EL MAPA SEXUAL FEMENINO
E1 aparato genital de las mujeres está en su mayor parte oculto, salvo la vulva, que tampoco está a la vista, pues se encuentra en el interior de los muslos, entre el pubis o monte de Venus y el perineo; el vello púbico, a su vez, esconde los labios mayores y menores, el clítoris, el orificio urinario y la entrada a la vagina. Su ubicación frena el conocimiento que las propias mujeres tienen de sí mismas.
Para familiarizarse con los genitales bastará mirarlos con la ayuda de un espejo y ver cómo es la vulva, qué textura y grosor tienen los labios exteriores e interiores, de qué tamaño y forma es el clítoris y el capuchón que lo cubre, así como descubrir el color, tacto y temperatura de esa zona íntima. Algunas mujeres se excitan viéndola, lo que es completamente natural y placentero pero, sobre todo, conocerse a fondo es el primer paso hacia una sexualidad sana y gratificante.
LO FEMENINO COMO IDENTIDAD
Algunos sexólogos sostienen que en la pared frontal interior de la vagina hay una zona erógena, denominada el punto G, muy sensible a la estimulación y capaz de llevar al clímax. No obstante, esta idea no está del todo clara, y muchas mujeres no la descubren nunca.
La idea de que el himen se conserva entero en las mujeres vírgenes no es más que uno de tantos mitos populares. Por estar oculto, se tiende a pensar que el aparato genital femenino es igual en todas las mujeres. Lo cierto es que éste es diferente en cada cuerpo, desde el color del vello del pubis hasta la forma de los labios y el clítoris, la profundidad y diámetro del canal vaginal, así como la pigmentación que le da el color a lapiel de toda la vulva.
Además de ser un poderoso reclamo erótico, el vello que recubre el monte de Venus y los labios mayores de la vulva tiene la función de proteger la delicada anatomía de los genitales femeninos. La piel de estos labios carnosos es similar a la de todo el cuerpo; miden unos 7 u 8 centímetros de longitud. Los labios menores son alargados -a veces muy pequeños, otras tan grandes que asoman por entre los exteriores- y su tejido es mucho más delicado y de un tenue color rosado. Son muy sensibles a la excitación manual, de ahí su importancia en la sexualidad. Estos labios menores convergen en el clítoris.
Los flujos lubricantes que segregan las glándulas de la zona genital femenina son los responsables de su olor característico que, con frecuencia, resulta de gran erotismo para el hombre; en cambio a muchas mujeres les provoca inseguridad por temor a que resulte desagradable. En su entrada, la vagina está cubierta por una fina membrana, el himen, que la cierra parcial o totalmente. La idea de que éste se conserva entero en las mujeres vírgenes, no es más que uno de tantos mitos populares. En realidad, el himen, que es muy elástico, se mantiene en algunas mujeres activas sexualmente mientras que a otras que nunca han practicado el coito se les puede romper de forma accidental, dada su fragilidad.
La parte interior de la vagina tiene forma de canal y puede medir entre 9 y 12 centímetros de largo. Sus paredes se rozan, salvo al dilatarse durante el acto sexual. Es una zona húmeda, cálida y extraordinariamente flexible para permitir la penetración, o el momento del parto, Ya que durante el mismo llega a distenderse hasta alcanzar casi 12 centímetros de diámetro.
Otros órganos geniales internos son los ovarios, que producen óvulos durante la edad fértil y segregan las hormonas que confieren los aspectos propios de la femineidad. Por medio de las trompas de Falopio, éstos se conectan con el útero, donde se alojan y desarrollan los embriones fecundados. El cuello del útero puede palparse si se introducen los dedos hasta el fondo de la vagina, y también el pene de un hombre lo toca si es de la suficiente longitud o si el canal vaginal es corto.