EL SEXO

No existe buen sexo sin que en determinado momento haya egoísmo de ambas partes.

Los hombres ya son egoístas. Hace falta que las mujeres también lo sean.

Dentro de toda su inclinación para la maternidad y los cuidados familiares, la mujer no ha aprendido que a la hora del sexo la persona más importante debe ser ella y no su compañero. La crianza y la cultura hacen que esta premisa de entrega prime en todos los sectores de su vida. Una madre nunca es una mujer, sino alguien que pertenece a todos los miembros de la familia.

Así se nos ha criado y preparado, para servir y cuidar a los que nos rodean en la vida familiar, y acabamos por olvidamos de nosotras mismas.

¿Cuántas veces te has sorprendido diciéndote que lo más importante era el placer de él? ¿Y cuántas veces la preocupación de agradar ha generado en ti una frustración personal? Tengo la certeza de que la mayoría de las mujeres han de responder que fueron innumerables las veces en que su placer pasó a segundo plano o, peor, que salió de todos los planos.

«Pase la vida intentando agradar a los hombres: primero a mi papá, luego a mis novios y esposos. Es lo que yo llamo vocación de agradar».

Jane Fonda.

¿Es culpa de los hombres, por no preocuparse de sus compañeras? No. Sí lo es de las mujeres, por ceder ante una mentalidad machista y centrada en el hombre. Es cierto que esa ha sido la cultura predominante durante siglos y que poco se pensó y se oyó hablar de forma distinta. Pero ahora ya no quedan justificaciones.

Las mujeres debemos tener en mente que no hemos de esmeramos en mejorar nuestras vidas sexuales por nuestras relaciones o nuestros compañeros, sino principalmente por nosotras mismas. El sexo no es más que aprendizaje y práctica. Naturalmente, nadie nace sabiendo.

Cada uno es responsable por su propia felicidad, y nunca se debe echar la culpa a la otra parte. Es verdad que existen factores y personas que nos estorban, pero corresponde a cada quien quebrar el ciclo y dar nuevas direcciones a su vida.

Por lo tanto, sé egoísta a la hora del placer. Piensa en ti y en tu felicidad, y no ignores tus deseos y recelos. Sigue las siguientes tres prioridades: «Primero yo, segundo lo que es mejor para la convivencia, tercero los intereses de mi compañero». Te sorprenderá descubrir LA ADMIRACIÓN QUE SIENTE UN HOMBRE POR AQUELLA MUJER QUE SE COMPLACE A SÍ MISMA en lugar de complacerlo a él.

Además, a ellos les complace nuestra satisfacción. Para la mayoría de los hombres, nada hay más excitante que saber que una mujer está llegando al máximo de placer en su compañía, aún si la principal responsable del logro sea ella misma.

Para mí es solo pseudo egoísmo. ¡Si una piensa principalmente en sí misma, es para bien de los dos!

18. Lo que las damas de compañía saben sobre las rutinas sexuales

Resulta difícil hacer que la vida en la cama siga siendo novedosa en medio de tantas actividades rutinarias, pues hay quien sigue priorizando más la mesa de trabajo, y hasta el funcionamiento de la estufa.

El primer paso para lograr una vida sexual saludable es aprender a dosificar el tiempo invertido en cada uno de esos tres lugares, los principales de la vida en el hogar. Las mujeres que trabajan demasiado difícilmente tendrán buena disposición para el sexo, mientras que las que llevan una vida casera suelen ver su libido afectada.

Por otro lado, dedicarse demasiado a la vida en la cama también puede resultar inconveniente. Por increíble que parezca, las «sorpresas» diarias acaban por perder la gracia al poco tiempo. De modo que el desafío es este: ¿cómo mantener el equilibro entre la novedad y la rutina?

La respuesta es simple: sentido común, acompañado de dosis reforzadas de misterio.

El misterio atrae a los hombres. La mujer deseada es aquella que no ha sido totalmente «descubierta». Y un hombre puede llegar a desear a la misma mujer durante toda su vida. Solo procura conservar tus secretos y tus particularidades, porque los hombres no están preparados para saberlo todo sobre ti, ni quieren estarlo.

En otras palabras, no seas previsible. Sé una mujer distinta cada día: santa ayer, osada hoy y seria mañana.

Es importante dejar en claro que en la pareja la rutina nunca coexiste con la complicidad y la afinidad, pues hay innumerables maneras de placer por explorar. Lo que sucede es que hay falta de diálogo, lo que limita la exploración del placer. Con la falta de opciones llega la rutina.

Es falso que con el tiempo la libido baje dentro de la pareja, básicamente porque mientras más sexo se tiene, más se quiere tener.

Y no debemos pensar que una relación en la que ya se ha impuesto la monotonía no puede retomar el fuego inicial.

Existe, sin embargo, un hecho que cuestionar: ¿Por qué la responsabilidad de que el sexo no caiga en la rutina debe ser siempre de la mujer? Yo creo que los hombres también llevan parte del deber de mantener la actividad sexual saludable y «sazonada», tanto o más que las mujeres. Por lo tanto, dale a entender que a ti también te gustan las novedades. No siempre tienes que ser tú la que tenga que esforzarse en cumplir una fantasía, preparar una cena especial o ir a comprar algún accesorio en una sex shop.

Lo más probable es que él solo entienda que debe hacer eso luego de que tú se lo dejes en claro con todas sus letras, lo que supone aceptar que él proponga cosas diferentes. No olvides que ellos no entienden señales ni leen entrelineas; con ellos, el asunto es directo, de modo que hay que hablar claramente y sin rodeos.

Yo atendí a muchas parejas que contrataban damas de compañía y oí a algunos de sus miembros decir que se habían conocido por años sin que el sexo dejara de ser tan bueno como al inicio. Lo que me lleva a creer que un tiempo de relación largo no implica necesariamente que la pareja vaya a caer en la rutina.

Aquí van algunos toques que pueden contribuir mucho para que la relación no caiga en la rutina, o, si crees que ya ha caído, para que salgas de ella de una vez.

19. Libérate de prejuicios y tabúes sobre la conducta sexual

Libérate, mujer. No hagas casos de los límites impuestos por el sentido común de la sociedad.

En realidad, no hay reglas para el sexo. Todo vale, y el único límite es hasta dónde puedes sentir placer. Nadie podrá estipular nunca las reglas para aquello que no depende del sentido común. El límite que separa a la locura del placer es el límite de la satisfacción personal.

Por tanto, ve en busca de lo que te guste, pero ten en cuenta que si lo quieres conseguir deberás permitirte algunas osadías. Recuerda, eso sí, que no debes acceder a probar ninguna novedad si no te gusta. Nada de ir contra tu propia voluntad en nombre de la satisfacción ajena.

No creas que el hecho de no aceptar algo que se te proponga significará el fin de tu relación. Lo importante es respetarse. El sexo puede seguir siendo bueno prescindiendo de determinadas prácticas, pues cuando hay química la pareja nunca deja de descubrirse. Puede que no te guste esto o aquello, pero está bien: hay miles de cosas distintas que tu compañero y tú pueden probar.

20. Intercambio, diálogo y franqueza

Una relación en la que solo uno de los miembros goza de todos los beneficios es una relación poco saludable. Ambos son compañeros, y por lo tanto tienen los mismos derechos de sentir placer.

Cuando llegue el momento, debes tener la actitud adecuada y pedirle conversar. Si no estás satisfecha, déjaselo claro.

Sé franca, porque si la insatisfacción sexual continúa, eventualmente llega la pérdida de interés, lo que perjudica el desempeño sexual de ambos. ¿Le gusta el sexo oral? ¡Excelente! Después te toca a ti. Por increíble que parezca, muchas veces hace falta que los eduquemos para que sepan que también nosotras somos importantes. No hace mucho que las mujeres decidimos ser más exigentes, y todavía hay hombres que no se han acostumbrado a ello.

Después del sexo la pareja goza de una mayor proximidad física y emocional. Ese es un buen momento para hablar con él sobre su relación sexual, y también es un buen momento para hablar sobre las diferentes maneras de tener sexo (o hacer el amor) y sobre lo que les agradó o los decepcionó de la relación. En esos instantes, una conversación así puede llevarse más fácilmente. Ahora, en el sexo, el 50% de la responsabilidad es de ella, y el otro 50% es de él. Es decir que es necesario que los dos se esfuercen para que relación esté bien. Y el esforzarse incluye conversar con franqueza.

Yo creo que ya es hora de que las mujeres dejemos de cargar solas con la responsabilidad de cuidar de la calidad de la relación. ¿Te has detenido a pensar que cada vez que un marido deja su hogar para vivir con otra mujer lo hace culpando a su esposa de no haber llevado la relación de forma eficiente? Suele pasar que él tampoco contribuyó… y que ella no le exigió que lo hiciera.

¡Mujer, tú también tienes derecho a que él se ponga una tanga y te haga un striptease! Sé consciente de ello. ¿Y quieres saber más? Se me hace que a él también le va a gustar que lo hagas participar más activamente de la relación.

Nada impide que le hables de las maneras distintas de hacer el amor que te gustaría probar, sea durante el acto mismo o antes. Pero, por favor, evita hacerlo en un momento inoportuno: el asunto es serio, y requiere de toda la atención de tu compañero. Así que nada de conversar sobre ello mientras te arreglas para el trabajo y él se prepara apresuradamente un café.

Probablemente te darás cuenta de que hablar francamente con él después del sexo hará que quieran repetir la dosis. A fin de cuentas, hablar sobre sexo estimula la libido. (¡Imagíname a mí, que escribo este libro!). En caso de que hayas quedado sexualmente insatisfecha, comienza por masturbar a tu compañero, a fin de provocarlo. Si no tiene ánimos de retomar el sexo, busca otra manera de satisfacerte con él: pídele que te haga un oral, o que te masturbe. Por otro lado, de hecho, hay que aceptar que alguna vez has de salir perdiendo; después de todo, no todo encuentro es 100% satisfactorio. Lo que no puedes permitir es que se vuelva rutina: él, solo él y siempre él. El sexo debe ser siempre un intercambio.

21. Libido femenina x libido masculina

Esta es la cuestión con muchos de los problemas que se generan dentro de las relaciones. Y nadie se da cuenta de ella.

Pienso que estas diferencias conforman uno de los motivos principales de las desavenencias entre los hombres y las mujeres. El problema surge en el sexo y se expande hacia los otros aspectos de la vida. Es increíble, pero lo que despierta la libido en uno termina por apagarlo en el otro.

Voy a dar un ejemplo típico y fácil de entender. Es algo que observé en el día a día de muchos de mis clientes y sus compañeras:

La pareja discute (eso es normal; anormal es no discutir). Los hombres, cuando están tensos, automáticamente piensan en tener sexo. Cuando las mujeres están tensas el sexo es lo último en lo que piensan.

En esos momentos, el sexo es para el hombre un comprimido relajante que lo tranquilizará. Por eso, su libido aumenta.

A las mujeres tensionadas la libido les baja. Por lo general, cuando hay discusión no hay sexo. A las mujeres la libido les aumenta con las palabras, por lo cual digo y repito que en nuestro caso la inteligencia es un afrodisíaco. Ahora, en una discusión no suele haber frases agradables. Resultado: libido cero.

Habiéndose dado una discusión, lo natural para el hombre es buscar a la mujer para tener relaciones, por más que sigan peleados, y lo que ocurre las más de las veces es que ella no quiere. Entonces él se siente rechazado, y sale en busca de alguna mujer o de una dama de compañía que sepa satisfacer sus deseos y sanar su ego herido.

¿Digo entonces que todas las mujeres deben olvidar al instante las tensiones, pasar por encima de las discusiones y tener sexo en contra de su propia voluntad solo para evitar las infidelidades?

De ningún modo.

Lo que digo es que siempre hay que tratar de dejar en claro lo que está pasando dentro de nosotras. Explica a tu compañero cuál es la relación entre las tensiones y tu libido, y después, como ya dije, déjalo en nada.

Todo debe ser siempre dicho claramente, y discutido de forma franca y madura.

¿Sabes qué es lo que pasará cuando él te entienda mejor? No experimentará esa sensación de rechazo, lo que disminuirá las posibilidades de que necesite buscar nada fuera de la relación.

¡Cuántas veces me han contratado y me han contado en el dormitorio que habían peleado con sus esposas o novias, que ellas los habían rechazado y que, ya que no los querían, ellos habían salido a buscar a alguien que sí los quisiese!

Sucede que analizamos las reacciones y actitudes de los otros tomando como base las nuestras. La única razón por la que un hombre puede preferir no acostarse con una mujer que lo busca es porque simplemente no le gusta. Así, cuando una mujer los rechaza, ellos creen que esta ha perdido el interés sexual en ellos.

Presta atención: ellos no entienden que para ti la libido funciona de una forma diferente que para ellos. Eres tú quien va a tener que explicárselo a tu compañero, pues de otro modo nunca lo sabrá. Por su cuenta, ellos no se dan cuenta de nada.

Otro dato importante: a las mujeres nos cuesta más sacar los problemas de nuestras cabezas durante la relación sexual que a los hombres. Eso hace que nuestra libido baje y que consecuentemente tengamos más dificultad que los hombres de llegar al orgasmo.

En ese momento, las mujeres deben estar preparadas para liberarse de pensamientos inadecuados. A la hora de entregarse al placer los problemas quedan para después. Es una buena táctica, antes de empezar una relación sexual, decirte a ti misma que te darás la oportunidad de no pensar en nada, y que tratarás de resolver lo que haya que resolver únicamente después del sexo, como una especie de pacto contigo misma.

Es curioso, además, darse cuenta de que, durante la relación sexual, la mujer se la pasa tratando de tener un orgasmo, mientras que el hombre lucha por no tener uno.

22. Tiempo suficiente y tranquilidad

Esos son componentes indispensables que contribuyen a un buen desempeño sexual. El estrés del día a día y el exceso de actividades se interponen y disminuyen el tiempo que debería destinarse a la pareja, de modo que hace falta que reserves un espacio para la vida de a dos. Sin embargo, evita fijar siempre una hora y un tiempo de duración para la relación sexual. El sexo programado también es un signo de rutina.

23, Aprovecha tus dotes

Todo el mundo tiene alguna parte en el cuerpo que se destaca por encima de las otras. El truco es aprovechar esas partes. Nadie es perfecto y atractivo en todos sus aspectos. Si hasta los modelos se quejan de alguna cosa que no les gusta de su propio cuerpo, imagínate la gente común como nosotros. Siempre aparecerá alguna imperfección física, como un abdomen saliente, muslos gruesos, celulitis o, quien sabe, pechos pequeños. Siempre habrá una u otra cosa.

De modo que tienes que valorar aquello que tengas de mejor, con el objetivo de evidenciar menos lo que no te favorece.

Lo que puedes hacer es preguntar a tu compañero cuál es la parte de tu cuerpo que más le agrada y, tras eso, invertir en su «producción». Ten en cuenta también lo que más te agrada a ti y no te quedes solo con su opinión. ¡Tienes que hacer valer la tuya! Pero aprovecha sus observaciones, porque a veces no nos damos cuenta de qué partes de nuestro cuerpo resultan atractivas.

Una amiga mía tiene unas piernas lindísimas. ¿Sabes cuándo se dio cuenta? A los 42 años de edad, cuando se puso unos shorts por broma y el gimnasio entero paró en seco cuando ella entró. Algún amigo y su instructor se lo comentaron, y solo entonces ella comenzó a tener más conciencia de su propio cuerpo.

¿Tienes bonito el cabello? Llama la atención sobre él. Déjalo suelto, tenlo bien cepillado, adórnalo con horquillas. ¿Tienes bonitos pechos? Vístelos con escotes. ¿Una cintura elegante? Lúcela. ¿Tus caderas son más grandes de lo que te gustaría? No hay problema: aquel otro atributo que tienes bien puede encubrir aquello que no es tan bonito.

Nadie deja de ser atractiva por no coincidir al 100% con los parámetros de belleza impuestos por nuestra sociedad.

Procura usar ropa que destaque las mejores partes de tu cuerpo. Es importante que las mujeres que tienen bonitas piernas usen faldas. Atraen a los hombres, aun cuando no sean tan cortas. La posibilidad de que no haya un calzón debajo de ellas los atrae más todavía.

Y no se te ocurra camuflar tu identidad al comienzo de una relación. Tu forma de hablar, vestirte y reír refleja tu personalidad y por lo tanto forma parte de ti. A menos que se trate de cuestiones de guardar respeto y conservar la buena educación, es bueno conservar la identidad. Veo muchas mujeres que, por ejemplo, dejan de vestirse de determinada manera solo porque sus novios o esposos les piden por celos que las cambien, cuando tanto ellas como ellos mismos olvidan que si hubo una atracción, en primer lugar fue precisamente por su manera de ser. Después ellos las cambian, ellas lo permiten y el tiempo hace que pierdan el interés, pues ya no son las mismas personas de las que un día se enamoraron. Y por increíble que parezca, tienen el descaro de ir con damas de compañía y quejarse de que sus esposas han cambiado.

Un día, conversando con una amiga, ella me contó que su novio le había pedido que dejara de usar minifalda. Ella es una mujer muy bonita, y cuando lleva minifalda llama todavía más la atención. Me preguntó qué pensaba sobre el que dejara de usarla.

—¿Te has vuelto loca, mujer? ¡Nunca dejes de ser tú misma! Dile que el problema no está en la minifalda sino en su cabeza. Si le haces caso, van a romper por no darse espacio y por dejar que se pierda tu identidad.

Y eso vale tanto para los hombres como para las mujeres que quieren transformar a sus parejas en personajes que creen que les agradarán más.

24. Seguridad en ti misma

Tener seguridad en ti misma es sinónimo de seducción. Toda mujer sexy es segura de sí misma, y todas las mujeres lo deberían ser. Es algo que se puede tener independientemente de corresponder o no a los patrones sociales de belleza.

Tener seguridad en sí misma hace sexy a una mujer. Es tan cierto como que existen mujeres que son sexys sin que su peso y sus medidas coincidan con los rígidos patrones de belleza de nuestra sociedad, lo que no quiere decir que dejen de ser bellas. La belleza comienza por la personalidad. ¿Confías en ti misma y en tus habilidades? ¡Excelente! ¡Linda!

¿No estás segura de ti misma? Entonces es hora de que lo seas. ¿Cómo? No es tan complicado, realmente.

Primero debes comenzar por la autoafirmación. Aún si todavía no tienes tanta confianza en tus palabras, acostúmbrate a pensar y a decirte a ti misma lo que te gustaría ser, como si ya lo fueses: «Soy linda», «Soy sexy», «Cumplo con todos mis proyectos», «Soy segura de mí misma»…

Una es lo que una piensa que es. No te avergüences de pensar así, porque no es presunción sino amor propio.

Haz de ello un ejercicio diario. Repítelo mirándote a los ojos en el espejo, mientras te cepillas los dientes, te maquillas o te arreglas el cabello. Las personas no nacen seguras de sí mismas, sino que se vuelven así conforme crecen. Tener seguridad en uno mismo ayuda mucho al desempeño sexual. Es algo que comienza por dentro y se refleja en todas las otras áreas de la vida.

25. El famoso rapidito

¿Queda poco tiempo en tu agenda para el sexo? ¿Por qué no colocar el famoso rapidito como ingrediente de tu día a día, en el que el tiempo a menudo resulta corto? Eso sí, no puede volverse una constante, pero va muy bien de vez en cuando.

¿Y has pensado en tener relaciones con la ropa puesta? ¡Entonces ve y pruébalo! ¡No sabes cuán divertido puede ser!

26. Cuidado con las apariencias

A los hombres no les gustan las mujeres descuidadas con su apariencia. Acuérdate de que la visión los estimula; mientras que para las mujeres el factor principal son las palabras, a los hombres les gusta ver. Las mujeres somos auditivas.

No hace falta que tengas un cuerpo perfecto, pero sí las uñas bien cuidadas y el pelo bien arreglado, además, una buena depilación y una buena higiene hacen una gran diferencia. ¿Ya pensaste en adornar o cambiar la apariencia de tu vello púbico? La palabra clave es innovación. (Sin contar el hecho de que si te sientes bien contigo misma te sentirás más atractiva y segura en el sexo, lo que mejorará tu desempeño y tu satisfacción).

Arréglate para el encuentro. Acuéstate perfumada y con el cabello peinado, con alguna joya de apariencia sensual. Basta de irse a dormir en polos viejos, ¿sí?

27. La cama es un lugar sagrado

¿Van a discutir? ¡Para la sala, los dos!

No hables de problemas en la cama, sino usa otro ambiente de la casa para ello.

No olvides nunca que los asuntos serios y estresantes no deben ser tratados ni resueltos en la cama si la pareja se gusta. Usa otro espacio de la casa y destina la cama solo para los buenos momentos. Así, disfrutar en ella será siempre sinónimo de satisfacción, intimidad y erotismo.

Las damas de compañía y sus clientes hablan de problemas en la cama, sí, pero ten en cuenta que ese no es su «nido». La cama de tu casa no debe transformarse en un lugar de traumas y malos recuerdos y que los haga revivir situaciones difíciles.

28. Fingiendo orgasmos

Ah, estoy segura de que lo siguiente va a ser una verdadera novedad: SÍ, ES POSIBLE FINGIR LOS ORGASMOS.

Hablando en serio, eso es algo que no hace mal a nadie; a ninguna mujer, en todo caso. Para tener sexo seriamente no hace falta dejar de lado la gracia. Teatralizar es parte del juego. Lo que de ninguna manera debe suceder es que finjas siempre, hacerlo hábito, porque la otra parte va a convencerse de que la manera en que lo hace te gusta. De vez en cuando, sin embargo, está bien para avivar el encuentro.

No debes olvidar algo importante: finge solo durante el sexo vaginal, pues ahí no hay modo de que él se entere de que estás fingiendo. Durante el sexo anal ni soñando, porque quien está penetrando siente muy bien los espasmos musculares que suceden en la región cuando una tiene un orgasmo. De modo que no hay manera de engañar… Y no queremos que él se entere, ¿verdad?

29. Cambia de lugar

¿Siempre lo hacen en la cama? Qué aburrido, ¿no?

Es hora de cambiar de ambiente. ¿Ya probaron hacerlo en la cocina? ¿Y qué tal un lugar mucho menos privado, como las escaleras del edificio, la terraza, el elevador, el garaje del edificio, el cine, dentro de un auto estacionado afuera del centro comercial, o inclusive en el mar?

Llévalo al cine y siéntense en una zona más reservada. No hace falta que lo hagan todo ahí mismo, pero pueden aprovechar para intercambiar caricias provocativas. El peligro de ser descubierto excita a las personas y calienta la relación.

¿Han experimentado visitar una casa de swing? ¿Es una idea demasiado liberal para ti? Solo visita una. No hace falta que vayas para cambiar de compañero, pero sí pueden aprovechar para realizar la fantasía de tener sexo en público, matar la curiosidad o solo para excitarse por la novedosa situación.

30. Swing: intercambio de cónyuges

En realidad, el swing no es ninguna novedad sexual de la modernidad. Los romanos antiguos eran duchos del swing y para ellos el sexo grupal era habitual. Lo que sucedió es que con el tiempo la práctica fue olvidada por el mundo, hasta que la liberación sexual la trajo de vuelta.

«La moda del intercambio de parejas es relativamente nueva. Desear a la mujer del prójimo es algo que sucede desde que aparecieron los diez mandamientos; la novedad es que al prójimo le gusta la idea y desea a la de uno también».

—Luis Fernando Verissimo

Al contrario de lo que mucha gente piensa, los swingers son parejas que intercambian de compañeros con otras pero que no necesariamente frecuentan casas de swing.

Ir a ellas es lo más indicado, por supuesto, pero si el swinger prefiere lugares más discretos, el encuentro puede darse perfectamente bien en otra parte, como en un motel, por ejemplo.

Hay otras formas de practicar el swing sin la mediación de una casa, como la Internet, por ejemplo, suscribiéndose a sitios web especializados en intercambios. Siempre doy la sugerencia de que si las parejas solo se conocen por Internet, es mejor que el intercambio suceda en una casa de swing. Una pareja solo debe llevar a otra a su casa luego de haber desarrollado mucha confianza la una con la otra. Viene muy bien conocerse personalmente sin compromiso de hacer nada (eso siempre hay que dejarlo en claro en las conversaciones).

Las parejas también suelen tener mucha curiosidad por el modo en que otras parejas tienen sexo, y esta puede ser satisfecha visitando una de estas casas. La curiosidad es saludable, y al final todo el mundo quiere saber si lo hace de manera efectiva y si hay mejores maneras de hacerlo.

Las casas de swing son las más indicadas por el factor seguridad, porque tienen una distribución de ambientes propicia a tal tipo de encuentros y también porque permiten que haya un contacto más directo entre las parejas, sin contar que el ambiente suele ser muy animado.

Recuerdo haber visitado estas casas con algunos de mis clientes. Siempre era muy divertido, y se aprendía cantidad de posiciones y técnicas. Allí se conversa sobre sexo con otras parejas con mucha libertad. Ese es el asunto principal. Y una cosa muy importante que se puede ver es que las personas no tienen vergüenza de su cuerpo, aún si son bastante imperfectos: es como una playa nudista, solo que bajo techo.

Y también es necesario que haga una aclaración inicial: las casas de swing no son lugares de libertinaje, pero sí de libertad, y muchos son los casos de adeptos a esta práctica que podríamos llamar también filosofía de vida. En caso tengas ganas de ir a una, lo primero que tienes que hacer es hablar con tu compañero. En estas casas solo entran parejas. Ya dentro puedes separarte de él, pero para entrar es preciso llegar acompañado. La decisión debe ser hecha por los dos; ambos deben estar de acuerdo en querer estar ahí juntos. No puede pasar que uno acceda a ir solo para agradar al otro, la decisión debe ser unánime. Para los swingers la pareja es la unidad.

Otra cosa a tener en cuenta es que si uno de los dos es celoso en extremo, es mejor no ir. Suele sucede que algunas parejas hacen daño a su relación por falta de confianza mutua, y lo que debería ser un avance se convierte en retroceso. Es importante que la pareja se encuentre fuerte, segura y con los detalles resueltos para que los celos no terminen por convertirse en un problema. Si eres parte de una pareja con libertad en relación al sexo, si confiaran totalmente el uno en el otro y tuvieran deseos de tener experiencias nuevas, participar de un club de swing puede ser una buena opción para quebrar la rutina. ¡Puede ser una novedad genial!

Hay muchas relaciones que mejoran luego de la experiencia. Conocí clientes que me contaron que la intimidad y la complicidad crecieron dentro de sus relaciones tras la experiencia. Pero hay que tener en cuenta que si ya existieran problemas dentro de un matrimonio, practicar el swing no va a resolverlos mágicamente. Para experimentar un estilo de vida más liberal hay que ser personas que se aman, se aceptan como son, se respetan y confían la una en la otra.

He de enfatizar algo: en las parejas que practican el swing, no hay infidelidad.

«¿Y eso cómo es?», debes estar preguntándote. Pero es verdad. No hay infidelidad por dos motivos: el primero tiene que ver con el hecho de que los dos son conscientes de estar realizando un intercambio, de modo que nadie está siendo engañado. En segundo lugar, por tener una relación liberal ya establecida, siempre buscan participar juntos en los encuentros, sin dejar a la otra parte fuera de la situación. Amante = traición y swing = complicidad.

Las parejas que frecuentan casas de swing rara vez tienen relaciones extramaritales.

Otra cosa que no hay que confundir es el swing con amor. No se hace el amor en las casas de swing, se tiene sexo. Se hace el amor dentro de las parejas que se aman, entre los compañeros que tienen un contacto más directo.

El sexo con amor solo se tiene dentro de la pareja, nunca entre las parejas. Siendo así, los celos están fuera de lugar. El hecho de que uno de los compañeros de una pareja está en los brazos de otra no tiene que ver con sentimientos, sino solo con el deseo sexual.

A lo mucho, entre las parejas que intercambian habrá amistad, y siempre mucho respeto. Porque con el swing también se pueden establecer amistades, y algunas serán excelentes.

Ir a una casa de swing puede ser una situación interesante. Quien va no necesariamente tendrá que intercambiar parejas. Hay quienes van a mirar y sentirse excitados: los llamados voyeurs.

A continuación, unos consejos para visitar estos lugares tan diferentes.

La vestimenta es libre. Ponte lo que desees ponerte. Pero recuerda: que la casa sea liberal no significa que vaya a faltar la elegancia.

Si eres del tipo exhibicionista o si te gusta la ropa apretada y provocativa, los bares y casas de swing permiten e incentivan la libertad de llevarla. Si así lo prefieres, puedes salir de casa vestida de manera recatada y cambiarte de ropa una vez en el local. Por lo general hay vestuarios a la disposición de los visitantes.

Evita usar muchos accesorios, pues los relojes y pulseras pueden arañar a otros swingers en los momentos de mayor excitación. También puede que se te pierdan.

No te preocupes por que sea tu primera vez. Todas las personas que hoy son swingers han pasado por esa experiencia, y lo más probable es que el día que tú vayas habrá otras parejas en la misma situación.

El mejor consejo que te puedo dar es que actúes naturalmente. Intenta acercarte a los otros de manera cordial y educada, del mismo modo que en las reuniones sociales. Preséntate, presenta a tu acompañante y conversa de manera agradable. Conversar con otra pareja no significa necesariamente que vayan a intercambiar.

Si fuera la primera vez de la pareja, vale la pena usar la sinceridad como un paso para insertarse en el grupo. Di que tu compañero y tú son nuevos en el lugar, y que esa es tu primera vez.

Después de la primera pareja, todo se volverá más fácil.

En las casas de swing, las reglas primordiales son la educación y la gentileza. Las personas que frecuentan estos lugares tienen por hábito mantener el buen nivel. Las mayoría de la gente cree que estas casas son lugar de parrandas y orgías, pero esto no es cierto: son lugares muy bien organizados, frecuentados mayoritariamente por personas de clase media alta.

Otra regla muy importante a ser tenida en cuenta es que existe libertad, lo que implica la posibilidad de rechazar o ser rechazada. Este debe realizarse de manera diplomática y efectiva: «No, muchas gracias» es una frase que todos entendemos.

Si decides empezar a frecuentar el lugar, sé siempre honesta con tus sentimientos y explica a tu compañero lo que te sucede. Si uno de los dos no estuviera a gusto y prefiere salir del lugar, entonces es hora de que la pareja vuelva a casa y converse sobre lo que le pasó. Evita que las salidas a nuevos lugares se vuelvan traumáticas.

La línea que separa el «yo realmente quería» a «me sentí obligado a hacerlo» es por demás tenue. Un «no» separa las dos situaciones. Eventualmente, eso hará una gran diferencia.

No te sientas presionada a experimentar con todas las novedades de una casa de swing ni mucho menos a intercambiar con todos los parroquianos. El placer también está en aprovechar bien cada oportunidad. Calma, que las casas de swing no van a desaparecer. De hecho, todo parece indicar que crecerán.

Una pareja que haya comenzado a conversar contigo no necesariamente querrá intercambiar. En esos locales se forman muchas amistades, y también vale la pena ir a conocer personas.

En la mayoría de las casas hay normas preestablecidas. Quien quiera hacer su estadía más agradable, ser aceptado y divertirse, deberá seguirlas. Hay casas que tienen carteles a seguir con sus recomendaciones, para visualización de los visitantes:

Manual de etiqueta y reglas para swinger.

1) Sé cortes. Todos queremos ser tratados como personas, no como objetos, y la cortesía será bienvenida por todos. Trata a las personas con consideración, sensibilidad y discreción. Una regla de oro: trata a los demás como te gustaría ser tratado.

2) Sé amable. Aunque no te interese tener una experiencia sexual con determinada pareja o persona, respeta sus sentimientos, porque es probable que sean personas interesantes con las que podrás entablar otro tipo de relación.

3) Está preparado. Si decides concretar un intercambio o un encuentro grupal con alguien, lleva preservativos, peine, cepillo y pasta dental, etc.

4) Limpieza e higiene. Son parte de una buena educación, como todos sabemos, pero te sorprenderá saber que muchas personas no se dan cuenta de que su aliento no es muy agradable. Verifica todos los detalles relacionados. No olvides llevar un desodorante, para evitar sudar en exceso en los momentos comprometedores.

5) Ten en cuenta los sentimientos de los otros. Verifica si tu pareja o la otra pareja está relajada o tensa, de modo que cualquier posible causa de incomodidad pueda ser disipada con un momento de buen humor o una conversación más amena. Recuerda: no todos pensamos y sentimos de la misma manera.

6) No seas insistente. Si alguien, incluyendo a tu pareja, dice NO, no preguntes por qué, pues, a pesar de todo, ser swinger significa libertad de acción y elección, tanto para ti como para los otros. Evita cualquier situación que pueda llevar a los otros a sentirse forzados a hacer algo que no quieren.

7) Solo acepta lo que sea divertido para todos. Recuerda que la idea es esa: divertirse y pasar momentos agradables. No intentes imponer tu forma de pensar ni crees polémica acerca de las ideas de los otros, porque lo que podría ser un encuentro extremadamente divertido podría acabar en discusión, lo que no conducirá a nada.

8) Usa condón siempre.

9) La pareja que vaya a practicar el swing debe estar decidida, ser muy liberal y aprovechar el momento, que puede ser el único.

10) Nada de reclamos o culpas dentro de la pareja, solo aprovechar el placer.

11) Antes de llegar al swing, corresponde a cada pareja sentir que eso es lo que realmente desea. Entender que el swing busca el placer, la mejora del matrimonio, la realización de nuevas fantasías y nunca una razón de culpa.

12) Sumar al placer de tener sexo placentero con un nuevo compañero el placer de ver a la mujer o al marido teniendo sexo con otra persona.

13) En el primer encuentro, evita la inhibición o cualquier obstáculo provocado por el hecho de encontrarse en casa de alguien que no conoces, o viceversa.

14) Si la pareja ya tuviera experiencia y fuera a acercarse a una pareja que prueba el swing por primera vez, hay que tener especial cuidado. Es importante delimitar todas las fronteras: ¿Está dispuesta ella a tener sexo anal o no? ¿Puede tener ella sexo con otra mujer? ¿Quiere él una relación homosexual?

Estas recomendaciones deben resultar evidentes para las parejas que buscan placer, y pueden ser seguidas según el criterio de cada pareja o practicante de swing.

«Uno puede amar mucho a una persona, e irse a la cama con otra».

Leilia Diniz

31. Sexo de a tres: experimenta con la novedad

Aunque no parezca muy agradable a primera vista, la única manera de saber si te gusta es experimentar, y es posible que te sorprendas a ti misma. Si eres lo bastante osada y sientes el deseo suficiente, vale la pena probar con las relaciones sexuales de a tres, sea con un hombre o una mujer más en la cama.

En realidad, el ménage a trois no es algo tan descabellado. Muchos hombres sueñan con tener sexo con dos mujeres al mismo tiempo, y no son pocas las mujeres que se preguntan cómo sería ir a la cama con dos hombres. El ménage puede ser una buena manera de probar formas nuevas de sentir placer, siempre que estés a gusto y realmente quieras experimentar. A la hora de decidir, es importante poner en primer lugar tus propios intereses y expectativas.

Es falso que el sexo de a tres es una práctica de la modernidad. Por ejemplo, todo indica que en el antigua Grecia este tipo de encuentros era común.

Antes que nada, es esencial planificar bien, escoger la mejor compañía posible para la aventura y decidir si el ménage será con un hombre o con una mujer más en la cama.

El ménage á trois puede ser una experiencia sexual fantástica para la pareja, tomando como base que la elección de los compañeros sea la acertada. Es fundamental que las partes dejen en claro entre sí qué es lo que realmente quieren del encuentro. Si fuese solo un juego o una forma de ampliar la gama de opciones sexuales, puede resultar todo muy agradable. Si, por el contrario, la experiencia pudiera convertirse al día siguiente en un problema, es mejor dejar la posibilidad de lado. La idea no es encontrarse de a tres para luego morirse de culpa.

Si quieres que tu primer ménage sea inolvidable, lo ideal es escoger muy bien a la tercera persona. Escoge la opción que mejor sea para ti y que te tenga más tranquila: ¿una amistad cercana o una persona totalmente desconocida? Por lo general, las personas se encuentran más a gusto con otras con las cuales no prevén tener más contacto personal, como algún parroquiano de una casa de swing, o una dama de compañía. Yo misma fui la primera vez de varias parejas. Hay aquí un factor importante de resaltar: la posibilidad de que la experiencia no fuera positiva para la pareja, en lo cual es comprensible que se prefiera no tener más contacto con la tercera persona.

Pero también hay quienes prefieren hacerlo con una amistad cercana, con quien se sienten más a gusto y en confianza. La elección depende de la pareja. Ambos deben considerar los pros y los contras y decidir juntos a quién invitar.

Un buen consejo para la primera vez es comenzar con un lento y sensual baño de a tres, bajo una luz sugerente y con poca ropa, para empezar a aclimatarse. El resto corre por cuenta de la imaginación de cada quien.

En un encuentro de a tres no hay lugar para los celos ni para la timidez. Quien se queda esperando que los otros satisfagan sus deseos puede acabar quedándose con las ganas. La premisa es tener iniciativa y contribuir a las fantasías del otro. Es importante hablar, expresar las sensaciones y demostrar los deseos. Sin eso, la experiencia puede tornarse sumamente frustrante. Nada con menos gracia que dos teniendo sexo y uno mirando, como si fueran un voyeur y dos exhibicionistas. Si quieres hacerlo, entrégate de cuerpo y alma, deja la vergüenza de lado y haz aquello de lo que tuvieras ganas.

Si la tercera persona es una mujer y tuvieras ganas de tener sexo con ella, hazlo. Muchas mujeres sienten deseo por otras mujeres, y eso es normal: nadie va a ser considerada homosexual por tener sexo con otra mujer. Tómalo como una fantasía realizada. La verdad sea dicha, toda mujer en el fondo tiene curiosidad y deseo de experimentar con otra mujer.

También hace falta que no haya ningún tipo de prejuicio respecto de las preferencias sexuales de los otros. En una relación de a tres, es lo natural que todos se toquen, y eso incluye a las dos personas del mismo sexo.

Es necesario tener la mente abierta para comprender los deseos de los compañeros. También es completamente necesario cambiar de preservativo tras cada penetración. Una mujer no tiene la flora vaginal compatible con la de otra, lo que puede causar problemas.

Generalmente, el grado de excitación de los participantes del sexo de a tres es mayor que el de los participantes del sexo de a dos. Que los participantes estén excitados tiende a hacer que las relaciones duren más tiempo.

Una relación de a tres puede ser un ménage masculino o un ménage femenino.

En el ménage masculino, la pareja acepta un hombre, en cuyo caso se pueden establecer relaciones sexuales éntre ambos hombres. Esto es más difícil, no porque ellos no tengan deseos, sino porque los tabúes son bastante más grandes en comparación con los que pesan sobre las mujeres respecto de la bisexualidad.

Esta variante es apropiada para las parejas en las que la esposa desee ser tocada por dos hombres. También es una oportunidad única para tener una experiencia sexual con otro hombre sin recurrir la traición. En la práctica, las mujeres generalmente escogen hombres con características distintas a las de su compañero, pues la intención es tener experiencias distintas, especialmente si ellas circundan los 40 años. Las mujeres de esa edad suelen haber tenido pocas experiencias sexuales, gracias a la cultura imperante en la época en que se casaron. Por lo general, han iniciado la vida conyugal célibes, o prácticamente sin ninguna experiencia.

Yo creo personalmente que, en esos casos, es una forma de consideración del hombre para con su esposa el permitir que otro hombre se le acerque, a fin de satisfacer sus deseos y curiosidades.

Al fin y al cabo, los hombres pueden haber tenido otras experiencias sexuales, pues eso les fue impuesto por la cultura imperante en la época de su adolescencia. Lo que es otra razón por la cual el acto puede ser visto como un gesto de consideración de ellos para con ellas. El esposo debe ser un hombre seguro de sí mismo y consciente de su valor. Los hombres inseguros suelen arrepentirse después del encuentro, e inclusive durante el mismo.

En el ménage femenino, la pareja acepta a una mujer. Al contrario del ménage masculino, lo que generalmente ocurre es el establecimiento de relaciones bisexuales, es decir, que ambas se tocan, ya sea porque a él le guste verlas o porque ella tenga curiosidad de ser tocada; nada impide, por otro lado, que las chicas no se toquen y solo se ocupen del hombre. En ese caso, la cuestión de la seguridad se aplica a la mujer. Conviene al hombre involucrar a su esposa en la elección de la otra mujer. Ella escogerá a una chica que no le haga sentirse inferior, lo que hará que se sienta más a gusto, Y en caso de que hubiera un cuestionamiento posterior, vale recordar que la decisión fue de ambos.

Después de que todo acaba, vale la pena conversar sobre ello, para que cada uno exprese sus impresiones y sentimientos en relación a la experiencia. El cuestionamiento más común suele ser si ha sido algo que sucederá nuevamente.

Es preciso dejar en claro que hay fantasías que es mejor dejar solamente en la imaginación. He sabido de clientes que han intentado cumplir una fantasía sin que sus expectativas fueran satisfechas, de modo que el asunto perdió gracia y desapareció el deseo de incorporar determinado fetiche en el sexo. Haz, prueba, pero no construyas grandes expectativas.

El sexo de a tres no necesariamente va a gustar a todo el mundo. Habrá quienes lo disfrutarán y quienes no le encontrarán la menor gracia. Hay muchas formas para el sexo, y cada una es para un tipo de persona.

Puede que determinadas experiencias no sirvan para ti pero sí para otros. Si el ménage á trois no fue todo lo que esperabas, está bien. Valió por la experiencia, y quién sabe, puede que en una próxima vez sí funcione, ¿verdad?

Fueron muchas las veces en que una pareja me contrató para experimentar un ménage á trois. Me parecía válido y excelente cuando ambos miembros compartían la curiosidad. Pero nada saludable cuando solo era para satisfacer la voluntad del hombre. Muchas veces las mujeres accedían a ello contra su voluntad, básicamente porque persistía el pensamiento cliché según el cual «si yo no lo hago, va a haber otra que sí querrá». Una mentalidad pequeña y triste. Los hombres no son reyes cuyas voluntades deban ser obedecidas al 100%, ni las mujeres son sirvientes suyas que deban cumplir con obligaciones sexuales. Una relación no se va a terminar porque una fantasía no hubiera sido realizada, ni eso va a dar al compañero justificación para que se vaya a buscar otra mujer. Si él fuera de esa naturaleza, de nada servirá que su mujer vaya contra sí misma por él y sus deseos, pues de todas maneras la van a engañar.

Lo que yo hacía cuando atendía a una pareja era preguntar a la mujer aparte, generalmente cuando íbamos a bañarnos primero, si ella estaba allí por voluntad propia o si lo hacía por complacer a su marido. Si la respuesta era la última, nos ayudábamos mutuamente a simular las relaciones sexuales entre las dos. Pero eso era un paliativo que servía solo para ese momento; otros podían llegar sin que fuera posible que ella salga bien librada. Lo correcto era entonces el diálogo dentro de la pareja. Las personas, sin embargo, solemos dificultar la aplicación de soluciones simples como esa.

Siempre me impresionó que la mayoría de parejas me buscaran para satisfacer al hombre solamente. Yo diría que estas formaban más o menos un 70% del total.

32. Prueba con nuevas zonas erógenas

Pruébalas tanto en ti como en tu compañero. ¿Tienes total seguridad de que conoces su cuerpo a la perfección? Luego de un buen baño de a dos, prueba pasar al lengua entre los dedos de su pie y luego chúpalos uno por uno, como si fueses a practicarle sexo oral. Su reacción te sorprenderá.

Cualquier hombre o mujer puede enloquecer con la provocación adecuada. Mucha gente no lo sabe, pero los pliegues de los brazos, las axilas, el puño, la ingle y la parte de atrás de las rodillas son lugares que, al ser estimulados con la lengua, provocan sensaciones de deseo y aumentan instantáneamente la libido. Pasa tu lengua por esos lugares, principalmente durante los preliminares y también durante el acto en sí.

Tienes que desear tocar a tu compañero, de modo que sea gratificante para el también, y no olvides mirarlo a los ojos siempre que puedas y demostrar tu deseo por él.

También es buen consejo que le muerdas la nuca, jalando su cabello delicadamente con tus dientes. No hay quien resista una caricia como esa. Pídele que te haga lo mismo también.

«Todo cuerpo es un órgano sexual, tal vez con excepción de las clavículas».

Luis Fernando Verissimo

33. Kama Sutra

¿Has probado con otras posiciones? El Kama Sutra es un muy recomendable libro de cabecera, pero debes recordar que él no hará milagros solo, ni es la variación de posiciones sexuales por sí misma la solución para tener una vida sexual saludable y feliz. Sobre todo, es necesario gozar de complicidad y libertad respecto de algunas creencias morales preestablecidas. El deseo sexual puede ser reprimido por la vergüenza o por la culpa. Para ser bueno, el sexo deber estar libre de culpas y bloqueos.

Compren el libro, léanlo juntos y comenten las posiciones ilustradas, diciendo si les gustaría probarlas o no. Con eso, tu compañero y tú se conocerán mejor, desarrollarán mejor intimidad el uno con el otro y reforzarán sus lazos afectivos.

Aunque sea básicamente un libro sobre sexo, hay que tener en cuenta que el Kama Sutra habla del arte y las formas en que una persona debe practicar el sexo, involucrando todos los sentidos: la audición, el tacto, la visión, el gusto y el olfato, además de la mente y el alma.

Hay algunas posiciones muy interesantes, que el manual explica de manera clara y simple. Y también existen otros libros que hablan del arte de amar como algo muy superior al simple hecho de tener sexo.

34. Provócalo hasta que no pueda más

A los hombres les excita mucho que les hablemos por teléfono de manera sensual y con palabras provocativas. Mi trabajo como dama de compañía lo hacía a través de anuncios en periódicos. Armaba propagandas visualmente excitantes, con la idea de que me llamaran a mí y no a otra que también se anunciara. (¿Sabes una cosa? Casi siempre los clientes llaman a unas tres antes de decidir con cuál quedarse. Resultaba gracioso, porque tenía tres anuncios diferentes ofreciendo sexo, y a menudo me pasaba que hablaba con el mismo cliente más de una vez). Pero al final, los factores decisivos en su elección eran mi voz y la conversación en el teléfono. Esos eran sin duda los últimos artificios que hacían que los hombres vinieran tras de mí.

De modo que te doy este consejo: provócalo por teléfono. ¿Cómo? Con una voz sensual y susurrada, y con palabras picantes.

Puedes, por ejemplo, llamarlo al celular y decirle que quieres que queden en encontrarse. Sé firme, como si se lo estuvieras exigiendo. Pídele que te espere en determinado lugar y a determinada hora. Con el avance del día, hazle llamadas breves, solo para decir lo excitada que estás y las ganas con que lo esperas. Después, cuelga.

Espera un rato y llámalo otra vez. Dile que te estás masturbando porque no aguantas más. Cuelga y déjalo imaginar la situación.

Mándale un email, y detalla todo lo que quieres hacerle y todo lo que quieres que te haga en cuanto se encuentren.

Abrúmalo durante el día entero. ¡Le va a encantar! Pedirá que lo incomodes así siempre.

Y prepárate, porque ese encuentro promete.

Yo misma hacía eso con los clientes con los que ya tenía una cierta intimidad. Si quería que vinieran a verme, los llamaba y decía:

—He despertado muy excitada hoy. ¿Quieres hacer algo por mí?

Luego les enviaba mensajes al celular diciendo que se las quería chupar mucho.

No les quedaba más que enloquecer, naturalmente. Y tú puedes hacer lo mismo. ¿Por qué no?

35. No lo hagas por obligación

Deja todos tus pudores de lado. Ten sexo y disfrútalo, no lo hagas por obligación. De esta forma excitarás más a tu compañero, además de estimularte tú misma.

A lo largo de los siglos, muchas culturas han visto al sexo como una obligación de la mujer. Sin embargo, nunca se ha hablado de sexo tanto como hoy en día, ni se buscó esclarecer las dudas de las personas en relación a los beneficios del placer y la relación en sí. Se llegó a la visión según la cual el sexo es mucho más que pasar momentos agradables: hoy se lo ve como una cuestión de salud física y mental.

Pero quiero dejar en claro que no a todas las personas les gusta el sexo. Es verdad: hay personas que no le dan mucha importancia y que se sienten atraídas por otras cosas en la vida, del mismo modo que hay quienes tienen como prioridad el ser sexualmente felices. Hay que considerar normal también a aquel a quien no le gusta el sexo. No a todo el mundo le gusta el chocolate, ni todos dan la vida por un equipo de fútbol, ni todos adoran el color rojo; igualmente, no a todos le gusta el sexo. Es necesario averiguar si a alguien no le gusta el sexo de una forma natural o si desarrolló una aversión al sexo gracias a factores emocionales y culturales. Solamente la persona misma podrá descubrir eso, y eso lo hará después de intentar relacionarse y descubrir que vive bien sin el sexo. Porque es posible considerar saludable a la persona que descubra que no tiene interés sexual, que decide que no practicará el sexo y que vivirá feliz de todas maneras. Del mismo modo que será no saludable quien vaya contra sí mismo teniendo sexo contra su propia voluntad solo porque la sociedad estipuló que todo el mundo debe tener sexo.

36. Inventa historias a la hora del sexo

Nada como un buen juego, inclusive uno de aires infantiles en el que interpretes a la Caperucita Roja a punto de ser devorada por el Lobo, o algo más osado, como hacer de dama de compañía que atiende a un cliente. ¿Qué piensas de prepararte para pasar una noche como profesional del sexo? Esa es una fantasía que también habita la mente de muchas mujeres. Vístete de manera acorde con la situación y deja que la idea ruede: la palabra clave es osadía.

Hay muchas fantasías en el mercado de la lencería, y algunas líneas son bastante interesantes. A los hombres les atraen las fantasías de enfermera, aeromoza, camarera y meretriz. Nota que todas las fantasías preferidas de los hombres comparten una característica: todas remiten a posiciones laborales de servicio y sumisión. Olvida lo que se te enseñó acerca de que los hombres buscan a sus madres; en el sexo, la realidad es otra: no los excita que se les «cuide», sino que se les «sirva». Lo que confirma aún más la idea de que mayoritariamente a ellos les gustan las posiciones de dominación. Tan cierto como que no hay sex shop en la que se vendan fantasías de mamá.

37. Haz de dama de compañía

Pagar por las mujeres excita a los hombres. Tengamos en claro que es la dominación y no el ser dominados lo que hace parte de los deseos masculinos. En su gran mayoría, a los hombres les gusta ser servidos. Así que aprovecha lo que sabes y juega a ser dama de compañía. Vístete de forma atrevida, haz un striptease y pídele que ponga billetes en tu ropa íntima.

Un detalle importante: no le devuelvas el dinero, aún después de que el juego termine. Continuar con el juego es parte del fetiche. Haz como si realmente fueras una dama de compañía, solo que de un único cliente: tu compañero.

Ve pidiendo billetes mientras tengan relaciones, según las posiciones que te proponga. Anal siempre es más caro. Oral sale más a cuenta. Juega a partir de esta información, porque hará más real la fantasía. Luego, con el dinero ganado durante la noche de sexo, hazte un regalo a ti misma y luego muéstraselo. Recuerda que en ese momento debes ser egoísta, porque eso forma parte de la fantasía: no compres utensilios de cocina o algo que puedan usar todas las personas de la casa. Ese dinero debe gastarse en algo que sea exclusivamente para ti: un perfume, maquillaje, lencería, una minifalda, accesorios, etc.

¿Y sabes algo? A muchas acaba por gustarles haber sido una profesional contratada. Es parte de la imaginación femenina.

38. Expande tu vocabulario

También vale la pena usar un vocabulario más picante en esos momentos: el sexo silencioso no tiene la menor gracia. Olvida tus patrones de comportamiento, pues en la cama todo vale. Aprovecha el momento para usar todas las palabras que no podrías usar en medio de la calle y para actuar libremente: si quieres gemir, gime; si quieres gritar, grita. El deseo se expresa de diversas formas y lo único que no puede haber es represión. Verás que con el pasar del tiempo tus formas de expresión cambian, lo que impide que se establezca una rutina dentro de la relación.

39. Invierte los papeles

¿Ya has pensado en hacer algo diferente, como invertir los papeles? Si todavía no lo has hecho, comienza a imaginártela ¡Es hora de actualizarse!

Háblalo con tu compañero, pues puede que en un principio se oponga por miedo a que lo veas mal. Los tabúes en relación a la masculinidad son todavía muy fuertes, y muchas personas creen todavía que el hombre penetrado es homosexual o tiene tendencia a la homosexualidad, cuando en realidad se trata solo de una zona erógena como las demás, que nada tiene que ver con la preferencia sexual. Los hombres poseen más terminaciones nerviosas en la zona anal que las mujeres, ya que poseen una continuación del nervio peniano que desciende en dirección al perineo, contribuyendo a que la región sea más sensible a los toques y las caricias. La penetración también masajea la región de la próstata, lo que causa mucho placer a la mayoría de los hombres.

Esto no quiere decir que no continúen siendo heterosexuales. Lo que digo es que a más del 50% de los hombres que acudían a mí cuando era dama de compañía les gustaba que usase un vibrador con ellos, y lo permitían porque veían en mí a alguien que no iba a cuestionar su masculinidad.

40. Sex shop baby, ¿por qué no?

Ve sola si quieres hacer una sorpresa a tu compañero, o acompañada por él si quisieran probar una novedad juntos. Las sex shops son sin duda los lugares a los que las innovaciones en el sexo llegan primero: prótesis, vibradores penianos, bragas con vibradores, grilletes, muñecas inflables, fantasías, accesorios, DVDs, CDs eróticos y una serie de artefactos que solo quienes las visitan descubren.

Lo que recomiendo en un sex shop, aparte de la habitual prótesis peniana que vibra, son las bragas con vibradores: ellas pueden entrar en el juego inicialmente como una ayuda para la excitación de las mujeres. Solo hay que tener en cuenta de que hay un gran riesgo de que lleguen al orgasmo antes de la penetración. También se puede encontrar gel astringente, para hacer más estrecho el canal vaginal; gel lubricante comestible de sabores diversos; lubricación íntima que reconforta y refresca, y que además causa una sensación que gusta mucho a los hombres; gel para ayudar la erección; anillos para retardar la eyaculación; y aceites especiales para masajes.

Hay también muchos tipos distintos de preservativos, con apariencias diferentes, para dar a la relación un toque de erotismo y novedad. Lo que veo es que las principales objeciones dentro de la pareja para su uso se relacionan con frecuencia al hecho de haber una pequeña pérdida de sensibilidad, pero por la parte del hombre (no todas las mujeres notan esta pérdida), lo que es sin duda un precio pequeño a pagar por la protección.

Otra objeción que suele hacerse es que a menudo hay que interrumpir el encuentro para colocárselo.

Un consejo útil es hacer del uso del preservativo una experiencia erótica para ambos y que forme parte de los previos. Puedes inclusive intentar colocar el preservativo con la boca, a manera de primer paso de una práctica oral. De ese modo no se romperá la atmósfera ni se perderán los ánimos.

Colocar el preservativo con la boca es muy fácil. De hecho, ni siquiera es estrictamente necesario que el pene esté erecto.

Sí, digo que no es absolutamente necesario que esté erecto, y esta debe ser una novedad para la mayoría de las mujeres. Pero es cierto: colocar el preservativo sobre un pene flácido puede ser inclusive más fácil, y quedará tan bien colocado como si se lo hubiera puesto sobre un pene erecto.

Eso lo aprendí en el ejercicio de la profesión. Como durante mi tiempo como dama de compañía siempre practiqué el sexo seguro, una de las cosas que hacía en primer lugar era colocar el preservativo sobre mis compañeros. Y muchas veces lo hice antes de empezar la relación en sí. Adopté esta práctica porque mis clientes eran hombres de entre 40 y 50 años, de modo que no tenían cultura del uso del preservativo en casa, y era muy posible que perdieran la erección en el momento en que fuera a cubrirlos con el preservativo (ese es, de hecho, uno de los recelos de los hombres).

Hazlo de la siguiente forma: abre la envoltura del preservativo y déjalo a una distancia de fácil alcance. En cuanto juzgues necesario colocarlo, llévatelo a la boca, colocando su parte extrema, la que se ve como un pico levantado, hacia dentro. Esta parte debe quedar presa en el cielo de tu boca o en la parte de atrás de tus dientes, sujetada con tu lengua. La parte que sigue y que todavía está enrollada sobre el anillo del preservativo debe estar suavemente comprimida entre tus labios.

Luego lleva tu boca hasta su glande, estando el pene flácido o erecto. Cuando el preservativo esté posicionado en el glande, abre suavemente tus labios, desprende la punta del preservativo del cielo de tu boca y chupa el pene, del mismo modo que los personajes de dibujos animados chupan de un plato de pasta.

De este modo el pene quedará totalmente cubierto, y cuando comience la erección llenará todo el espacio del preservativo, ajustándose y quedando en la posición correcta. Es importante que la extremidad del preservativo sea comprimida con la lengua antes de que el resto del anillo sea encajado en el glande, a fin de evitar que entre aire en el preservativo. Eso podría contribuir a romperlo.

En el caso del pene erecto, el procedimiento es el mismo. Lo único es que habrá un poco más de dificultad en encajar el anillo del preservativo enrollado en el glande y en hacer que uno pase sobre el otro, porque la mayoría de los miembros masculinos tienen esa parte más saliente. De modo que en ese momento puedes ayudarte con los dedos para desenrollar el preservativo, introduciendo lentamente la extremidad del pene que ya se encuentra cubierta.

41. Sexo con humor

Es un asunto serio, sí, pero no hace falta que se le quite toda gracia. Permítete hacer bromas en la cama. ¿Has oído hablar de los juegos de amor? Un juego de cartas, por ejemplo, donde quien pierde deberá realizar los deseos sexuales del otro. Se puede encontrar barajas y dados de amor en cualquier sex shop. De vez en cuando ten una guerra de almohadas, y después aprovecha para usarlas en posiciones sexuales: te darás cuenta, por ejemplo, de que en determinadas posiciones, la almohada colocada a la altura de la cadera provoca una elevación que garantiza un excelente ángulo de penetración. De este modo, verás que el pene encaja mejor y que consigue rozar tu clítoris, lo que te causará un placer muy intenso.

42. Practica juegos sexuales

Prácticamente no hay damas de compañía serias. La gran mayoría de ellas son muy divertidas, y practican el sexo con buen humor. Los hombres las buscan porque, además de momentos de placer, quieren relajarse y divertirse.

De modo que aplica el consejo en tu cama y, en algunos encuentros, haz algunos juegos.

Cambia de perfume y coloca algunas gotas en cinco puntos diferentes de tu cuerpo, distintos a aquellos donde lo sueles usar. Puedes, por ejemplo, poner un poco en la parte de atrás de tus rodillas y, estando desnuda, pedir a tu compañero que identifique en qué lugares colocaste las gotas, prometiéndole que se le concederá un pedido sexual por cada acierto. Este juego ayuda a que haya mayor intimidad en la pareja, además de permitir conocer mejor el cuerpo del otro. Ten por seguro que difícilmente llegarán a la quinta gota, pues la situación se encenderá antes de que eso suceda.

43. El camino de la luz

Existe otro juego que promueve la exploración del cuerpo propio y del otro. Es un juego simple y muy sensual. Debe ser practicado con las luces apagadas. Prende una linterna pequeña y ve trazando caminos por tu cuerpo, dejando saber a tu compañero dónde deseas que te toque. Indica con la luz los puntos que más disfrutas que sean estimulados. La linterna debe iluminar el sitio mientras tú sientas que es necesario que él permanezca tocándolo, sea con la lengua, las manos o cualquier otra parte del cuerpo. Cuando decidas que es hora de continuar con otro lugar, continúa con el recorrido. Después, entrega la linterna tu compañero, para que él pueda indicarte los lugares en los que siente más placer. Este sensual juego también ayuda a los compañeros que tienen dificultades para expresar sus deseos: las personas tímidas se las arreglan mejor con gestos que con palabras. Sin contar que la oscuridad del ambiente, exceptuada solo por la luz de la linterna, los obligará a concentrarse completamente en el lugar indicado. Te irás dando cuenta de que el placer se vuelve más intenso y que los preliminares se irán prolongando mucho más.

44. Actriz porno

No tengas vergüenza de hacer de actriz de película erótica para tu compañero. Deja tus inhibiciones de lado y mastúrbate para él. Sé osada y no te preocupes porque pueda juzgarte. Seré clara: una cosa que aprendí con mis clientes es que a los hombres les encanta ver mujeres masturbándose. Los había quienes me contrataban solo para verme hacerlo. Pide a tu compañero que haga lo mismo, que se masturbe para ti también. De ese modo él descubrirá cómo te gusta que te toquen y te acaricien, y viceversa. Es un descubrimiento de a dos.

¿Has pensado en grabar un video de ambos teniendo sexo? Pon la grabación al día siguiente y háganlo viéndose a sí mismos. ¡Es muy excitante! Solo asegúrate de hacerlo con alguien en quien confíes de verdad, ¿ok?

45. Juego del beso

No vale acariciarse con las manos o con cualquier otra parte del cuerpo, aquí la única parte con la que se puede tocar al otro es la boca. Pueden usarse besos con lengua o besos cariñosos, besos intensos o besos rápidos, en diversas partes del cuerpo. Besa sus orejas, recorre su cuello, besa sus tetillas, ve hacia sus axilas y estimúlalas con la lengua, baja en dirección a su ingle y pasa todo lo que puedas besando esa área, que a los hombres les excita mucho que les estimules esa región. No beses todavía su pene, sino que ve hacia el perineo y usa tu lengua. Voltéalo de costado y besa sus nalgas; los hombres son sensibles al tacto en las nalgas. Después de las nalgas es hora de bajar a la parte de atrás de sus rodillas. Ese es otro punto estratégico en los hombres que la mayoría de las mujeres desconoce. Has en esa región movimientos circulares con la lengua y desciende luego hasta los pies, besando y chupando sus dedos. Recién entonces dirígete a su pene, besa inicialmente el glande. El juego del beso no termina ahí: habiendo llegado a ese punto, tu compañero estará sumamente excitado y listo para empezar el coito. Dile entonces que para pasar a eso tendrá que hacerte lo mismo que le has hecho, con la misma dedicación. Esto prolongará los preliminares y enseñará a los hombres la reciprocidad necesaria en la relación. Confía en mí: él seguirá estando muy excitado, especialmente porque te verá empezando a excitarte también. Este es un juego gratificante, puesto que los dos reciben caricias. Por otro lado, ayuda mucho a las mujeres a las que les cuesta lubricarse.

46. La cocina en el cuarto

Lleva postres a la cama, como el dulce de leche, por ejemplo. Evita lo común y no uses crema chantilly, sino manjares que se peguen y que tome más tiempo retirar: de ese modo, tu compañero deberá pasar más tiempo en los lugares en que los has vertido. Pon sobre tus pezones y tu clítoris una cantidad razonable de dulce y deja que él haga el trabajo de limpieza. La gracia puede terminar con un baño.

Se pueden usar trozos de fruta o frutas enteras para animar la fiesta. Coloca en tu vagina frutas como fresas o uvas, y pide a tu compañero que las saque con la boca.

Haz lo mismo con él. Si no le gusta practicarte el sexo oral a causa del olor característico que precede a la eyaculación, puede que prefiera el de alguna golosina.

Porque si una cosa es cierta es que hay que hacer de todo para disfrutar el sexo oral.

47. Aprenda a hablar en la cama

No vale ser tímida a la hora de la verdad. Habla: a los hombres les gustan las mujeres que hablan en el momento de las relaciones. No dejes de admirar el pene de tu compañero ni dejes de decir cuán lindo es cuando está duro. Siempre decía estas cosas a mis clientes, y a todos les encantaba.

Los hombres tienen una fijación con sus miembros. Es como si fuera un trofeo que ellos cargan y que necesita ser aplaudido. El hecho de que hables excita a los hombres; en ese momento, tu vocabulario puede descender, no hay ningún problema con ello. Habla de tus fantasías, de cuán excitada estás, de lo que sientes en el momento de la penetración, de la posición que usaran, de pornografía y de lo que salga de tu imaginación. No son cosas que necesariamente vayan a pasar, sino que solo se trata de una manera de animar la relación sexual. Recuérdale algún film pornográfico, de la posibilidad de salir con otra mujer, con otro hombre, cuéntale que te masturbas cuando él no está, di obscenidades, explora tu imaginación y dale rienda suelta.

No tengas remilgos: a los hombres les encantan las mujeres deslenguadas a la hora del encuentro.

48. Consejo para la eyaculación precoz

El hombre que tenga la eyaculación precoz puede controlarla mediante ejercicios diarios que puede practicar solo o que la compañera puede hacer por él. Y créeme, son ejercicios muy agradables de practicar.

El deberá masturbarse, o ella deberá masturbarlo a él, y cuando esté a punto de llegar al orgasmo deberá detenerse, esperar un poco y luego volver a masturbarse, para nuevamente detenerse en cuanto se dé cuenta de que va a llegar otra vez al orgasmo. De este modo, él se irá entrenando en el autocontrol.

Existe otro ejercicio que el hombre puede realizar para aprender a controlar la eyaculación precoz. Se basa en aprender a controlar el músculo pubococcígeo (PC) con ejercicios simples y regulares, a cualquier hora y en cualquier lugar.

Ese ejercicio sí tendrá que realizarse en solitario. Explica a tu compañero cómo debe practicarlo: basta con que contraiga y relaje el músculo pubococcígeo repetidamente. El hombre puede comenzar con una rutina diaria de 20 contracciones, hasta encontrar su propio ritmo. Más tarde deberá aumentarlos progresivamente, hasta poder realizar con tranquilidad 70 contracciones varias veces al día.

La siguiente es la manera más simple de explicar cómo encontrar el músculo PC y aislarlo de todos los demás.

En primer lugar, él deberá colocar suavemente uno de sus dedos detrás de sus testículos. Deberá hacer como si fuera a orinar. Deberá en seguida hacer como si retuviera la orina. El músculo que habrá usado para interrumpir el flujo de la vejiga es el músculo PC.

Al practicarlo, deberá haber sentido que el músculo se ponía rígida. Tal vez también haya notado que su pene y sus testículos «saltaron» un poco en el momento en que contrajo el músculo PC. Es muy importante que los músculos del abdomen y la espalda se mantengan relajados.

Estimular el músculo PC también tiene el efecto de masajear la próstata, previniendo la obstrucción y congestión de la glándula, lo cual a largo plazo reduce el riesgo de sufrir cáncer en dicho órgano. La técnica también hará que aumente la libido.

Voy a dejar algo en claro: no debes concluir que un hombre sufre de eyaculación precoz basándote en lo que ocurriera las primeras veces que él y tú tuvieron relaciones. El nerviosismo y la ansiedad pueden haber contribuido a acelerar las cosas para él. No es nada que la convivencia no resuelva, cuando él esté ya más tranquilo y más a gusto contigo.

Del mismo modo, él tampoco puede decir que tú seas mala en la cama con base en lo que pasó las primeras veces: estas cosas toman un tiempo para la mayoría de las personas, de modo que nada de establecer perfiles sexuales prematuramente.

49. Consejo para facilitar el orgasmo femenino

Primero que nada, relájate. No andes concentrándote o pensando que es preciso llegar al orgasmo en determinado momento de la relación sexual. Llegar al orgasmo es una delicia. Pero nadie precisa torturarse solo porque tenga dificultad para conseguirlo. Aún si llegara a suceder a fuerza de presionarte, ten por seguro que será un orgasmo mediocre. Existen los orgasmos naturales y los forzados. Y el natural es mucho, mucho mejor.

No lo exijas de tu compañero, y también pide a tu compañero que no lo exija de ti. La frase «goza para mí, ahora» suele provocar tensión, por suponer una cobranza. Inhibe más aún la llegada del orgasmo natural, porque ejerce presión psicológica y la mujer se preocupa mucho más en lograrlo que en simplemente disfrutar del momento. Los orgasmos son el resultado de una progresión satisfactoria de excitación. Quien corre para llegar a alguna parte se pierde del placer de recorrer el camino: el objetivo de la relación sexual no es llegar al clímax, sino disfrutar de todo el trayecto, que es tan bueno como su final.

Existen mujeres que tienen dificultad para lograr el orgasmo y que, cuando lo alcanzan, lo hacen de manera forzada, lo que causa que sean rápidos y no tan intensos.

Lo más importante es liberarse mentalmente, dejar de preocuparse por la otra parte y, de vez en cuando, saber ser egoísta a la hora del placer, desenganchándose del otro y entregándose a una misma. Has lo que tengas deseos de hacer y pide usar la posición que más te agrade. Expresa tus deseos y, de vez en cuando, goza para ti y para nadie más. Las mujeres hemos sido educadas para satisfacer a los hombres y por eso muchas veces nos dedicamos a satisfacerlos durante las relaciones sexuales, olvidándonos de nosotras mismas.

Créeme: como dije antes, ser egoísta en determinados momentos puede significar ser «buena en la cama», ya que para un hombre nada hay más fascinante que ver a su compañera entregándose al placer.

¿Ya te concentraste en ti misma? Entonces pasemos a los otros puntos que pueden ayudarte a llegar al orgasmo.

1) Depílate la zona alrededor del clítoris. Cuanto más expuesta estuviera el área al contacto, mejor. El clítoris es la principal herramienta para el orgasmo. De preferencia, usa cera líquida. Ve con una buena depiladora y pídele que lo haga por ti. No te amilanes: las depiladoras están más que acostumbradas; si fuera posible, pide una depilación completa del clítoris para abajo, lo que incluye la región anal. Cuanto más lisa estuviera la superficie, más sensible quedará a los toques y roces. Yo prefiero la cera caliente a la rasuradora, porque cuando se usa esta última, solo pasan tres días antes de que los pelos vuelvan a crecer y empiecen a incomodar, sin contar que reaparecen más gruesos. Las primeras veces, la depilación puede resultar dolorosa, pero ten por seguro en que el resultado vale la pena, tanto por la apariencia como por el placer.

2) Usa tu lubricación íntima para lubricar tu clítoris. Solo sentirás placer si está lubricado; de lo contrario, la fricción en seco solo te causará irritación en el área. El clítoris debe estar lubricado para ser tocada ¿No produces lubricación suficiente, ni siquiera cuando estás realmente excitada? No importa, es normal. No todas las mujeres producen lubricación suficiente; de hecho, las hay aquellas que no producen ninguna, y otras que solo lo hacen después de mucho tiempo. Hay inclusive quien se lubrica recién después del orgasmo. Para esos casos, usa gel lubricante a base de agua, y si fuera solo para el contacto con el clítoris, puedes usar saliva, sea la tuya o la de tu compañero. Es por eso que muchas mujeres gustan de recibir sexo oral antes de la penetración, pues al lubricar y estimular el clítoris con la saliva, se excitan y preparan a la parte interna de la vagina para que reciba al pene más fácilmente. De modo que todo resulta mucho más agradable.

La vagina es el principal órgano femenino. Su punto más sensible es el clítoris, que está a la entrada, como una ventanilla. De ahí la insistencia de nuestras compañeras en pasar por él primero, antes de entrar

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Luis Fernando Verissimo

3) ¿Es la posición la del «papá y la mamá»? Entonces usa un pequeño artificio que ayudará mucho. Colócate una almohada bajo las caderas para facilitar la exposición del clítoris.

4) Haz saber a tu compañero que solo sentirás placer si él hiciera movimientos que permitan que el clítoris sea tocado. Las penetraciones frenéticas de largo alcance pueden excitar, pero es raro que hagan que las mujeres lleguen al orgasmo.

5) ¿Tienes dificultades para llegar al orgasmo estando en otras posiciones? No te avergüences, mastúrbate mientras estés, por ejemplo, en cuatro. ¿Cuál es el problema? Te sorprenderá darte cuenta de que a tu compañero le gusta verte masturbándote al mismo tiempo que él te penetra.

Las personas tienen una concepción errada de la relación sexual porque a menudo la basan en lo que ven en las películas pornográficas. Vemos mujeres teniendo orgasmos épicos con simples penetraciones en posiciones en las que el clítoris no es tocado, de modo que las personas terminan por pensar que eso es posible.

Es posible, sí, pero como ya dije, son pocas las personas que lo consiguen, y cuando sucede es porque el factor excitación llegó a un pico tan alto que desencadenó un orgasmo por el lado psicológico. Eso pasa muy poco.

He atendido a muchas parejas, y siempre me gustó preguntarles cómo eran sus orgasmos y cómo sucedían. Por lo general, estas eran mujeres más liberales que me buscaban y que no tenían vergüenza de hablar del asunto, de modo que puedo decir que la enorme mayoría de ellas tenía la misma receta básica: «estimular mi clítoris es hacerme feliz».

La posición de penetración que mayor facilidad proporciona a las mujeres para llegar al orgasmo es aquella en que ella está sobre su compañero, pues de este modo son más capaces de controlar libremente sus movimientos y causar fricción entre su clítoris contra el pubis masculino, según les convenga.

6) Vale la pena probar una relación sexual en la que tu compañero también esté depilado. ¿Por qué no? No solo es por una cuestión de estética e higiene, sino por el factor fricción. Mejora mucho, además de que hay que ser modernos. Los hombres con vello púbico excesivo han pasado de moda, hace mucho ya que hemos dejado atrás la época de las cavernas, y si nosotras nos vamos a depilar en pos de una relación sexual más estimulante, ellos también pueden hacer lo mismo por nosotras. Discútelo con tu compañero. ¿Tiene vergüenza o no sabe cómo hacer? Hazlo por él, cortando tan al ras como puedas con una máquina de afeitar. ¡Nada como un hombre caprichoso! Ahora sí me basaré un poco en los filmes pornográficos. ¿Se acuerda alguien de algún actor lleno de pelos en la zona púbica? ¡Para nada! ¿Cómo vamos, además, a hacer un oral completo de forma profesional (lo explicaré en lo que avanza el libro), que pase por todos los puntos erógenos del pene? Los pelos en la lengua son desagradables. A no ser que a ti te gusten, claro.

7) Fantasea durante las relaciones sexuales, sal del contexto. ¿Te cuesta fantasear con los ojos abiertos? Ciérralos y entonces piensa en situaciones que te resulten excitantes, como tocar a otra mujer, a tu mejor amiga, a tu cuñado, o estar con dos hombres a la vez, o tener relaciones en lugares públicos, o con animales. Imagínate a ti misma en situaciones prohibidas, en una casa de swing, etcétera.

En esos momentos todo vale y nada es prohibido, pues es solo tu imaginación. No hay nada de malo en ello, fantasías tenemos todos, y, después del orgasmo, no tienes por qué recriminarte en caso hubieras pensado en algo que consideres condenable. Tener fantasías no quiere decir que las vayas a poner en práctica. Tampoco está mal que sientas que no quieres compartirlas con nadie, ni con tu compañera Las personas tienen sus particularidades, y no hay mal alguno en querer mantener algunas para sí.

¿Quieres saber una verdad? Todo el mundo, sin excepción, piensa en tonterías a la hora de llegar al orgasmo.

Yo hacía esta gracia a mis clientes, hombres y mujeres: les preguntaba en quién habían pensado a la hora del clímax. Era común que las mujeres dijeran que se imaginaban siendo violadas por varios hombres simultáneamente, e inclusive las había quienes no gustaban del sexo anal, pero se imaginaban en penetraciones dobles. Los hombres, por su parte, generalmente pensaban en lo que ya es sabido: dos mujeres en la cama con ellos.

Pero también he oído cosas diferentes, como encuentros en iglesias, orgías exclusivamente femeninas, sexo con caballos, hombres siendo penetrados por otros hombres negros, objetos extraños siendo introducidos en el cuerpo de las personas, chorros de orina en el rostro… Si todo el mundo piensa en alguna cosa de estas, debe ser normal Pierde el tiempo quien se recrimina y se siente mal por eso… Todos somos iguales en este punto, desde el padre de familia que se masturba hasta el ama de casa recatada.

50. Consejo para las mujeres que nunca han tenido un orgasmo

No son pocas las mujeres que nunca han tenido un orgasmo. La principal causa son los tabúes (el factor psicológico), y la segunda la falta de exploración del propio cuerpo (el factor físico).

Aquí, un consejo para las que deseen experimentar esta sensación: comiencen por la masturbación.

Eres tú quien tiene que descubrir su propio cuerpo, para luego ayudar a tu compañero a explorarlo aún más.

No tengas vergüenza y mastúrbate, entregándote de cuerpo y alma a ti misma.

No desprecies a la masturbación. Es sexo con alguien que amo.

Woody Allen

Los consejos del tema anterior pueden ayudar: depílate y pasa gel lubricante en la región del clítoris. Prueba tocándote de varias formas hasta descubrir cuál es la que te agrada más. Experimenta haciendo movimientos de fricción leve con una de las manos alrededor del clítoris y acariciando los senos con la otra, en la zona de los pezones. Piensa en situaciones eróticas. Entrégate a tu imaginación, fantasea con escenas. No hay manera de llegar a la excitación sin trabajar e involucrar lo psicológico. Lo que viene antes del orgasmo es la excitación. De modo que tienes que poner esa mente a funcionar y fantasear.

No uses solamente tus dedos, porque también puedes usar otros objetos, tales como vibradores y prótesis penianas. Pero voy adelantando: usar la prótesis haciendo movimientos de entrar y salir en el canal de la vagina no hará que ninguna mujer llegue al orgasmo. Hará falta también masturbarse o usar un vibrador para estimular el clítoris de forma directa.

Otra buena sugerencia es usar la manguerilla de la ducha. Dirige el chorro de agua hacia el clítoris y experimenta con varios ángulos y con diferentes niveles de presión de agua. Cuanto más fuertemente caiga el agua más fácil será.

También puedes usar el chorro fuerte del hidromasaje. Yo misma lo he usado muchas veces. Sucedía que salía con un cliente y que él la pasaba bien y yo no. Si me encontraba en un cuarto de hotel con hidromasaje, acababa por aprovecharlo.

¿Ha probado alguien con la parte de atrás de la aspiradora? Yo sí. Funciona como un vibrador, pero aviso de antemano: no use las cerdas, pues el efecto será el mismo que el de una lija. Usa la parte de atrás de las cerdas.

Se puede usar también otros objetos, siempre que tengan superficie lisa.

51. A las mujeres nos gusta mucho el sexo

Las mujeres tienen la misma capacidad física de los hombres para sentir deseo. Lo que ocurre es que en nuestra cultura ellos expresan sus deseos con mayor libertad y por lo tanto acaban por sentirse más realizados. Y cuando más sexo tiene uno, más le gusta y más quiere.

«Qué grandes alegrías me ha dado el sexo. ¡Dios mío del cielo! El sexo para mi es el mismo respirar, vivir, comer y andar. El sexo es una maravilla. Mientras esté en el planeta ¡quiero más!».

Betty Faria

Eso: el sexo envicia. Es verdad, el cuerpo acaba por acostumbrarse a recibir aquella descarga de hormonas de forma periódica y exige su suplemento cuando no lo recibe: entonces se experimenta el deseo, como manera de alertar a la persona que su cuerpo necesita más sexo, más orgasmos y más hormonas.

Cuando yo era dama de compañía y me quedaba sin trabajar algún día, mi cuerpo resentía la falta de actividad y yo andaba nerviosa. Y no era solo yo: una de mis amigas andaba más ansiosa todavía, pues se había acostumbrado a tener tres orgasmos al día. De no poder cumplir con esa media en determinado día, recurría a uno de sus «amigos».

En nuestra cultura, se ha acostumbrado a los hombres a tener más sexo, por lo que tenemos la impresión de que les gusta más, cuando lo que sucede es solo que lo practican más. Nosotras, las mujeres, podemos disfrutarlo tanto como ellos los disfrutan. ¡Basta con que lo practiquemos más!

Otro factor que hace que muchas mujeres no sientan tanto deseo o, mejor dicho, que presenten una libido baja, es el hecho de no tener afinidad sexual con su compañero.

Ahora esa realidad está cambiando: todavía tenemos muchas mujeres sexualmente activas que pertenecen a la generación anterior, en la que la presencia de la cultura machista era aún más intensa, por lo cual muchas de ellas se casaban con poca o prácticamente ninguna experiencia. ¡Abajo el puritanismo! Es imposible que una mujer descubra lo que realmente descubra en la cama si no ha experimentado con varios hombres.

No hablo de que debamos tener una «revolución de libertinaje», pero sí una libertad sexual. El sexo responsable no le hace mal a nadie. Nadie va a ser más o menos moralmente condenable a razón de la cantidad de compañeros que hubiera tenido. De lo contrario, pobre de mí, que estoy perdida.

El sexo responsable es sexo seguro (con preservativo, siempre: es una falta de educación y de clase no usar preservativo en nuestros días), es sexo con quien respetas y quien te respeta, y es sexo con higiene.

Es necesario que una mujer experimente con otros hombres para que forme sus parámetros. ¡Pobre de las que se casan vírgenes!

«No sé nada de sexo. Siempre fui casada».

Greta Garbo

Rezo por que tengan la suerte y la oportunidad de ser infieles a sus esposos. En realidad, a ellas suele sucederles que comienzan a tener dudas en relación a la calidad del sexo que tienen con sus esposos. Con el pasar del tiempo, comienzan a pensar en cómo sería con otro hombre y en si tomaron la decisión correcta.

¿Y si sus compañeros no fueran buenos? Creo que llegarían a la conclusión de que el sexo no es algo tan bueno al final, lo que acaba por ser un factor que desanima enormemente la vida sexual de una mujer.

Otra cosa sobre la que es preciso hablar tiene como base la situación que viví con incontables clientes: ellos llegaban diciendo que sus esposas eran inútiles en la cama, que no les gustaba el sexo y que nunca estaban motivadas para hacerlo.

Ahora diré lo que pasaba con muchas de ellas: las mujeres vinculamos el sexo con nuestros sentimientos. La gran mayoría de nosotras es incapaz de entregarse sexualmente si las actitudes del amante no se corresponden con lo que ellas esperan en términos de reciprocidad afectiva. Es decir que si una mujer tiene un marido que es grosero en casa, no ayuda con los hijos, sale siempre con sus amigos, y no coopera en las funciones de la casa, es prácticamente imposible que ella sienta deseo por él. Hasta yo me desanimaría.

Y otra situación más: el hombre malo en la cama. He conocido muchos clientes malos en la cama que no tenían idea de que eran pésimos en el arte del sexo y que creían, encima, que lo que hacían lo hacían bien. Muchos hombres creen que el buen sexo es aquel en el que hay mucha penetración: ¡pobres de ellos, y de nosotras!

Pero ¿cómo revertir esta situación? Hablando. No hay otra salida sino la de ser sinceras, decir lo que nos desagrada e intentar cambiar.

Conformarse solo llevará a una mayor insatisfacción. A menudo las personas pasan años evitando tocar asuntos delicados para que la situación no empeore, pero lo peor es simplemente no encarar el problema.

52. Explicación acerca de los matrimonios y las relaciones

El objetivo de la mujer solía ser casarse. Durante mucho tiempo, esta idea fue parte de la cultura de la sociedad. Se creía que para ser feliz una mujer debía encontrar un hombre, casarse y tener hijos.

Las que no conseguían este objetivo eran unas frustradas, y más lo eran todavía las que, sin querer hacerlo, se casaban de todos modos por imposición de las reglas sociales.

Qué bueno que las cosas cambiaron.

Verdades sean dichas, hoy en día hay millares de mujeres que son felices permaneciendo solteras y que han descubierto que no tienen el matrimonio por objetivo de vida, y ni siquiera el encontrar a un hombre que viva con ellas. Muchas se dedican a sus carreras profesionales e inclusive deciden tener hijos, pero sin optar por el matrimonio. La mujer moderna descubrió que no necesita encontrar una mitad que la complete para ser feliz, pues las personas ya nacen completas. La felicidad no se encuentra en otra persona sino dentro de una misma.

Ser soltera no significa necesariamente ser solitaria. Solo quiere decir que no se estableció un compromiso afectivo y social con alguien, lo que no impide que dicha mujer se sienta realizada en su vida amorosa. El matrimonio no es sinónimo de felicidad y la soltería no es lo mismo que la tristeza y la frustración. Existen muchas mujeres «solteras, gracias a Dios» y muchas «infelizmente casadas».

Una mujer puede muy bien ser soltera, tener solo una relación casual con algún hombre y sentirse mejor así. Hay quien quiere separar su vida sexual y mantener aparte las otras áreas de su vida. Y no hay nada de malo en ello.

Ha crecido también el número de mujeres que recurre a profesionales del sexo. ¿Cómo lo sé? Porque conocí muchos chicos de alquiler en el tiempo en que trabajé, y el número de clientes del sexo femenino ha crecido, mientras que la clientela masculina se ha estancado. Quien se dedica a la profesión difícilmente atiende solo a uno de los dos sexos, sino que por lo general atiende a ambos. Así que se puede confiar en mis estadísticas.

Hoy la mujer es más independiente, lo que le ha dado la oportunidad de realizar elecciones como la de contratar la compañía de hombres en lugar de tener un matrimonio fijo. Y sus motivos pueden ser tan válidos como los de los hombres.

«Hoy en día un 80% de las mujeres está en contra del matrimonio, ¿y saben por qué? Porque las mujeres se han dado cuenta de que no vale la pena comprar un chancho completo cuando solo necesitan una longaniza».

Arnaldo Jabor

Generalmente la mujer que contrata a un hombre quiere objetividad, satisfacción sexual «garantizada» y comodidad. Bien, yo creo que aquí vemos a una consumidora semejante a la que va a comprar un electrodoméstico y va directamente a la sección especializada.

No hay mal alguno en querer sexo sin lazos afectivos. Es bueno que muchas mujeres se vayan dando cuenta de que el amor y el sexo no van necesariamente juntos. Así como en los hombres, existen aquellas que quieren ir directo hacia lo que les interesa, sin tener que frecuentar bares, sin tener que salir a comer, sin precisar involucrarse en los juegos habituales de las relaciones. ¡Quieren practicidad! ¿Están equivocadas? Claro que no. Están haciendo exactamente aquello que consideran ser lo mejor para el momento qué están viviendo. La verdad es que cada uno sabe de sí, aunque mucha gente crea píamente tener la receta para la felicidad ajena.

Además, las mujeres, como los hombres, también tienen etapas, y lo que hoy puede resultarles importante mañana tal vez no lo sea. ¿Conoces esos momentos en los que estás resuelta a no involucrarte con absolutamente nadie? ¿En que los hombres te han desaminado tanto que has resuelto no querer nada más con ellos más allá del sexo y alguna diversión ocasional? Pues bien, hoy son muchas las mujeres que han empezado a pensar de esa forma.

«¿Es bueno en la cama? ¿Te lleva a comer buenos quesos y vinos? ¿Es tu amigo? Entonces quédate con él. Es lo máximo que conseguirás de un hombre».

Marília Pera

Es una idiota la mujer que cree que necesita estar casada y concentrar toda su felicidad en una relación solo porque ese es el pensamiento social predominante.

Hay otro grupo de mujeres que toma la elección de tener varios compañeros, y que procediendo así se siente bien:

«Voy a decirlo con todas sus letras: soy polígama. Po-lí-ga-ma. ¿No se enamoran los hombres de dos al mismo tiempo? ¿Y yo voy a enamorarme solo de uno? Es más: encima, yo exijo fidelidad».

Fafá de Belém

Resumiendo, no hay receta fija ni camino alguno que lleve a lo mejor sin ser el camino que tú has escogido por ti misma. Por lo tanto, procura descubrir lo que tú quieres y el estilo de vida que más te gusta.

Una mujer puede muy bien ser feliz estando casada o no.

53. Contra la baja de la libido

Para las mujeres que sufren de tener una libido baja, es un buen consejo comenzar a pensar en sexo, aún si el pensamiento no está acompañado por un deseo real. Funciona como un ciclo que necesita ser alimentado: cuanto más pienses en sexo, más deseos tendrás de practicarlo: Así que mientras, por ejemplo, preparas la comida, piensa en sexo. Fantasear es colocar el sexo en la mente. Mira revistas eróticas, visita una sex shop cuando estés de camino al supermercado y, si es posible, pasa el día imaginando posiciones que podrías hacer con quien te guste. La imaginación despierta la libido.