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Se busca: Relación positiva de una noche — Sexo de una noche
Imagine la siguiente escena. Usted va caminando por la calle y de pronto una persona atractiva se le acerca y le pregunta si le gustaría hacer el amor en su microbús, aparcado en un garaje privado cercano. Si usted actúa como el 99,2% de las mujeres, su respuesta sería un «No» inmediato, pero si es usted como tres de cada cuatro hombres, su respuesta sería «Sí». Este capítulo trata sobre los motivos por los que la gente mantiene relaciones de una sola noche.
En 1982, justo antes del estallido de la crisis del SIDA, los investigadores doctor Clark y doctor Hatfield llevaron a cabo un experimento en un campus universitario norteamericano. Una persona razonablemente atractiva del sexo opuesto debía acercarse a un miembro del alumnado y decirle que le había llamado la atención y que le gustaba mucho. A continuación, le formulaba una de las siguientes tres preguntas:
¿Quieres salir conmigo?
¿Quieres venir a mi casa?
¿Quieres hacer el amor?
Mientras el 76% de los hombres aceptaron hacer el amor con la mujer atractiva, prácticamente ninguna de las mujeres accedió a hacerlo con el hombre, aunque aproximadamente la mitad de ellas sí aceptó una cita con él. El doctor Clark repitió el estudio en 1989 para comprobar el impacto de la crisis del SIDA sobre la disposición de la gente a mantener relaciones de una sola noche. En el mundo posterior al surgimiento del SIDA, los hombres mostraban exactamente el mismo entusiasmo ante el sexo recreativo con completas desconocidas, mientras que las mujeres eran idénticamente reacias, pese a que más o menos la mitad de ellas continuaban dispuestas a aceptar una cita con el hombre.
Podemos considerar que estas mujeres —universitarias del estado de Florida en el momento álgido de la revolución sexual— no tenían ningún tipo de prejuicios respecto al sexo recreativo; pese a ello, un completo desconocido, por muy atractivo que fuera, sencillamente no superaba la primera criba necesaria para que una mujer le considerara un amante válido. El experimento también hizo patente que, para la mayoría de los hombres, una completa desconocida resulta una opción perfectamente válida según su criterio a la hora de elegir pareja para una relación de una sola noche —el 76% de los hombres dijo «Sí» a la oferta de una mujer atractiva a la que no conocían de nada. Esta situación es perfectamente razonable, puesto que los hombres en cuestión operaban desde su patrón de búsqueda de compañera a corto plazo y las hormonas los devoraban inmediatamente.
Este experimento se ha repetido en múltiples ocasiones desde 1989 con unos resultados prácticamente idénticos. Cuanto más atractivo es el hombre que realiza la oferta, más mujeres aceptan una cita, pero continúan oponiéndose a mantener relaciones sexuales con él. Por su parte, cuanto más atractiva es la mujer, más hombres acceden a hacer el amor con ella. Mientras que por lo general las mujeres se mostraron desconcertadas, sorprendidas o incluso ofendidas por esta proposición espontánea, la mayoría de los hombres se mostraron contentos y halagados.
En otro experimento, noventa y nueve universitarios de una universidad norteamericana rellenaron una encuesta confidencial relativa a su actitud frente al sexo. Entre otros descubrimientos, se percibió que los hombres eran significativamente más propensos que las mujeres a manifestar su disposición a:
- Hacer el amor con alguien a quien han conocido tres horas antes.
- Hacer el amor con dos personas distintas en un período de seis horas.
- Hacer el amor con una persona a la que no quieren.
- Hacer el amor con una persona con la que no mantienen buena relación.
Esta encuesta resalta que nuestras reacciones inmediatas ante las oportunidades de índole sexual aparentemente no han cambiado en miles de años.
“Kinsey constató que el 69% de los hombres norteamericanos habían contratado una prostituta y que el 15% de éstos eran clientes habituales, mientras que el porcentaje correspondiente a las mujeres en este campo era menor del 1%”.
¿Qué es el sexo de una noche?
Hay muchas definiciones relativas al sexo de una noche. Puede que haya escuchado alguno de los siguientes términos: sexo recreativo, sexo esporádico, sexo anónimo, amistad con derecho a roce o polvo de una noche. Se puede llamar de mil maneras, pero siempre se trata de tener relaciones sexuales puntuales con desconocidos. También puede ser un acuerdo entre dos personas para mantener relaciones de forma regular.
En principio, el sexo ocasional parece involucrar a personas que se centran más específicamente en la satisfacción física que proporciona el sexo que en su vertiente emocional. La mayoría de personas opinan que el sexo ocasional carece de los lazos emocionales que acompañan a las relaciones. La idea del sexo sin compromiso ni ataduras resulta muy atractiva para los hombres aunque, como comprobaremos, la historia es muy distinta en el caso de las mujeres. El comportamiento de algunas mujeres de hoy en día crea la impresión de que su predisposición al sexo ocasional es igual a la masculina, pero no es cierto. Una mujer sólo siente inclinación a mantener relaciones sexuales ocasionales si sus niveles de testosterona son elevados (cosa que ocurre en menos del 20% de las mujeres), o si está ovulando y su cuerpo busca el macho correcto con los mejores genes. Incluso en estas dos circunstancias, una mujer siempre conserva unos criterios mínimos a la hora de mantener relaciones con un desconocido. El deseo de mantener relaciones por puro placer físico está provocado por unos índices elevados de testosterona, circunstancia poco frecuente en la mayoría de mujeres. En el caso de los hombres es una constante. Las mujeres tienen una motivación más profunda. Un poco más adelante examinaremos esta motivación más detalladamente.
En el año 2008, el doctor David Schmitt, de la Bradley University de Illinois, realizó una encuesta a catorce mil personas de 48 países que rellenaron cuestionarios sobre el sexo ocasional indicando con cuántas personas esperaban acostarse en los cinco años siguientes y su inclinación hacia el sexo esporádico. Los resultados se transformaron en un índice de «sociosexualidad», un indicador sobre los niveles de liberalismo sexual a escala de pensamiento y conducta de los pueblos. No se incluyeron las tribus africanas pese a que se cree que se trata del colectivo más promiscuo del mundo. Según un indicador relativo a las relaciones de una noche, el número de amantes y la actitud de la población respecto al sexo, Finlandia ocupaba el primer puesto entre los países más promiscuos, seguido de cerca por Suecia.
Entre los países de más de diez millones de habitantes, Inglaterra ocupaba el primer puesto en materia de sexo ocasional, y también el primer lugar en la clasificación de ETS (enfermedades de transmisión sexual). Se cree que esto se debe a la decadencia de la religión, el impacto de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y la aparición de una cultura obsesionada con el sexo, factores que hacen que el péndulo moral británico oscile en sentido opuesto a sus valores victorianos.
Los países más promiscuos (2008 OECD)
- Inglaterra
- Alemania
- Holanda
- República Checa
- Australia
- EE. UU.
- Francia
- Turquía
- México
- Canadá
- Italia
- Polonia
- España
- Grecia
- Portugal
Una definición de «relación sexual»
A la hora de decidir el significado real de «relación sexual» y si alguien ha engañado o no a su pareja, hombres y mujeres usan definiciones distintas. Analizamos seis estudios principales relativos a esta cuestión para tratar de alcanzar una definición de «relación sexual». Esta cuestión fue de candente actualidad cuando el presidente de EE. UU. Bill Clinton realizó su famosa declaración sobre Monica Le winsky: «No mantuve relaciones sexuales con esa mujer». Desde un punto de vista legal, tenía razón, porque el sexo oral no se considera legalmente una relación sexual, pero para cualquiera de nosotros no cabe duda de que mantuvo una relación sexual con ella. Ésta es la definición colectiva que redactamos para combinar la percepción masculina y femenina de lo que es en realidad una «relación sexual»:
“Definición masculina: cualquier actividad sexual física, incluidos el sexo oral y el sexo convencional.
Definición femenina: cualquier actividad sexual física o emocional con una persona con la que se tiene una conexión”.
Desde el punto de vista masculino, una «relación sexual» es cualquier acto que incluya una actividad física, desde el contacto íntimo al sexo convencional. Para una mujer, sin embargo, es una actividad, física o no, en la cual una persona establece un lazo emocional con otra. Esta definición incluye tanto los juegos previos como las caricias sexuales, los bailes sensuales, los encuentros secretos para tomar café o para comer, los correos electrónicos íntimos o los chats por Internet, aunque el acto sexual no llegue a producirse. Todos los estudios muestran que los hombres definen el contacto sexual como una actividad física sexual de cualquier tipo, mientras que las mujeres lo contemplan basándose en sus connotaciones emocionales y de compromiso. Este punto enlaza con lo que hemos constatado previamente en este libro: los hombres pueden ver el sexo como puro sexo, mientras que las mujeres lo interpretan como una expresión de amor.
Casi todos los investigadores documentan que los hombres se muestran más entusiasmados que las mujeres a la hora de mantener relaciones sexuales sin emociones ni sentimientos. En 1990, los antropólogos John Townsend y Gary Levy, de la Syracuse University, estudiaron una muestra de 382 personas y descubrieron que los hombres deciden si quieren mantener relaciones sexuales con una persona en concreto basándose exclusivamente en el atractivo físico. También observaron que las mujeres tienen en cuenta un abanico de factores antes de decidir si desean mantener una relación sexual, entre los que se cuentan el afecto, el compromiso y los recursos —«¿Me quiere?», «¿Está interesado en una relación estable conmigo?», «¿Hay otra mujer?» o «¿Tiene dinero o potencial?».
En otro estudio, los sociobiólogos Ellis y Symons descubrieron que las mujeres jóvenes se sienten más inclinadas al sexo con un hombre si da muestras de potencial e interés en los hijos que ella ya tenga o en los que pueda tener. Pese a que las mujeres mayores se muestran menos interesadas en el potencial de un hombre para los hijos, siguen usando los recursos del varón como criterio determinante a la hora de decidir si desean mantener relaciones sexuales con él.
El tiempo que hace que una mujer conoce a un hombre también afecta a su decisión de mantener relaciones con él. El estudio revelaba, por ejemplo, que la mayoría de mujeres se plantearían mantener relaciones sexuales con un hombre atractivo al que conociesen desde hacía al menos cinco años, pero la mayoría no sentiría la misma inclinación si tan sólo hiciera seis meses que lo conocía. En el caso de los hombres, el tiempo no implicaba cambio alguno y estaban listos para la acción tanto si conocían a la mujer desde hacía cinco años como si sólo habían pasado cinco minutos.
Por qué mantenemos relaciones sexuales esporádicas
Los aspectos negativos del sexo esporádico para los hombres son obvios: pueden ganar reputación de mujeriegos, contraer una enfermedad grave, ser atacados por un marido celoso, perder una importante cantidad de activos en un divorcio caro o acabar viéndose obligados a pagar los gastos derivados de unos hijos que podrían no ser suyos. Las mujeres se arriesgan a ganarse reputación de ser fáciles, ligeras de cascos o «zorras», algo muy apreciado por los hombres para el sexo a corto plazo, pero detestable en cualquier pareja a largo plazo por tema obvio de demostración de paternidad. Al mantener relaciones esporádicas, las mujeres también se arriesgan a acabar siendo madres solteras, lo cual reduce su valor de mercado y les plantea dificultades como el rechazo de su pareja y la pérdida de los recursos que ésta le reporta. En términos evolutivos, los beneficios que conlleva para los hombres son bastante claros: la reproducción. Para lograr este objetivo, los hombres desean mantener relaciones sexuales con muchas mujeres atractivas. Esto no implica que lo vaya a hacer; simplemente significa que está predeterminado a querer hacerlo. Si tiene cincuenta novias, podría producir cincuenta o más hijos por año, algo muy sensato desde la perspectiva de la supervivencia de la especie. Desde el prisma evolutivo, para una mujer no tendría mucho sentido tener cincuenta novios, ya que en cualquier caso no podría producir más de un hijo por año. Esta circunstancia supone que nuestras antepasadas debían tener otros motivos para aceptar el sexo de una sola noche. El comportamiento de algunas mujeres de hoy en día crea la ilusión de que las mujeres que buscan relaciones de una sola noche lo hacen por el mismo motivo que los hombres. Este tipo de mujeres se emborrachan, actúan con agresividad y de un modo ofensivo, emplean un lenguaje vulgar, provocan a los hombres y tienen relaciones de una sola noche. Sus actos parecen idénticos a los de ellos, pero su motivación es muy diferente.
Hay cuatro razones principales por las cuales las mujeres, tanto del pasado como del presente, participan en relaciones sexuales ocasionales:
- Por problemas de autoestima.
- Para evaluar a un hombre sobre su potencial a largo plazo.
- Para obtener algún beneficio.
- Para encontrar mejores genes.
1. Problemas de autoestima
El sexo ocasional y los amantes permiten a las mujeres poner a prueba su «valor de mercado» de cara a decidir hasta qué punto resultan atractivas como amantes en el mercado actual. En el contexto del pasado, esta información resultaba importante puesto que si una mujer se infravaloraba podía terminar con un marido que le proporcionara menos recursos de los que hubiera podido llegar a lograr. Por otra parte, si se sobrevaloraba (pongamos que su valor era de siete en una escala de diez pero ella se veía como un nueve) cabía la posibilidad de que en principio atrajera a un hombre que también fuera de nueve, pero también que en cuanto él se diera cuenta de que ella no era más que un siete (los hombres tardan un tiempo en reparar en estas cosas), comenzara a buscar una mujer que también fuera de nueve. Las mujeres con parejas infieles suelen buscar sexo esporádico como recurso para impulsar su autoestima y reafirmar su valor como amantes. (En el capítulo 7 consideraremos esta actitud en más detalle). En otras palabras, estas mujeres recaban una segunda opinión. A veces lo hacen simplemente para ajustar cuentas.
2. Evaluar el potencial a largo plazo de un hombre
Los encuentros sexuales esporádicos también permiten a la mujer evaluar el potencial de un hombre como compañero o marido a largo plazo. Hoy en día, las mujeres que practican el sexo ocasional no se ven sometidas a la repulsa social que acechaba a las mujeres en el pasado. Una relación puntual aporta tiempo a la mujer para poner a prueba el atractivo del hombre, así como su grado de compatibilidad, sus recursos, su generosidad y su capacidad de compromiso. En otras palabras, le pone un termómetro en la boca y comprueba su temperatura. A diferencia de los hombres, antes de iniciar una relación ocasional, las mujeres se preocupan sobre las relaciones existentes de un hombre, así como de su promiscuidad, lo cual muestra que también están poniendo a prueba su potencial como marido a largo plazo. Para un hombre, la promiscuidad de una mujer y sus relaciones existentes son más bien un atributo positivo puesto que apuntan a un acceso más fácil y rápido a ellas, y si la mujer está casada, además no le pedirá ningún tipo de compromiso. Por este motivo, si una mujer describe a otra como una «zorra», la aludida gana puntos para los hombres que buscan sexo ocasional.
3. Obtener algún beneficio
Las sociedades de cazadores y agricultores que todavía existen en el Amazonas, en Borneo y en África arrojan cierta luz sobre este aspecto. Allí, las mujeres piden regalos a cambio de sexo puntual (comida, joyas, bisutería, caracolas o tabaco). En otras palabras, recursos inmediatos. David Buss descubrió que las mujeres esperan montones de regalos, dinero, un estilo de vida extravagante y generosidad desde el principio de cualquier relación de sexo esporádico, pero valoran mucho menos todos estos atributos si lo que buscan es un marido. En un marido potencial, lo que esperan encontrar principalmente es amabilidad, atención, empatía y comprensión.
“Lo importante no es a cuántos animales han tenido que matar para hacer el abrigo de piel, sino con cuántos animales se ha tenido que acostar una mujer para lograr ese abrigo”.
Angela La Greca
En las sociedades primitivas, igual que en las culturas tribales modernas, la oferta de sexo ocasional por parte de una mujer soltera también podía brindarle protección frente al ataque de otros hombres. En las sociedades tribales donde la comida se reparte entre todo el mundo, las mujeres son el doble de receptivas al sexo puntual, dado que el colectivo es quien suministra los recursos primarios. En sociedades como la sueca, en la cual el gobierno proporciona los recursos en forma de un alto nivel de bienestar social, hay más parejas de hecho que matrimonios y ambos integrantes de la pareja son más propensos a emprender relaciones ocasionales que los habitantes de otros países occidentales o europeos donde el bienestar social es significativamente menor.
4. Encontrar mejores genes
Una posible cuarta razón por la que las mujeres buscan el sexo ocasional es la obtención de mejores genes para sus hijos. Desde un punto de vista reproductivo, es perfectamente lógico que una mujer desee a un hombre generoso con sus recursos pero que también deba tener los mejores genes para su descendencia. Cuanto mejores sean los genes de un hijo, mayores serán sus posibilidades de llevar una vida rica y saludable, de atraer más y mejores parejas y de ser feliz. La esposa desea un hombre que pueda procurarle atención, protección y recursos a diario, pero también puede querer los genes superiores de otro hombre. Su deseo de mejores genes se despierta entre el 13.º y el 15.º día de su ciclo menstrual, cuando ovula y su cuerpo exige los genes que ofrezcan a su descendencia una mayor capacidad de supervivencia. Esto significa que, pese a que durante la mayor parte del mes quiere tener a Hugh Grant en casa, una vez al mes su cuerpo le pide los genes de Hugh Jackman.
Cómo nos sentimos tras el sexo ocasional
Para la mayoría de los hombres, un encuentro sexual puntual o una historia de una noche resulta una experiencia fácil de olvidar. Los hombres sienten el instinto de procrear, la testosterona les devora y sus cerebros pueden diferenciar el amor y el sexo. La mayor parte de los hombres interpretan que el sexo puntual no es más que sexo, pero este concepto es de difícil comprensión para el cerebro femenino.
Todos los estudios y encuestas sobre el sexo ocasional demuestran que la mayoría de hombres manifiestan que les produce un elevado nivel de satisfacción y que tienden a no experimentar sentimiento de culpa. Sin embargo, las declaraciones de las mujeres sobre «la mañana después» son muy distintas. La mayoría de mujeres hablan de falta de satisfacción, de sentimiento de culpa y de una disminución de la autoestima. En 2008, durante una investigación dirigida por la profesora Anne Campbell de la Durham University, se pidió a 1743 hombres y mujeres que habían mantenido relaciones de una sola noche que puntuaran sus sentimientos positivos y negativos a la mañana siguiente. No resulta sorprendente que el 80% de los hombres manifestaran unos sentimientos básicamente positivos frente al 54% de las mujeres. Los hombres también hablaron de una mayor satisfacción sexual, así como de un aumento de la sensación de bienestar y confianza en sí mismos. También mostraban un mayor deseo que las mujeres de que sus amistades supieran de su experiencia.
El sentimiento de culpa incide más en las mujeres de más de cuarenta años, lo cual se debe a que han sido condicionadas por padres con valores postvictorianos o por la religión, empujándolas a considerar que el sexo es algo sucio, asqueroso o vergonzoso. Los estudios demuestran que las mujeres más jóvenes no suelen sufrir un sentimiento de culpa tan acusado como el de las mayores, pero también declaran unos bajos niveles de satisfacción y cierta disminución de la autoestima tras el sexo puntual.
La influencia del padre en la conducta de los hijos
En 1991, los investigadores Patricia Draper y Jay Belsky aseguraron que la presencia o la ausencia del padre en el hogar en el que se cría un hijo determina profundamente la estrategia sexual del niño al alcanzar la madurez. Concluyeron que los hijos de hogares en los que el padre está ausente se convierten en golfos mientras que los que viven en hogares en los que está presente el padre se transforman en papás. Las familias en las que no hay un padre presente también experimentaban un espectacular aumento de la promiscuidad de las hijas y una pronta aparición de la menstruación. La conclusión que extrajeron es que estas chicas deciden que los hombres no son una fuente fiable de recursos, por lo que tanto durante la adolescencia como en la edad adulta buscan esos recursos mediante un número elevado de encuentros ocasionales o relaciones esporádicas.
¿Cuántas parejas desea?
El número de parejas que cada cual pueda tener está determinado principalmente por el entorno en el que vive y por las restricciones que éste le imponga. Algunas sociedades promueven el sexo puntual como muestra de afecto o recompensa a sus visitantes, tal como descubrieron felizmente Fletcher Christian y la tripulación amotinada del Bounty tras atracar en Tahití en 1789. En otras sociedades, como las de algunos países de Oriente Próximo, las mujeres tienen por costumbre cubrir su cuerpo de la cabeza a los pies para no atraer aproximaciones no deseadas. En algunos lugares como la India, consideran que las mujeres que practican el sexo puntual llevan la vergüenza a la familia y pueden llegar a morir a manos de otros miembros de la familia en los llamados «asesinatos de honor». Sin embargo, en la mayoría de países occidentales y europeos, las mujeres son libres de elegir su actitud respecto al número de parejas que tendrán a lo largo de su vida.
“El sexo me parece algo bonito entre dos personas. Entre cinco, es fantástico”.
Woody Allen
Roy Baumeister, autor de Social Psychology and Human Sexuality, llevó a cabo una encuesta entre solteros y solteras norteamericanos de entre 18 y 30 años y les preguntó cuántas parejas les gustaría tener a lo largo de su vida. Los hombres contestaron que les gustaría tener más de seis parejas en el siguiente año mientras que las mujeres sólo querían una. En los tres años siguientes, los hombres querían diez y las mujeres dos. Durante el resto de sus vidas, los hombres dijeron que dieciocho les parecía un buen número, mientras que las mujeres deseaban cuatro.
Fantasías sexuales y sexo ocasional
La mayoría de estudios muestran que los hombres fantasean al menos el doble que las mujeres durante el acto sexual, pero el contenido de esas fantasías revela una diferencia significativa entre la maquinaria masculina y la femenina. Los investigadores Ellis y Symons observaron que el 88% de los hombres confesaban cambiar de pareja mentalmente o imaginar a más de una pareja durante sus fantasías, en contraste con el 57% de mujeres que cambian mentalmente de pareja. También apuntaron que el 81% de los hombres se concentra en imágenes mentales y no en sentimientos, algo que sólo hace el 43% de las mujeres. Las fantasías masculinas durante el sexo incluyen partes del cuerpo de la mujer, piel suave y desnuda, sexo con desconocidas y sexo con múltiples personas. Las fantasías masculinas presentan dos factores clave: el primero es que las mujeres que imaginan están ansiosas, excitadas y a punto para el sexo, y el segundo es que la escena carece por completo de emociones, compromiso y juegos previos prolongados. Ésta es la receta perfecta para la versión masculina del sexo ocasional.
“El sexo sin amor es una experiencia sin sentido, pero comparado con cualquier otra experiencia sin sentido, es bastante bueno, maldita sea”.
Woody Allen
Las fantasías femeninas durante el sexo contemplan concentrarse en las emociones y la personalidad del compañero imaginado (57%), y el protagonista de sus fantasías suele ser alguien a quien conocen o con quien tienen alguna relación. Pocas veces fantasean con sexo ocasional con desconocidos, pese a que una fantasía común entre las mujeres es el sexo con un grupo de hombres al estilo James Bond. Sin embargo, esta fantasía tiene tintes de fantasía de poder: la mujer controla a los hombres mediante su feminidad. Tal como hemos constatado, para la mayoría de hombres el sexo es sexo, el amor es amor y, a veces, ambas cosas conviven simultáneamente.
Las fantasías durante el sueño son prácticamente el único punto en el que hombres y mujeres se aproximan a cierta igualdad sexual. El doctor Antonio Zadra del Dream and Nightmare Laboratory de Montreal estudió más de 3500 descripciones de sueños de hombres y mujeres y descubrió que el contenido sexual de los sueños era de un 8% en ambos casos. El sueño sexual más habitual era el de hacer el amor, seguido de cerca por otras actividades sexuales, besos y fantasías, y tanto hombres como mujeres declaraban haber experimentado un orgasmo en el 4% de sus sueños eróticos. Las parejas actuales o anteriores aparecían en el 20% de los sueños eróticos femeninos, mientras que personajes públicos o estrellas de cine (es decir, hombres con recursos) protagonizaban el doble de sueños femeninos que masculinos. Sólo el 14% de los sueños masculinos tenían como protagonistas a mujeres que conocían, mientras que el sexo con más de una pareja se presentaba en más del doble de ocasiones.
“Las mujeres van tras los médicos igual que los hombres tras las modelos. Las mujeres quieren a alguien que conozca el cuerpo; los hombres sólo quieren el cuerpo”.
Seinfeld
Con todo, para la mayoría de las mujeres el sexo y el amor siempre van unidos, incluso en sus fantasías.
Cómo ven las cosas hombres y mujeres homosexuales
Donald Symons llevó a cabo una investigación entre gays y lesbianas y descubrió ciertos puntos de vista interesantes respecto a las preferencias heterosexuales. Observó que la sexualidad de los gays solteros no se sometía a las reglas impuestas en los heterosexuales por las mujeres que les exigen compromiso, dedicación y romanticismo. Dicho de otro modo, como los gays no siguen ninguna de estas reglas, pueden lanzarse de lleno, rápidamente y tan a menudo como lo deseen con tantos nuevos compañeros como les plazca. A los heterosexuales les encantaría gozar de una situación semejante, pero las mujeres heterosexuales no lo suelen permitir. Sin embargo, los hombres homosexuales en una relación estable y de compromiso están sujetos a las mismas reglas de fidelidad que se aplican a los matrimonios heterosexuales.
Symons también constató que las lesbianas actúan como las mujeres heterosexuales en lo relativo a las relaciones e imponen las mismas reglas de compromiso y fidelidad a sus parejas. En su destacable investigación del comportamiento sexual, Alfred Kinsey desveló que el 94% de los gays habían tenido más de quince parejas estables y que casi la mitad de ellos habían tenido más de quinientas parejas sexuales ocasionales en su vida (la mayor parte de las cuales eran desconocidos a los que habían conocido en bares, lavabos, locales de ambiente y saunas) mientras que sólo el 15% de las lesbianas habían tenido tantas compañeras. Ellas prefieren relaciones íntimas, duraderas y de compromiso, exactamente igual que las mujeres heterosexuales. Con esto no queremos indicar que los gays no puedan tener relaciones de compromiso —muchos de ellos las tienen—, simplemente, indicamos que no están sujetos a las mismas restricciones que los hombres heterosexuales.
Resumen
El principal motivo por el que los hombres mantienen relaciones sexuales puntuales es la diversidad sexual, y lo harán siempre que el riesgo sea bajo. Los hombres son oportunistas y rara vez planean el sexo ocasional. Todos los estudios demuestran que en la mayoría de culturas, los hombres son el doble de propensos que las mujeres a mantener relaciones ocasionales o a tener amantes. El motivo principal por el que las mujeres mantienen relaciones puntuales es la falta de amor, que les provoca problemas de autoestima, para probar el potencial a largo plazo de un hombre o para lograr algo que desean.
Cuando examinamos la motivación sexual de los humanos a la fría y dura luz del día, a menudo lo que observamos contrasta con las imágenes cálidas y difuminadas que encontramos en las novelas románticas, las revistas para mujeres o la televisión. Todas las mujeres se sienten desconcertadas por la facilidad con la que los hombres mantienen relaciones con mujeres a las que apenas conocen o que ni siquiera les gustan. Los hombres también deberían tener en cuenta que las mujeres comercian con el sexo a cambio de beneficios y que siempre están buscando una oferta mejor, sobre todo si un hombre permite conscientemente que decaiga su valor como amante.
El sexo ocasional opera en la parte más primitiva del cerebro y está regido por las hormonas. Si evoluciona del deseo carnal a una fase más romántica, se convierte en una historia o un romance, algo que trataremos en detalle en el próximo capítulo.
- Hombres y mujeres tienen puntos de vista totalmente distintos respecto al sexo ocasional.
- Los hombres tienen el instinto de procrear y para ellos el sexo puede ser sólo eso. Éste es el motivo por el que los hombres, más que las mujeres, tienen tantas relaciones de una noche.
- Por su parte, la mayoría de mujeres son incapaces de separar el sexo del amor.