa cómo podría ser útil un par de manos extra en lo que sea que estén haciendo los otros dos pares y únete suavemente. Una vez, en una ocasión así, Dossie fue dejada de lado temporalmente mientras la pareja que eran sus amantes estaban teniendo sexo. Ella se sintió un poco de timidez, pensó unirse, y entonces notó que esas dos personas, que habían estado juntas durante bastantes años, eran asombrosamente elegantes en su mutua y profunda conexión. Dossie se dedicó a mirar durante un rato, y se quedó contenta y feliz simplemente por presenciar semejante belleza. Cuando terminaron, le dieron la bienvenida a Dossie en su abrazo y posteriormente hubo placeres que hicieron que la espera valiese la pena.
Recuerda que hay cierto privilegio en ser la pareja externa: puedes, si eliges hacerlo, dedicarte sólo a la parte divertida y dejar las cosas más pesadas para la pareja que se irá junta a casa después. O quizás preferirías estar ahí para ayudar cuando sus niños se pongan malos con la varicela. Sea lo que sea lo que te encaja mejor, recuerda que es un privilegio ser miembro de esos juegos. Como una amistad nuestra dice: «¡Yo soy el postre!».
GRUPOS
Cuando tu amante tiene un grupo de amantes, alcanzar acuerdos puede parecerse a las negociaciones de un importante tratado que requieren cierta diplomacia. Algunos grupos tienen límites sobre con quién puede conectar cada miembro. Quizás los otros miembros quieren conocer a la persona y aprobarlo: eso es fácil. Otros querrán que los miembros externos entiendan perfectamente los límites del grupo, sobre todo en lo que respecta a sexo seguro, lo que es estupendo. Y nos hace muy felices ver que algunos grupos poliamor son muy considerados sobre cómo conectan con una persona nueva y están dispuestos a tomarse su tiempo para hacer las cosas bien.
Algunos grupos puede que quieran que te unas de una manera u otra —teniendo sexo con el grupo, mudándote con el grupo, siendo parte de un matrimonio de grupo— que puede que encajen contigo o no. Tú, por supuesto, tienes que ver qué se te está pidiendo y decidir si eso es lo que tú quieres, y definir tus propios deseos y límites.
Muchos desacuerdos iniciales pueden finalmente negociarse si todas las partes involucradas son de mentalidad abierta y actúan de buena fe. Y si no lo son, puede que sea mejor que lo sepas desde el principio. Un amigo nuestro contactó con una persona que tenía dos parejas principales y quería que él fuese su pareja secundaria. Pero cuando nuestro amigo preguntó que pasaría si él se buscaba una pareja principal, le dijo: «Oh, no, eso sería inaceptable». Así que nuestro amigo optó por irse.
La mayoría de los matrimonios de grupo y círculos que hemos encontrado se mantiene de manera mucho más suave y fluye fácilmente con nuevos miembros que pueden un día unirse al grupo más grande, más adelante y paso a paso. Dossie pertenecía a una de esas familias cuando su hija tuvo un bebé. No había condiciones formales para ser miembro, y todo el mundo encajaba y crecía según improvisaban sobre la marcha, con uniones formándose y rompiéndose y cambiando sus horarios, y todo el mundo era responsable de toda la prole. Estos acuerdos flexibles funcionaron muy bien durante unos años, no para siempre, pero durante una buena, feliz, memorable larga temporada.
Soliloquio soltero
Dossie escribe:
Una persona en un taller me preguntó una vez: «¿No te sientes sola, viviendo a solas?». Me quedé sorprendida y me costó un segundo entender que no estaba tratando de hacer que me sintiese mal. Qué dolor abrió inocentemente en mí. Tuve que decir: «Sí, por supuesto me siento sola». Y aun así…
He vivido soltera la mitad de mi vida adulta. Algunas cosas son duras de hacer a solas. Recientemente compré mi primera casa. ¡Cómo añoraba una pareja en ese trabajo aterrador! Pero, de un modo u otro, fui capaz. Me enfrenté a mis miedos, y a agencias inmobiliarias, agencias hipotecarias, a quienes hacían los tejados y a quienes hacían las inspecciones, y ahora tengo un dulce hogar en el bosque: como yo, mía para compartirla con los demás, cuándo y cómo yo quiero.
Nada dura para siempre. Alguien me preguntó si me daba miedo vivir sola siendo tan mayor. Ahora que tengo sesenta y pico, te aseguro que me lo da. Vi a mi madre vivir con noventa y tres años en la casa que compartió con mi padre durante sus treinta y siete años de matrimonio. Pero él murió de cáncer cuando tenían sesenta y cinco. Nada dura para siempre. Todavía deseo la emoción de enamorarme, el sueño de un romance tan mágico que nunca se marchite. Y ahora soy más sabia. Cuando me enamoré en el pasado, el resultado a largo plazo fue impredecible: a veces genial; a veces desastroso. Después de ocho relaciones así, debo admitir que no tengo ni idea de cómo predecir el futuro de una pasión: si crecerá un amor sólido y que nos da apoyo, o si llegaremos a odiarnos mutuamente.
Ahora soy una persona que prefiere la ardiente pasión a la dulce razón. Y no me considero muy buena para mantener compromisos. Pero mi compromiso con mi propia supervivencia es aprender a vivir soltera y que sea una vida que valga la pena. Un compromiso para toda la vida conmigo misma.
Hace tiempo pensaba que la soltería era «estar entre señores mayores», una situación en la que estaría esperando a que apareciese el próximo único e inigualable. Era como mantenerse a la espera, esperando por el número cuatro[8] a que descolgase el teléfono, no viviendo realmente la vida.
En 1969, cuando era por primera vez un putón de manera intencionada y una feminista novata, decidí vivir sola durante cinco años para poder descubrir quién quería ser cuando no estoy intentando ser la esposa de alguien. Pero ¿cómo iba a hacer esto? No quería vivir y criar a mi hija en un mundo frío sin cariño ni intimidad, así que elaboré un plan para compartir mi amor con amantes con quienes no tenía intención de vivir.
Por aquel entonces había pocos precedentes de tener sexo con alguien a quien no estuvieses haciendo un casting para una relación a largo plazo. Así que me inventé maneras para poder ir tomando poco a poco los arriesgados pasos para compartir cariño abiertamente con personas a las que no había «asegurado», si se puede llamar así. Les decía lo que me gustaba de ellas. Decía las cosas buenas. Buscaba oportunidades para hacer demostraciones de cariño. Decía «te quiero» e insistía en llamar a los sentimientos que tenía por cada amante por su verdadero nombre: amor. Y cuando tuve el valor de ser cariñosa, el resultado fue que obtuve mucho amor de vuelta.
Es verdad que al principio aprendí a querer de esta manera como una táctica de supervivencia para vivir sin pareja. Pero se ha convertido en algo mucho más valioso: un cariño abierto hacia las personas y cosas que quiero y se ha convertido en la base de mi forma de vida, esté viviendo o no con una pareja.
Estoy segura de que este planteamiento puede funcionarle a todo el mundo, sea cual sea su estilo de vida, e incluso cuando no comparten sexo con terceras personas. ¿No sería un mundo maravilloso si todos convirtiésemos en algo importante el respetar, apreciar y valorar abiertamente cada persona con la que conectamos?
Crie a mi hija con este sentido de comunidad. Ser madre me enseñó a respetar los límites y, sin duda, a no dar la bienvenida a mi casa o mi corazón a nadie que amenazase mi bienestar o el suyo. Por extensión, aprendí a proteger mejor mis vulnerabilidades, lo que me hizo todavía más capaz de expresar mi amor por otras personas.
Vivo en el campo y siento el mismo tipo de amor inmenso cuando camino por la playa o miro el mundo desde la cima de una pequeña montaña o descubro, en el recodo de un camino, un majestuoso árbol de dos mil años de antigüedad. No siento desesperación, ni deseos de aferrarme, simplemente me siento feliz.
¿Me siento sola a veces? Claro. ¿Amo mi vida? Inmensamente. A veces pienso que soy la persona más afortunada del mundo.