7. Abundancia
Muchas actitudes tradicionales hacia el sexo se basan en la creencia no escrita de que no hay suficiente de algo —amor, sexo, amistad, compromiso— para todo el mundo. Si lo crees, si crees que hay una cantidad limitada de lo que quieres, puede parecerte muy importante reclamar tu parte. Puede que creas que tienes que separar tu parte del resto de la gente, porque si es una cosa tan buena, probablemente alguien está compitiendo contigo por ello (¡cómo se atreven!). O puede que creas que si alguien más consigue algo, eso significa que habrá menos de ese algo para ti.
Tener suficiente
Queremos que todas las personas que nos leen consigan todo lo que quieren. Aquí están algunas ideas que podrían ayudarte con algunos de los obstáculos en el camino.
ECONOMÍAS DE LA ESCASEZ
Nosotras llamamos a esa manera de pensar «economías de la escasez». A menudo las personas aprenden sobre la economía de la escasez en la infancia, cuando padres/madres poco o nada accesibles emocionalmente nos enseñan que debemos trabajar duramente para cubrir nuestras necesidades emocionales por lo que, si relajamos nuestra vigilancia durante incluso un instante, alguien o algo misterioso puede quitarnos el amor que necesitamos. Puede que alguno de nosotros haya experimentado incluso hambre real (si no te servías primero, tu hermano se quedaba todas las patatas), o abandono absoluto, o privaciones, o malos tratos. O podemos aprender economías de la escasez más adelante en la vida, de amantes, parejas o amistades manipuladoras, que no daban cariño o eran maltratadoras.
Las creencias adquiridas en la infancia están normalmente enterradas profundamente y son difíciles de ver, tanto en los individuos como en nuestra cultura. Así que quizás tengas que fijarte mucho para ver el patrón. Puedes verlo un poco en el tipo de competiciones de quejas en las que algunas personas se enzarzan: «Chico, qué día más malo he tenido». «Si crees que tu día fue malo, espera a oír sobre el mío». Como si hubiera una cantidad limitada de compasión en el mundo y la única manera de conseguir la cantidad que se te debe es competir por ella. O recuerda cómo te sentiste mirando el último trozo de un pastel muy bueno, salivando disimuladamente, lo que te convirtió en una persona avariciosa, territorial y egoísta. ¿Cuándo está bien desear algo? La gente cree que si quieres a Juan eso significa que debes querer menos a María, o que si te comprometes con tu relación de amistad con alguien, debes tener menos compromiso en tu relación con tu pareja. Y, de todas maneras, ¿cómo sabes que eres el Número Uno en el corazón de tu pareja?
Esta manera de pensar es una trampa. Sabemos, por ejemplo, que tener una segunda criatura no significa generalmente que una madre quiera menos a la primera, y que la persona que tiene tres mascotas no le da necesariamente a ninguna de ellas menos cariño que la que tiene una. Pero cuando tiene que ver con el sexo, el amor y el cariño es duro para la mayoría de la gente creer que más para ti no significa menos para mí y, a menudo, nos comportamos como si un hambre atroz estuviese a la vuelta de la esquina si no acaparamos algo de amor ahora mismo.
SOLTARSE
Superar los miedos a la escasez del pasado puede ser uno de los mayores retos de la promiscuidad ética. Requiere un enorme acto de fe: debes no aferrarte a algunas cosas que sientes como tuyas, confiando que serán remplazadas de sobra por un mundo generoso. Necesitas ver claro que te mereces amor, cuidados, cariño y sexo. Si el mundo no ha sido tan generoso contigo en el pasado, esto puede resultar muy difícil.
Desafortunadamente, no te podemos prometer que el mundo será generoso contigo. Nosotras creemos que lo será, que si eres menos absorbente con el amor que ya es tuyo, obtendrás más, de la persona que amas y quizás también de otra gente. Sin duda a nosotras nos ha funcionado. Pero, sobre todo al principio, el deshacerse de las economías de la escasez te puede dar la sensación de volar en el trapecio: tienes que dejar ir la seguridad que tienes, confiando que al final del salto siempre habrá algo que te recoja.
¿Hay una red de seguridad en esta especie de acto temerario? Bueno, sí, pero va a requerir otro acto de fe… porque la red eres tú, la confianza que tengas en ti, los cuidados que te des, tu habilidad para pasar tiempo en tu propia compañía. Si estar a solas te resulta insoportable, puede que te resulte imposible armarte del valor que hace falta para renunciar a lo que es «tuyo».
Por otro lado, ¡qué sensación de libertad más increíble es darse cuenta de que hay suficiente amor, sexo, compromiso, apoyo y cuidados para todo el mundo! Janet solía pasar las noches que su pareja salía con otra persona concertando una cita con alguna de sus otras relaciones, y así no tenía que estar sola. Hoy ella dice: «Sé que esa opción está ahí si la quiero, pero mucho más a menudo elijo pasar ese tiempo conmigo misma, disfrutando de la oportunidad de la autocomplacencia solitaria». Sabiendo que el mundo ofrece compañía de sobra, ella se siente suficientemente segura como para no necesitar consuelo.
LOS LÍMITES DEL MUNDO REAL
Frente a las economías de la escasez, algunas de las cosas que deseamos son realmente limitadas. Sólo hay veinticuatro horas al día, por ejemplo; así que intentar encontrar tiempo suficiente para hacer todas las maravillosas cosas de putón que nos gustan, con todas las personas que nos importan, puede ser todo un reto y, a veces, un reto imposible.
El tiempo es el mayor límite real que encontramos al intentar vivir y amar como queremos. Este problema no es exclusivo de los putones; la gente monógama también tiene problemas para encontrar tiempo para el sexo, la compañía y la comunicación.
Una planificación meticulosa puede ayudar. Si todavía no llevas una detallada agenda con tus citas o un calendario digital, ahora es un buen momento para empezar. Respetar las realidades de la vida de cada uno y ser flexibles es importante. A veces hay crisis: una criatura enferma, una emergencia en el trabajo o incluso otra relación que necesita compañía y consuelo en un momento particularmente malo. Puede que también quieras dedicarle algo de tiempo a pensar cuánto tiempo necesitas para cubrir tus necesidades: ¿Necesitas realmente quedarte a dormir y desayunar en compañía por la mañana, o sería igual de bueno una hora o dos de abrazos y charla?
Sea cual sea la manera en que organizas tu horario, recuerda que todas las personas implicadas necesitan saberlo, y que eso puede incluir el pensar en más personas de las que sueles hacerlo. Un amigo nuestro, que no informó a una de las relaciones de su esposa sobre un compromiso que afectaba al horario de ella, se quejaba: «Sé que se lo dije a alguien».
No olvides reservar un tiempo para relacionarte con tu pareja y jugar con tus criaturas. Y no te olvides de ti: muchos putones ven importante programar algún tiempo a solas para descansar y reponerse. Janet, cuando vivía en grupo en una casa estilo la estación Terminal Grand Central, tenía un acuerdo con su novia de que podía usar ocasionalmente la casa de su novia para retiros solitarios —un regalo valioso y poco habitual— cuando no estuviese en la ciudad. El espacio es otro límite de la vida real para mucha gente. Pocos putones tenemos tanta suerte como para vivir en mansiones con tantas habitaciones que algunas se puedan dedicar exclusivamente al sexo. Si estás en tu dormitorio con tu amante, y la pareja con la que convives tiene sueño y se quiere ir a la cama, tienes un problema. Dormir en un sofá estrecho en tu propia casa mientras tu pareja se entretiene en tu cama con otra persona puede estar incluso más allá de los límites del putón más avanzado. Cuando compartes tu dormitorio u otro espacio de juego con tu pareja o amante(s), sugerimos que cerréis acuerdos claros con tiempo suficiente antes de una cita y que os atengáis estrictamente a lo acordado. Una pareja a la que entrevistamos nos dijo: «Tener dos dormitorios es una necesidad innegociable en nuestra relación; no seríamos capaces de llevar este estilo de vida sin ellos».
Una vez Dossie tuvo una relación muy especial con una mujer que vivía con su pareja al otro lado del continente. Les gustaba reunirse durante fines de semana enteros cada seis semanas o así, ¿pero dónde? Parte de este libro fue escrito en una cabaña en el campo, donde las dos nos retiramos para escribir y para tener un sitio muy discreto donde poder ser muy ruidosas. Una habitación de hotel también puede ser una buena solución.
Las posesiones también pueden ser un problema. Es natural que queramos compartir nuestras cosas con las personas que nos importan. Pero esta necesidad puede causar problemas cuando las propiedades —dinero, comida, arte, juguetes sexuales— pertenecen, legal o emocionalmente, a más de una persona. Si hay alguna posibilidad de que alguien tenga un sentimiento de posesión sobre algo, recomendamos enérgicamente hablar detenidamente con esa persona antes de que compartas el asunto con alguien más. Esta regla a veces es simple: no dejes que tu amante se termine el cartón de leche cuando tu pareja tenía pensado beber leche en el desayuno. A veces, de todos modos, es complicado. Aunque técnicamente tengas el derecho a dar un regalo que te hizo otra persona, la esposa que ve la corbata de su marido, que fue el regalo del Día del Padre, en el cuello de su amante puede sentirse comprensiblemente molesta. Del mismo modo, es buena idea pedir permiso para compartir una cosa que fue hecha para ti por tu amante, o algo que comprasteis en pareja durante un día íntimo de compras en vuestro aniversario. Muchos putones, por razones de higiene y/o apego emocional, separan aparte ciertos juguetes sexuales para usarlos sólo con una persona: mi vibrador, el dildo de Harry. Prestar o dar dinero que es propiedad común sin hablarlo antes con quien se comparte la propiedad es, esperamos que no haga falta decirlo, inaceptable.
ECONOMÍAS SEXUALES
La «tiranía de la hidráulica» es la frase de Dossie para hablar de las realidades biológicas que rigen muchos aspectos de la sexualidad. Aunque podría ser agradable pensar que eres un supermán sexual que puede producir erecciones continuamente disponibles ad infinitum, ninguna de las dos ha conocido nunca a un hombre así. Una persona que está deseando tener actividades sexuales convencionales con un amante masculino puede resultar comprensiblemente decepcionada si lo encuentra no disponible por haber eyaculado antes ese día con otra persona. E incluso la mujer más multiorgásmica no puede estar caliente continuamente.
Por lo general, este tipo de problemas pueden solucionarse reajustando tus expectativas sobre qué es el sexo: ¿realmente se necesita siempre una erección? ¿Un orgasmo? ¿Una eyaculación? Las personas practicantes de yoga tántrico han desarrollado maneras en las que los hombres pueden experimentar un orgasmo sin eyaculación. Estas estrategias son sólo algo útiles para el control de natalidad y sexo seguro y, sin duda, no son un sustitutivo para los condones. Pero tienen un maravilloso efecto secundario: los hombres que aprenden a tener orgasmos sin eyaculación son capaces de tenerlos muchas veces, como las mujeres. Quienes practican otros muchos tipos de sexo han desarrollado maneras en las que putones entusiastas pueden dar a sus parejas uno o muchos orgasmos y disfrutar de un banquete de placeres sexuales ellos mismos, independientemente de su nivel de excitación psicológica.
Las erecciones pueden ir y venir, pero el resto del sistema nervioso funciona prácticamente todo el tiempo. Antes de que pierdas la fe en el poliamor por culpa de la tiranía de la hidráulica, te sugerimos que investigues al menos algunas de estas posibilidades (capítulo 21, «Sexo y Placer»).
Acuérdate del sexo sin penetración. Acuérdate de la enorme variedad de placeres sexuales que no tienen la más mínima relación con las erecciones. Acuérdate de la sensualidad. Redescubre los masajes sin buscar nada más. Comparte una conversación increíblemente obscena sobre qué os gustaría haceros mutuamente mañana.
¿Vas realmente a morir de inanición?
Cuando intentas decidir qué límites quieres ponerle a la apertura de tu relación, no siempre es fácil saber qué miedos se basan en la realidad y cuáles en el temor o en espejismos. Primero, tienes que localizar las áreas de tu vida que te hacen sentir inseguridad, dónde percibes la posibilidad de carencia, lo que requiere mucha búsqueda interior y honestidad. Ayuda el preguntarse: «¿Qué es lo que me da miedo que pudiera ocurrir?».
¿El cariño de tu pareja por su amante realmente va a hacer que deje de estar enamorada de ti? ¿Qué sucedería si tu pareja pensara que ya no eres especial? ¿Qué sucedería si tu pareja estuviera tan exultantemente feliz que ya no te necesitara? De todos modos, ¿por qué tendría que desearte en ningún caso tu pareja?
Estos son algunos de los horribles pequeños pensamientos que aparecen en nuestra mente cuando tenemos miedo a morir de inanición.
Debes decidir si lo que te da miedo es realmente posible o algo que probablemente no sucederá. Después debes decidir qué quieres hacer al respecto. Preguntar a menudo a tu pareja si está bien, buena comunicación para saber si alguien está sintiendo alguna carencia o si la situación le agota, e interiormente hacer a menudo análisis realistas (¿La decepción proviene porque no se le levantó enseguida o es enfado o celos por su cita de ayer por la noche?), puede ayudar. Hablaremos más adelante sobre cómo obtener consuelo y apoyo cuando tienes miedo.
Los límites pueden ensancharse
A veces tienes que probar y ver qué sucede. La vieja historia de «Si amas algo, déjalo ir» es sensiblera, pero en el fondo contiene algo más de una pizca de verdad. Igual que a quienes hacen una dieta de adelgazamiento se les aconseja esperar a pasar lumbre para ver qué sensación tienen y aprender que pueden sobrevivir con esa sensación, puede que necesites sentir privación, simplemente para probarte que sentir esa necesidad no es el fin del mundo. A veces, dejar pasar un placer nos abre los ojos a otro que estaba ahí desde el principio; a veces, aparece uno nuevo; a veces, te das cuenta de que, de todos modos, no lo necesitas tanto ahora mismo. No podemos decirte cómo te sentirás dejándolo pasar. Todo lo que podemos hacer es asegurarte que aprenderás algo de todo ello. Da miedo… ¡y es satisfactorio!
Aprender cosas nuevas lleva su tiempo, así que date mucho. Puede ser útil que tengas claro en qué estás trabajando ahora y aprender eso —cómo sentir seguridad y sentirte sexy y especial cuando tu pareja ha salido porque tiene una cita— y prometerte que ya aprenderás los próximos pasos, bueno, próximamente. Cada cambio, pequeño o grande, se alcanza paso a paso, así que trabaja en este paso hoy, y te habrás preparado para el próximo paso mañana o, quizás, las semana que viene. Trabajando en el paso de hoy es cómo te preparas para el de mañana.